ESTA NOCHE ESTRENA CASCANUECES
18-12-2008 / El Teatro Argentino vuelve a recivir a Iñaki Urlezaga pero, esta vez, no como bailarín sino como coreógrafo de Cascanueces, una historia de Navidad. Por primera vez, el platense tuvo a su cargo la dirección de un ballet completo y hoy, en el día del estreno, descubrirá nuevas sensaciones al ver su producción desde la platea y no del escenario.
Para Cascanueces Urlezaga dirige y coordina a más de 60 personas en el escenario. Tiene barba de unos días y viste bermudas, remera y chinelas. Observa todo desde una silla en el escenario pero no logra quedarse quieto. Se levanta, marca los pasos, pude una repetición. “Es agotador”, confiesa al terminar, mientras posa, con más voluntad que ánimo, para la foto.
–¿Se imaginabas que iba a ser así?
–Sí, claro. Estoy acostumbrado a trabajar con masas porque soy un bailarín clásico, en el ballet contemporáneo a veces hay dos o tres bailarines pero en el clásico siempre hay mucha gente. Cuando tenés un ensayo del conjunto es así de tedioso porque son sesenta personas trabajando en forma conjunta y una se equivocó, la otra todavía no entendió, a la otra no le sale. Entonces tenés que tratar de ayudar al más débil, de retener al que va para adelante porque tampoco puede sobresalir, tienen que ser todos una masa. Tenés que tener una psicología muy importante para poder trabajar. Es como que soy el capitán de un barco, tiro junto con ellos, no puedo tirar solo, pero tengo que saberlos conducir y ellos saber acatar órdenes.
–¿Es un desafío para usted este nuevo rol de coreógrafo?
–Sí, es un desafío. Nunca hice una coreografía de esta dimensión y nunca un clásico, que es lo más complejo que tiene la danza porque fueron vistos en compañías muy exitosas y si un clásico no está representado de una manera estupenda se desmerece la partitura, la obra. Te das cuenta el nivel de la compañía en un verdadero clásico porque quien aborde lo más difícil con absoluta tranquilidad y confianza escénica logra que se vea el temple de una compañía. No es lo mismo interpretar a un autor contemporáneo que hacer una obra de Shakespeare, los clásicos son los clásicos.
–Y el público adepto al ballet ya ha visto los clásicos interpretados por distintas compañías, entonces ante una nueva presentación espera algo distinto…
–Y más con Cascanueces. Otros clásicos se reponen una vez cada 25 años, no todos son exitosos, pero Cascanueces está en la programación de cualquier teatro que tenga ballet.
–¿Fue idea suya hacer Cascanueces?
–No, lo propuso el teatro. Yo en realidad no quería hacer Cascanueces porque nunca había hecho un clásico, es la primera vez. Tengo que confesar que cuando vine el primer día no tenía idea de lo que iba a hacer, porque finalmente yo hice una recreación de la obra no una reposición, basada en el mismo texto pero hice mi propia versión. Yo no tenía total conocimiento de la compañía, si bien era una obra nueva que iba a hacer no sabía bien qué iba a hacer porque no sabía cómo me iba a responder el cuerpo de baile y no había tiempo de adaptación, por eso al comienzo fue un poco a prueba y error, ver por donde conducir.
–¿Y que salió?
–A mí nunca me salen obras fáciles, no tengo la ductilidad como coreógrafo de hacer obras livianas y que se vean bien. Siempre son demasiado difíciles mis obras. Y ahí estamos, aquí estoy trabajando.
Hace un año y medio Urlezaga recibió la propuesta para ocuparse de la coreografía del ballet que cerraría la temporada 2008 del Teatro Argentino. Y a fines de septiembre pasado, el bailarín conoció al cuerpo de baile. “Antes fui viendo lo técnico, la ropa, todas esas cosas. Tuvimos como seis meses de preproducción pero con el ballet empecé el 30 de septiembre aunque con paros indefinidos, no nos olvidemos que en este teatro cuando no estalla un sector estalla el otro, está en un continuo incendio. Así que no fue nada fácil”, relata Iñaki Urlezaga.
–¿Pensó en algún momento que podían no estrenar por todas estas situaciones?
–Sí y también siempre pensé que me robó mucho tiempo la obra, entonces traté de ajustarme lo que más pude al tiempo que verdaderamente tuve. Y traté de pensar en lo que tengo y no en lo que hubiera sido de otra manera.
–¿Está acostumbrado a trabajar en estas condiciones, en situaciones de crisis?
–No, para nada, yo vengo del ámbito privado, no trabajo en el ámbito oficial, no estoy acostumbrado a que para que te den un tutú hay que hacer un memo, hay que elevar una nota. Es todo así y tarda una semana en llegar a la oficina correspondiente. La burocracia de lo oficial ojalá no existiera tanto, porque muchas veces también entorpece mucho de lo artístico.
–Y eso, seguramente, desgasta...
–Desgasta, no a mí, realenta cualquier proceso creativo que intentes hacer con inmediatez. Hay muchas cosas que está bien que estén planteadas así pero hay otras que van en contra de lo artístico. Yo voy a favor, creo que tiene que haber una media, tendría que haber leyes para el ballet y para el teatro, pero más artísticas no cosas tan sindicalizadas.
Termina la charla y llega el café, un aliciente antes de la vuelta a casa. Urlezaga lo sirve con azúcar.
–¿No se cuida?
–No, la verdad que no, no tengo problemas.
Fuente: http://www.elargentino.com/Content.aspx?Id=20919
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