martes, 5 de diciembre de 2000

Tato Pavlovsky: animal de teatro

5 de Diciembre de 2000

"La muerte de Marguerite Duras", unipersonal escrito y protagonizado por Eduardo Pavlovsky. Luces: Guillermo Arenga. Sonorización: Martín Pavlovsky. Dirección: Daniel Veronese. La Fabriquera, calle 2 / 41 y 42

Pavlovsky y Veronese: dos peso-pesados convocaron a una verdadera multitud que colmó la capacidad de La Fabriquera. Nadie se quiso perder este "tour de force" del multifacético "Tato" (boxeador aficionado, psicoanalista, dramaturgo, actor, director, creador de grupos experimentales y de investigación), dirigido nada menos que por Veronese, uno de los fundadores del vanguardista 'Periferico de Objetos'. Una dupla más que interesante y prometedora.

De la prolífica pluma de este "Dario Fo del subdesarolo", como Pavlovsky se definía en broma en alguna entrevista, recordamos sus obras más representativas: "Somos", "La espera trágica", "Ultimo Round", "El señor Galíndez", "Cámaralenta", "Potestad", "Pablo", "La mueca", "El señor Laforgue", "Telarañas", "Paso de dos", y la más reciente "Rojos Globos Rojos". En cine trabajó en "Cuarteles de invierno", "Los chicos de la guerra", "El exilio de Gardel" y "Miss Mary" (ésta última bajo la dirección de María Luisa Bemberg, con Julie Christie).

En "La muerte de Marguerite Duras", Pavlovsky -con sus vitales y confesos 66 años- reflexiona sobre la vejez y la muerte, pasando revista a su propia vida, entremezclando hechos reales e imaginarios (o no tanto), de la persona y el personaje. Arranca su unipersonal describiéndole con lujo de detalles a un interlocutor imaginario la agonía y muerte de una mosca doméstica, negra ella, sobre una pared blanca, a quien él decide bautizar antes de dar sepultura. Para ello elige el nombre de Marguerite Duras, la famosa novelista, dramaturga y directora, guionista del film de Alain Resnais "Hiroshima mon amour", y autora de "Moderato Cantabile" y de la novela autobiográfica "El amante".

Ser testigo de ese hecho aparentemente trivial e irrelevante de ver morir una mosca común y corriente, actúa como disparador que impulsa al personaje a revisar su historia, reflotar recuerdos agradables y de los otros, descubriendo el revés de la trama del multicolor tapiz de su existencia. Ahí aparece el barrio, su paisaje de infancia; las vacaciones familiares en Mar del Plata; las desaveniencias entre sus padres; sus primeras lides como boxeador amateur; su bien merecida fama de "langa" grandote; sus veleidades "Marlonbrandianas"; su primera clase de teatro con Pedro Asquini.

En ese ir y venir entre el ayer y el hoy, entre la realidad y la ficción, entre lo que fue y lo que pudo ser, entre los pocos que aún están y los muchos que ya se fueron, subyace la angustia del diario vivir, del levantarse cada mañana e inventarse una suerte de coreografía que llene el vacío y conjure el vértigo.

Como un pensamiento obsesivo y machacón, aparece la enorme e irresistible curiosidad que le despierta al personaje indagar qué sucede dentro de la cabeza de un suicida, minutos antes de dar el gran salto. Por momentos, él mismo se ve tentado a asomarse a ese abismo, como ganándole de mano a la muerte que acecha a cada paso.

El histrionismo de Pavlovsky no conoce límites. Su imponente humanidad puebla el espacio despojado de imágenes, sonidos, personajes, lugares, climas. Como un verdadero acróbata de la escena, este descomunal actor salta del recogimiento a la desmesura, de la angustia existencial al desborde hedonista, del gesto cálido y tierno a la feroz y calculada agresión, de la soberbia petulante al desvalimiento de una criatura desamparada. Su impronta personal es tan avasallante que opaca la labor de Veronese, cuyo sello distintivo suele ser lo más sobresaliente de las puestas que encara. No es ése el caso de "La muerte de Marguerite Duras", obra en la que la vedette indiscutible es la sobresaliente labor de un actor que posee un inagotable bagaje de recursos.

"La muerte de Marguerite Duras": una clase magistral de teatro.

Fuente: http://www.eldia.com.ar/ediciones/20001205/espectaculos6.html

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