domingo, 21 de octubre de 2007

Una "Giselle" con algún claroscuro

EL ESCENARIO CONSPIRO CONTRA LA PUESTA DEL BALLET ROMANTICO PROTAGONIZADO POR IÑAKI URLEZAGA

21.10.2007 | Ficha técnica: Giselle. Coreografía: Coralli-Perrot/Petipá/Giovine. Música: Adolphe Adams. Iluminación y escenografía: Juan Carlos Greco. Vestuario: Teatro Argentino de La Plata y Jorge Ibáñez. Intérpretes: Iñaki Urlezaga, Olga Esina, Patricio Torres, Eliana Figueroa, Franco Cadelago, Paula Robles y el Ballet Concierto, dirigido por Lilian Giovine. Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por Luis Gorelik. En el Luna Park.

Siempre es grato reencontrarse con un artista de la jerarquía de Iñaki Urlezaga. Tanto más si llega para ofrecernos una de las obras cumbre del ballet romántico en versión completa: "Giselle". Claro que este desembarco de quien fuera estrella del Royal Ballet de Londres, hoy enrolado en el Het National Ballet holandés, exhibió algunos claroscuros. Las reducidas dimensiones del escenario que acogió la puesta en el estadio Luna Park tuvieron un peso gravitante en el resultado final. El numeroso cuerpo de baile vio minimizadas sus posibilidades de lucimiento frente a la necesidad de compactar el despliegue coreográfico en unos pocos metros cuadrados, cuando una producción de esta envergadura hubiera merecido más espacio. Aún así el Ballet Concierto ofreció muestras de su sólida formación técnica y entrega a la danza. Dio vistoso marco al enamoramiento de la ingenua Giselle y el noble Albrecht en la aldea, durante el primer acto, y ratificó sus méritos en la segunda mitad, cuando un coro de ánimas llora su pena en el cementerio. Notable desempeño tuvieron María Lovera y Franco Cadelago en el "Pas Paisan" que ofrecen al Duque de Curlandia (Walter Artigas), así como el chileno Patricio Torres (Guardabosque) y Eliana Figueroa (Reina de las Willis).

CON UNA MAYOR TEATRALIDAD

Sin introducir grandes cambios formales respecto de la original, esta versión de la pieza exuda una mayor teatralidad. Y esa acentuación de lo poético de la danza es mérito, en buena medida, de la bailarina rusa Olga Esina, estrella del Teatro Mariinsky, que en la piel de Giselle transita sin sobresaltos de la ilusión del enamoramiento al desgarro de saberse finalmente engañada. Sus cualidades técnicas son evidentes, y más aún su capacidad para introducirse en el alma del personaje, haciendo olvidar las limitaciones que le impuso el escenario. Paula Robles, figura mediática del momento, no desentonó en el papel de Bathilde, la prometida de Albrecht y la persona que le confirma a Giselle la más cruel de las verdades. Su desafío, claro, fue más en lo interpretativo que en lo danzado, y salió airosa.

LA DESTREZA SIEMPRE UTIL

En cuanto a Iñaki Urlezaga, su desempeño no alcanzó la excelencia de otras ocasiones. Sigue deslumbrando con sus briosas piruetas y baterías, pero no así con sus saltos, que -tal vez condicionados por el espacio escénico- lucieron más pesados que de costumbre. Compenetrado con el personaje, llevó adelante la historia con autoridad y convencimiento, pero le faltó algo del brillo y la destreza siempre necesarios para comprar al público. Por lo demás, la Orquesta Sinfónica Nacional cumplió una encomiable actuación, conducida por el maestro Luis Gorelik, que fue rubricada con estruendosos aplausos por parte del público.

Daniel E. Sousa

Fuente: http://www.laprensa.com.ar/304375-Una-Giselle-con-algun-claroscuro.note.aspx

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