TELEVISION
FUTBOLERO ORIUNDO DE LA PLATA, BENJAMIN ES HINCHA DE GIMNASIA Y ESGRIMA DE ESTA CIUDAD.
Ex "Chiquititas", "Erre Way" y "Floricienta", actualmente trabaja en "Alma Pirata", la tira de Telefé. Se reconoce como un verdadero producto de Cris Morena, a quien califica como su "madre artística". Ahora acaba de lanzarse como cantante solista, toca la guitarra y dice que quiere dedicarle más tiempo a la música.
Marina Zucchi
L a escena transcurre en las alturas. Piso 33 de una novísima oficina digna de un filme estadounidense. Sin la menor arrogancia, petrificado por tamaña perspectiva de la ciudad, aguarda Benjamín Rojas, el mismo muchacho que según decenas de quinceañeras detenta "los ojos más turquesas de la Argentina". Lanzado como cantante solista con el disco de que lleva el mismo nombre que la tira que protagoniza, Alma pirata (Telefé), el chico que es objeto de veneración adolescente en Internet, al que admiran jovencitas locales con la misma fuerza que en Israel, se muestra ya maduro.
Benjamín es un producto 100% Cris Morena: tiene 21 años y casi la mitad de su vida la ocupó en un estudio de televisión, siempre de la mano de la hacedora de éxitos infanto-juveniles. Desde Chiquititas (donde hizo su debut actoral a los 12), el ex huérfano devenido en rebelde tuvo a las cámaras como testigo del final de la niñez y el despertar adolescente. Y dice haber aprendido manejar el tema.
El punto de encuentro entre Benjamín y la actuación nació por obra y gracia de su tío César, fotógrafo de La Plata, quien tomaba a su sobrino como modelo para sus retratos. "Un día vio algo distinto en mis fotos y las de mi hermana Milagros. Así empezamos a hacer publicidad en gráfica. Me acuerdo que le dije muy seguro: mirá que no quiero hacer televisión, porque me da vergüenza la cámara", narra encendido.
Enseguida, se jacta de haber sido una suerte de Brad Pitt en miniatura y versión local: "Parece inventado, pero es así: el día que me fui a presentar a la agencia Elenquitos ya habían preseleccionado a un chico para Siete años en el Tibet, la película que protagonizó Brad Pitt y se filmó acá. Justo el chico llamó para avisar que no podía ir porque tenía fiebre. Y ahí caí yo. Me mandaron derecho a la prueba de cámara para hacer de Pitt chiquito. Después vino la famosa frase, cualquier cosa te llamamos. Dicen que la toma no salió nunca, aunque no vi la vi para verificarlo", cuenta sonriente el chico oriundo de La Plata.
Desde aquel episodio, ¿cómo llegás a los ojos de Cris Morena?
Yo seguía haciendo castings. A los 12 me llamaron de la producción de Cris para un taller de teatro que duró seis meses. Y así entré en Chiquititas. Fueron años intensos, porque yo vivía en La Plata y mi viejo y mis hermanos me esperaban, me llevaba y me traían. El primer año tuve un entrenamiento bárbaro, porque como tenía que interpretar a un chico que vivía en la selva (Yago), me llevaban al Zoo de Luján para familiarizarme con una tigresa de bengala. La segunda temporada entró Luisana (Lopilato) e hicimos de pareja. A partir de ahí fueron 4 temporadas, con teatro y película incluidos.
¿Cómo viviste la transición de una etapa difícil como el comienzo de la adolescencia en un mundo como la TV?
Depende mucho de tu cuna, de tu casa. Es una etapa de rebeldía, dudas, inseguridades, te equivocás... Pero lo llevé bien. Tuve momentos en los que me cansaba o dudaba de los tiempos que me llevaba la carrera. Me comparaba con mis amigos. Pero después vi que esto tiene matices. Participar en una superproducción, que tu cara recorra el mundo, hacer recitales y que te reciban como a un Rolling Stone es increíble. Ni alguien de 40 está preparado. Pero ahí es donde amortigüé con la familia. Puertas adentro yo era el mismo, ellos me bajan a tierra.
Rojas es el último de cuatro hermanos que nacieron en un punto distinto del mapa argentino como consecuencia de los viajes que su papá Juan Carlos (ingeniero) estaba obligado a hacer por trabajo: Carlos (el mayor) nació en Bahía Blanca; Juan Luis, el segundo, en Neuquén; Milagros, en Misiones y Benjamín, en La Plata. El nombre que su mamá Rosalina eligió para él no tiene más explicación que el propio significado de la palabra: "Me llamaron Benjamín por ser el más chiquito", dice segundos antes de deglutir un tostado rebosante de queso.
"Chiquititas", "Rebelde Way", "Floricienta", ahora el personaje de Cruz, el mago de "Alma pirata". ¿Cómo sigue tu carrera el año próximo? ¿No creés que estás para un protagónico? Para galán de telenovela, por ejemplo...
Este año fue muy importante. Cris me dio la chance de codearme con actores fuertes del elenco. Pero la verdad, no apunto a un protagónico. Lecuona me ofreció para el año que viene una tira de protagonista juvenil y dije no por el simple hecho de que estoy buscando otra cosa. Hace 8 años que vengo haciendo tiras y estoy saturado. Me tomaré la mitad del año y trataré de elegir bajo el lema de aprender. Quiero ser más selectivo.
¿Es la hora ya de buscar otros rumbos y dejar el ala de Cris Morena?
La relación con ella siempre va a ser igual. Sé que puedo buscar otras cosas, cruzar de vereda y volver. Es una madre artística.
Vos lo dijiste, cruzar de la vereda. ¿Ya lo decidiste?
Cuando era más chico lo pensaba y me daba ganas. Hoy no tengo la necesidad interna. Hoy digo, si me gusta y me hace crecer, lo hago. ¿Dónde? En cualquier lado. Incluso hasta fuera del país.
Se sabe que todos los productos de Cris son exitosos. ¿No te dan ganas de sumarte a algún proyecto menos comercial y más riesgoso?
Totalmente. Y haber hecho este personaje me da esa libertad. El año pasado a lo mejor te decía que no. Pero hoy me siento seguro para otras cosas y para arriesgarme.
Después de cantar con Erre way te animaste a lanzarte como solista. ¿Te sentís ya un cantante?
No. Lo veo como algo que me gusta mucho. Quiero seguir aprendiendo y ganando ese terreno. Desde chico la música estuvo muy presente y hoy toco la guitarra. Si me dan la oportunidad, voy a aprovecharla. Cuando termine con la tira, voy a empezar a darle más promoción al disco y a dedicarle más tiempo.
Jugador de rugby y fanático de Gimnasia de La Plata (donde vivió hasta hace dos años, antes de emigrar de la casa paterna hacia Belgrano), Benjamín se topa con el fotógrafo de Clarín, hincha de Estudiantes, y la charla se desvía inevitablemente hacia el 7 a 0 que su equipo sufrió el domingo. Calmados ya los ánimos de gastada, el rubio habla de su novia, la modelo María del Cerro, a quien conoció casi dos años atrás en una fiesta de Halloween. "Nunca tuvimos rollos en mostrarnos", suelta el menos polémico de los Erre Way, el que se define como "un tipo sencillo, que nunca vivió trances amargos".
Con casi 10 años de carrera, no volvió a estudiar teatro desde aquel taller infantil al que lo sometió el equipo de Cris Morena. "La verdad, como actor tuve un inicio bastante fortuito", reconoce sobre el final, cuando entra la noche y la vista del piso 33 cambia su encanto. "A la suerte hay que mantenerla y me parece que logré hacerlo bastante bien. En el camino sigo aprendiendo. Es bueno aprovechar el aspecto físico, pero también hay que llenar el envase. Mi entrada fue pura y exclusivamente por mi aspecto. Lo admito. Pero logré que no sea lo único".
Una carrera frente a las cámaras de televisión
Lo primero, un huerfanito
En 1998 y 1999 fue el huérfano más codiciado de Chiquititas. Primero interpretó a Yago, niño criado en la selva, y después fue Bautista, el novio de ficción de Luisana Lopilato.
Adolescente rico, pero sin tristeza
En plena adolescencia, pasó a ser Pablo, un adolescente rico en Rebelde Way. Ahí cambió de pareja: tuvo amoríos de ficción con Camila Bordonaba.
Quiso enamorar a Flori, pero le ganaron de mano
Después de tanta rebeldía, se puso en la piel de Franco e intentó enamorar a Floricienta (Florencia Bertotti), pero le ganó de mano el personaje de Fabio Di Tomasso.
El mago que, en realidad, es ladrón
Hoy es el simpático ladrón Cruz en "Alma Pirata". Para interpretarlo aprendió magia y esgrima. En noviembre termina la tira y se toma vacaciones.
Presente y futuro
Walter Domínguez
wdominguez@clarin.com
Canta bien, actúa más que correcto y tiene una facha que derrite a las adolescentes y no tanto. Benjamín Rojas puede dejar en cualquier momento el rótulo de "galancito juvenil" para convertirse en súper estrella. Tiene otro dato a favor: la fama no parece desbordarlo. Es que la conoce de muy pequeño, cuando despuntó en Chiquititas, y también la vivió a pleno con el fenómeno de Erre Way, algo más que los Rolling Stones para la juventud israelí, por ejemplo. No hay que olvidarse tampoco que el chico es otro eslabón de la factoría Cris Morena, alguien que sabe muy bien cómo crear una estrella. Y cómo mantenerla en el aire.
Fuente: http://edant.clarin.com/diario/2006/10/20/espectaculos/c-01415.htm
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