viernes, 30 de julio de 2004

"Romeo y Julieta" en La Plata

Viernes 30 de julio de 2004 | Publicado en edición impresa LA NACION

Opera "Romeo y Julieta" , de Charles Gounod. Libreto de Jules Barbie y Michel Carré, inspirado en la tragedia de William Shakespeare. Primera representación en La Plata. Elenco: Paula Almerares (Julieta), Enrique Folger (Romeo), Roxana Deviggiano (Gertrudis), Vanesa Mautner (Stefano), Sebastián Sorarrain (Mercucio), Federico Sanguinetti (Capuleto), Arnaldo Quiroga (Teobaldo), Christian Casaccio (Benvolio), Alberto Jáuregui Lorda (Duque de Verona), Carlos Esquivel (Fray Lorenzo), Fernando Alvar Núñez (Gregorio), Mauricio Thibaud (Paris). Escenografía: Daniel Feijóo. Régie: Marga Niec. Iluminación: Gabriel Lorenti. Vestuario del Teatro Colón de Buenos Aires. Esgrima artística: Hernán Martínez. Orquesta y Coro Estables. Director del Coro: Luis Clemente. Director concertador: Reinaldo Censabella. Teatro Argentino de La Plata (Sala Alberto Ginastera).

Nuestra opinión: muy bueno

La temporada lírica del Teatro Argentino de La Plata tuvo, con la primera representación en un escenario platense de la hermosa "Romeo y Julieta", de Charles Gounod, una elevación de su calidad. Es que se logró un espectáculo equilibrado en los dos aspectos esenciales del género: los escénicos y los musicales.

Sobre una puesta visual fiel a la tradición de reconstruir la época y el lugar de la acción dramática se escuchó una versión bien enfocada por el director Reinaldo Censabella, que entre otras virtudes aporta su experiencia para que el elenco de cantantes y la masa coral contaran con una guía autorizada y atenta.

Si bien fue audible que en la orquesta, existen algunos sectores imprecisos en la lectura y descuido en la afinación, el concepto general interpretativo trascurrió con acierto en cuanto a los tempi, en general livianos, con un discurso expresivo refinado y contenido, propio del estilo de la música de compositores franceses.

En relación con el elenco, cabe señalar una excelente actuación de la soprano Paula Almerares, ideal para el rol de Julieta, no sólo por su atractiva estampa y su capacidad actoral, sino también por un canto seguro en los aspectos musicales y una voz de grato color que se escucha con verdadero placer. En esta oportunidad se palpó la experiencia adquirida en este repertorio, que encara con soltura y delicadeza. Desde el punto de vista técnico-vocal, se la escuchó, en especial en las escenas finales, con una emisión natural cubriendo algo menos que su tendencia de los últimos tiempos las notas altas del registro.

Por su parte, el tenor Enrique Folger cumplió un desempeño sumamente valioso para la evolución de su carrera, porque afrontó con hidalguía una parte que no tiene mayores momentos de descanso y compuso un personaje igualmente ideal desde el punto de vista teatral. Aquí se debe evaluar, como un hecho digno del mayor elogio, su aplomo y decisión para afrontar sin mucha experiencia un papel de tanta significación en la cuerda de tenor. Si bien hubo pasajes del canto con sonoridad algo débil y emisión poco firme, la nobleza de su entrega fue más que suficiente como para certificar el crecimiento de un cantante de mérito.

Sebastián Sorarrain obtuvo justificada aprobación por la manera como encaró el personaje de Mercucio, con buen rendimiento vocal en la balada "Mab, reina de ilusiones..." y una actuación impecable en la gran escena del duelo. La soprano Vanesa Mautner cantó con sobriedad la serenata irónica de Stefano, aun cuando debería hacer una revisión del pasaje final, en tanto que Carlos Esquivel cumplió con decoro la parte de Fray Lorenzo.

Resultaron muy buenas las intervenciones de Federico Sanguinetti, como Capuleto, Armando Quiroga como Teobaldo, Christian Casaccio como Benvolio, Alberto Jáuregui Lorda encarnando al Duque de Verona y Roxana Deviggiano personificando a Gertrudis, sin dejar de señalar la corrección de Mauricio Thibaud y Fernando Alvar Núñez, que completan el elenco de personajes episódicos que contó con la eficacia de un excelente plantel de los maestros internos del Argentino para la preparación integral de la faz musical.

Pero fue el Coro Estable el punto más alto de la versión sonora, y ello seguramente se debe a varios aspectos vitales. Por ejemplo, contar con la eficacia de un director como Luis Clemente, más que eficiente para obtener buen empaste de las voces y estar integrado por un conjunto de cantantes poseedores de voces sanas, bien emitidas y que exhiben un alto grado de dedicación y empeño para participar del hermoso canto coral con lo mejor de sí. Es que emana del conjunto, que se ubica entre los mejores coros del país, la evidencia de un profundo amor por su trabajo.

Naturalidad teatral

Otro de los aspectos positivos de la versión ofrecida de "Romeo y Julieta" fue el trabajo de marcación de actores y ubicaciones de conjuntos de Marga Niec, feliz reencuentro con una artista infatigable, inteligente y profundamente consustanciada con lo que debe ser la régie en el complejo mundo de la ópera, siempre condicionado por los tiempos musicales.

En este punto cabe señalar la excelencia de su trabajo, en especial en las escenas de la alcoba y el de la cripta de los Capuletos, donde la naturalidad creó momentos del mejor teatro, dentro de un refinado sentido estético. Toda la acción de la muerte de la pareja tuvo una resolución de conmovedor realismo, al que sin embargo no le faltó poesía ni sugestión.

A su labor se sumó el buen diseño escenográfico de Daniel Feijóo con la sugerente iluminación de Gabriel Loreti, la eficiencia del profesor de esgrima Hernán Martínez -que ayudó a dar realismo a la gran escena de conjunto- y el vestuario, siempre reconocible por la hechura jerarquizada del Teatro Colón.

El público que lamentablemente no llegó a cubrir la totalidad de las localidades ofreció un cálido y sostenido aplauso, así como también acompañó con su cariño y admiración el acertado y sobrio homenaje que se le rindió a la estupenda soprano Sofía Bandín, antes del segundo acto. Ahí el director general y artístico del teatro, Eduardo Rodríguez Arguibel, con sobrias palabras recordó la brillante carrera internacional de la gran soprano, presente en un palco. La ovación fue plenamente justificada frente a tan oportuna determinación.

Juan Carlos Montero
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=622929

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