domingo, 4 de julio de 2004

La falsedad de las apariencias

Domingo 4 de julio de 2004 | Publicado en edición impresa

"Matar el pensamiento", de Federico Olivera. Con Soledad Villamil, José Minuchín, Rafael Solano, Luis Urgoiti y Alejandro Hener. Escenografía: Daniel Gimelberg y Mauro Do Porto. Iluminación: Gonzalo Córdova. Vestuario: Carla Danio y Connie Balduzzi. Música original: Gabriel Senanes. Dirección: Federico Olivera. Los viernes y sábados, a las 20.30, en El Portón de Sánchez, Bustamante 1034.
Nuestra opinión: bueno.

"Matar el pensamiento" es el primer trabajo autoral y de dirección de Federico Olivera. A juzgar por el espectáculo que se está presentando en El Portón de Sánchez, se trata de una opera prima muy auspiciosa. La obra reúne a una pareja, Mariela y Javier, que sostiene un mundo de apariencias perfectas que se cae apenas se raspa un poco. Pero básicamente todo el desmoronamiento es cool, preserva sus buenas formas como con un dejo de "admiración ridícula por todas las cosas que están de moda", como dice la misma Mariela al definir el significado de la palabra snob. Sin embargo, en la segunda parte de la obra ya no quedará espacio para la pose y el desborde adquiere formas un tanto desprolijas (en definitiva, propias de su naturaleza).

Si bien a la obra le falta síntesis, hay situaciones innecesariamente alargadas y hasta posee un cambio demasiado brusco en el tono de la primera y la segunda parte; posee diálogos efectivos, escenas de una fina ironía y un trasfondo social que se va colando por ahí. Hasta el tono de la comedia se las ingenia para devenir en una trama policial con bastante facilidad.

Como director, Federico Olivera eligió a Soledad Villamil para el papel de Mariela. Y si bien la elección tiene un plano doméstico (es su pareja en la vida real), en el plano artístico la presencia de Villamil asegura buena parte del tránsito de la obra. Ella tiene momentos brillantes, escenas en las que cada gesto está al servicio de esta señora tan contrariada con el aparentar. Junto a ella está José Minuchín, un actor que le sigue los pasos constantemente y que tiene "solos" de enorme lucimiento. El elenco se completa con los efectivos trabajos de Luis Urgoite y Alejandro Hener, como la pareja gay amiga, y de Rafael Solano, un personaje misterioso que llega a ese hogar de apariencias relucientes.

Federico Olivera, en el papel de director, crea cinco muy buenas máscaras que se convierten en piezas claves para el desarrollo de la trama. Lo mismo podría decirse de la escenografía de Daniel Gimelberg y Mauro Do Porto, la iluminación de Gonzalo Córdova, el vestuario de Carla Danio y Connie Balduzzi y la música original de Gabriel Senanes. Desde la puesta se nota que el director intentó no dejar nada librado al azar: los actores es mueven con dominio del espacio, que está cuidado hasta en los mínimos detalles y esos detalles se convierten en escalones importantes sobre los que se apoya la trama. Una sumatoria que convierte a "Matar el pensamiento" en un digno espectáculo.

Alejandro Cruz

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=615601

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