El Periférico de Objetos y el Ensamble Elyma visualizan las atemporales fuerzas del mal
25.08.2000 | Ficha técnica: "Monteverdi Método Bélico (M.M.B.) por El Periférico de Objetos (Daniel Veronese, Ana Alvarado y Emilio García Wehbi) y el Ensamble Elyma, que dirige Gabriel Garrido. Con textos de Torcuato Tasso y Francesco Petrarca sobre madrigales de Claudio Monteverdi y Sigismondo D"India. Dramaturgia: Dieter Welke. Actores: Ana Alvarado, Emilio Garcia Wehbi, Felicitas Luna, Jorge Sánchez, Julieta Vallina y Guillermo Arengo. Cantantes: Bárbara Kusa, Alicia Borges, Pablo Politzer, Fabián Schofrin, Furio Zanasi y Alejandro Meerapfel y la orquesta Ensamble Elyma. Vestuario: Roxana Bárcena. Dirección musical: Gabriel Garrido. Dirección general: Daniel Veronese, Ana Alvarado y Emilio García Wehbi. Sala Martín Coronado del Teatro General San Martín (Corrientes 1530). Hasta el 31 de este mes.
Con los madrigales guerreros y amorosos que se presume fueron escritos por Claudio Monteverdi, entre 1614 y 1638, interpretados por seis cantantes y la orquesta del Ensamble Elyma, que dirige Gabriel Garrido, El Periférico de Objetos concretó uno de sus más interesantes trabajos escénicos, que ya había recibido calurosos elogios de la crítica europea en Bruselas y Berlín, donde se lo vió en mayo y junio de este año. Precisamente, "Monteverdi Método Bélico (M.M.B.)" fue una propuesta hecha al grupo, que crearon y lideran hace diez años Daniel Veronese, Ana Alvarado y Emilio García Wehbi, por el Kunsten Festival des Arts de Bruselas.
Con "Monteverdi..." los "periféricos" convocaron a los espectadores a un ritual fascinante y cruel, en el que la manipulación de las fuerzas oscuras, transmitidas a través de la tortura y la resistencia de los cuerpos, se convirtió en algo cercano a un "festín desnudo", del amor, el deseo y la muerte. Vale decir de la irracionalidad del hombre frente a las energías desconocidas del mal. Tal como lo proponía Artaud en sus textos teóricos y que El Periférico... logró concretar en una performance teatral que despierta asombro por su síntesis y despojamiento escénicos.
TEATRO DE SANGRE
Dividido en tres partes: Concierto barroco, Teatro de sangre y Opera quirúrgica, el espectáculo que aunó la música y el teatro en un todo irresolutos, dejó resplander los textos de Torcuato Tasso y Francesco Petrarca y la música de Monteverdi, convirtiendo la escena en una caverna misteriosa y sombría por la que desfilaron actores, cantantes y muñecos animados en tamaños pequeños, gigantes y de la altura de un hombre. En esa especie de aquellarre fantástico, los juegos, acaso macabros, del amor y la guerra parecen ideados para resonar a través de la multiplicidad de sus imágenes, en el inconsciente latinoamericano, que bien conoce de esos contenidos. Con este trabajo el universo estético de los "periféricos" amplió sus horizontes creativos, apelando a una mayor intervención actoral de los titiriteros-manipuladores. Este Monteverdi tal vez nunca puesto de esta manera, para "espantar al burgués" como se acostumbraba a decir del teatro de Moliere, adquirió resonancia a partir de dejar asomar la otra cara del barroco, aquella que detrás de su fachada escondía los instintos primarios del hombre.
Con la orquesta en el foso del escenario y dos músicos ubicados a ambos lados del proscenio, "Monteverdi..." comenzó a telón cerrado y con cantantes y actores interpretando esas letras que en principio hablaron del amor y luego dejaron asomar otros costados más románticos y sombríos, en los dúos o tríos.
HUMOR SATIRICO Y MORDAZ
La primera parte de la obra se convirtió en algo cercano a la sala de espera de una estación de tren, o en el pequeño recinto de un cabaret de postguerra, en la que cada uno dejó oír su ahogado grito de dolor, tristeza o automutilación. Estas escenas que no estuvieron exentas de un humor satírico y mordaz, fueron dejando paso a uno de los momentos más eróticos de la pieza en la que un hombre y una mujer simularon copular con dos muñecos, un hombre y una mujer. Mientras que el momento cumbre y de cierre del espectáculo se produjo mediante la simulación de una operación quirúrgica, en la que el corazón extraído de un muñeco le fue entregado a uno de los cantantes. La violencia del sinsentido, de los poderes absolutos, de la revisión de los valores morales y sociales se había consumado, igual que en la tragedia. La exquisita dirección orquestal y de los cantantes a cargo de Gabriel Garrido no fue opacada por el peso dramático de las situaciones teatrales. Un tratamiento de tiempos dramáticos de las escenas y un respeto hacia la música de Claudio Monteverdi (1567-1643), por parte de los teatreros convirtió la pieza en una fusión de creativa convivencia.
Fuente: http://www.laprensa.com.ar/294939-El-Barroco-puede-ser-nuestro-espejo.note.aspx
25.08.2000 | Ficha técnica: "Monteverdi Método Bélico (M.M.B.) por El Periférico de Objetos (Daniel Veronese, Ana Alvarado y Emilio García Wehbi) y el Ensamble Elyma, que dirige Gabriel Garrido. Con textos de Torcuato Tasso y Francesco Petrarca sobre madrigales de Claudio Monteverdi y Sigismondo D"India. Dramaturgia: Dieter Welke. Actores: Ana Alvarado, Emilio Garcia Wehbi, Felicitas Luna, Jorge Sánchez, Julieta Vallina y Guillermo Arengo. Cantantes: Bárbara Kusa, Alicia Borges, Pablo Politzer, Fabián Schofrin, Furio Zanasi y Alejandro Meerapfel y la orquesta Ensamble Elyma. Vestuario: Roxana Bárcena. Dirección musical: Gabriel Garrido. Dirección general: Daniel Veronese, Ana Alvarado y Emilio García Wehbi. Sala Martín Coronado del Teatro General San Martín (Corrientes 1530). Hasta el 31 de este mes.
Con los madrigales guerreros y amorosos que se presume fueron escritos por Claudio Monteverdi, entre 1614 y 1638, interpretados por seis cantantes y la orquesta del Ensamble Elyma, que dirige Gabriel Garrido, El Periférico de Objetos concretó uno de sus más interesantes trabajos escénicos, que ya había recibido calurosos elogios de la crítica europea en Bruselas y Berlín, donde se lo vió en mayo y junio de este año. Precisamente, "Monteverdi Método Bélico (M.M.B.)" fue una propuesta hecha al grupo, que crearon y lideran hace diez años Daniel Veronese, Ana Alvarado y Emilio García Wehbi, por el Kunsten Festival des Arts de Bruselas.
Con "Monteverdi..." los "periféricos" convocaron a los espectadores a un ritual fascinante y cruel, en el que la manipulación de las fuerzas oscuras, transmitidas a través de la tortura y la resistencia de los cuerpos, se convirtió en algo cercano a un "festín desnudo", del amor, el deseo y la muerte. Vale decir de la irracionalidad del hombre frente a las energías desconocidas del mal. Tal como lo proponía Artaud en sus textos teóricos y que El Periférico... logró concretar en una performance teatral que despierta asombro por su síntesis y despojamiento escénicos.
TEATRO DE SANGRE
Dividido en tres partes: Concierto barroco, Teatro de sangre y Opera quirúrgica, el espectáculo que aunó la música y el teatro en un todo irresolutos, dejó resplander los textos de Torcuato Tasso y Francesco Petrarca y la música de Monteverdi, convirtiendo la escena en una caverna misteriosa y sombría por la que desfilaron actores, cantantes y muñecos animados en tamaños pequeños, gigantes y de la altura de un hombre. En esa especie de aquellarre fantástico, los juegos, acaso macabros, del amor y la guerra parecen ideados para resonar a través de la multiplicidad de sus imágenes, en el inconsciente latinoamericano, que bien conoce de esos contenidos. Con este trabajo el universo estético de los "periféricos" amplió sus horizontes creativos, apelando a una mayor intervención actoral de los titiriteros-manipuladores. Este Monteverdi tal vez nunca puesto de esta manera, para "espantar al burgués" como se acostumbraba a decir del teatro de Moliere, adquirió resonancia a partir de dejar asomar la otra cara del barroco, aquella que detrás de su fachada escondía los instintos primarios del hombre.
Con la orquesta en el foso del escenario y dos músicos ubicados a ambos lados del proscenio, "Monteverdi..." comenzó a telón cerrado y con cantantes y actores interpretando esas letras que en principio hablaron del amor y luego dejaron asomar otros costados más románticos y sombríos, en los dúos o tríos.
HUMOR SATIRICO Y MORDAZ
La primera parte de la obra se convirtió en algo cercano a la sala de espera de una estación de tren, o en el pequeño recinto de un cabaret de postguerra, en la que cada uno dejó oír su ahogado grito de dolor, tristeza o automutilación. Estas escenas que no estuvieron exentas de un humor satírico y mordaz, fueron dejando paso a uno de los momentos más eróticos de la pieza en la que un hombre y una mujer simularon copular con dos muñecos, un hombre y una mujer. Mientras que el momento cumbre y de cierre del espectáculo se produjo mediante la simulación de una operación quirúrgica, en la que el corazón extraído de un muñeco le fue entregado a uno de los cantantes. La violencia del sinsentido, de los poderes absolutos, de la revisión de los valores morales y sociales se había consumado, igual que en la tragedia. La exquisita dirección orquestal y de los cantantes a cargo de Gabriel Garrido no fue opacada por el peso dramático de las situaciones teatrales. Un tratamiento de tiempos dramáticos de las escenas y un respeto hacia la música de Claudio Monteverdi (1567-1643), por parte de los teatreros convirtió la pieza en una fusión de creativa convivencia.
Fuente: http://www.laprensa.com.ar/294939-El-Barroco-puede-ser-nuestro-espejo.note.aspx
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