Ballet del Teatro Argentino de La Plata. Programa: "Paquita", de Minkus/Petipa; "Holberg Suite", música de Grieg, coreografía de ClaudioLongo, y "Carmen", música de Bizet, coreografía de Alberto Alonso. Auditorio, de Mar del Plata.
Nuestra opinión: muy bueno.
MAR DEL PLATA.- El Auditorio de esta ciudad, en una noche con cielo estrellado que siguió a un día radiante, estuvo a full con la actuación del Ballet delTeatro Argentino de La Plata. En un plan de difusión de los cuerpos estables de este teatro, su director, Pedro Pablo García Cafi, viene organizando en diferentes localidades bonaerenses y en la CapitalFederal actuaciones con entrada libre y gratuita. La próxima presentación de la compañía de danza, que dirige Lidia Segni, será el sábado en el teatro Rafael Aguiar, en la ciudad de San Nicolás.
El programa mixto que eligió Segni tradujo las distintas líneas que su gente puede abarcar, aunque su base sea eminentemente clásica.
Este estilo se vio en el comienzo, con "Paquita". Aquí, el lucimiento es para las mujeres, ya que no sólo conforman el cuerpo de baile, sino que hay muchas variaciones que proyectan todas las facetas femeninas según el lenguaje imaginado por Petipa. Los únicos varones fueron Víctor Filimonov, partenaire de la protagonista, Genoveva Surur, y Daniel Proietto, en el trío junto a Anabella Gatto y Paula Elizondo.
En las apariciones de conjunto hubo homogeneidad y la chispa que requiere esta obra, de inspiración hispana. Con su sólida técnica, Surur dio altura al pas de deux y estuvo impecable en los 32 fouettés que rematan la coda, en tanto que Filimonov fue un acompañante que dio seguridad a su pareja. En el bailarín privan la elegancia y el buen trabajo de piernas y pies. Luego, el terceto fue burbujeante y, de ahí en más, en las variaciones estuvieron estupendas Gatto, Caroline Queiroz, Paola Alvez y María Fernanda Bianchi.
En una tónica que mezcla el neoclásico con el contemporáneo,"Holberg Suite", coreografía de ClaudioLongo con música de Grieg, tiene momentos en los que se traduce la energía del elenco y su dúctil personalidad. Los simples maillots, en blanco y en negro, fueron vestuario y colores ideales para que el movimiento proyectara sin barreras la expresión interior. Los cuadros de conjunto fueron de ondulante dinámica, pero en el "Andante religioso", la intensidad y el lirismo se acoplan en un excelente dúo, bailados con iguales sentimientos por Genoveva Surur y Víctor Filimonov.
El cierre fue con "Carmen", la famosa coreografía de Alberto Alonso que resume en breves cuadros la historia de la seductora gitana que da título a la obra. Un ¡oh! de embeleso recorrió la platea cuando la simbólica e inmensa cabeza de un toro predice el clima y la ubicación.
María Fernanda Bianchi interpretó el personaje central. Lo hace con sensualidad y desafío. Hasta es agresiva en sus avances hacia los que le gustan o a los que odia. La seguridad de su técnica le da libertad para que se extienda en su gama de emociones indómitas. Juan Manuel Ortiz dio al Torero brillo y magnetismo, en pasos que imitan los que se hacen en el ruedo. Juan Andrenacci fue un Don José angustiado en su amor por una mujer que no quiere ataduras. Lo demuestra, pero es eclipsado por el temperamento de Bianchi, que, en cambio, hace formidable pareja con Ortiz. Muy bien el conjunto, sobre todo en el palmoteo de los hombres que acucia el baile de las cuatro cigarreras.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=28003
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