Idea: La trama apunta al culto
a la imagen, la crueldad de ciertas
estrategias de venta y
“las relaciones entre la vida pública,
la vida publicada y la vida”.
El nutrido elenco femenino,
cada una cultivando un estereotipo.
La obra observa el mundo del espectáculo
con una mirada ácida.
Por Cecilia Hopkins
Una vez más, el teatro empresarial pone su atención en el under, cuando éste le revela estrategias para llenar teatros. Desde hace unos años, el jovencísimo director José María Muscari presenta sus espectáculos a sala repleta, merced al insistente trabajo de volanteo de sus actores que deambulan por el centro, vestidos como sus personajes para promocionar las funciones. Sus obras convocan tanta gente que la cola siempre dobla la esquina más cercana a la sala, mucho antes de comenzar la función.
La espera es amenizada con algunos de los actores que dan por comenzado el espectáculo ahí mismo, en la vereda. Adentro, la música a tope, las luces y un nutridísimo elenco hace el resto, desmontando mitos, mezclando estilos y códigos. Estrenada hace tres años, Mujeres de carne podrida (que mereció un Estrella de Mar hace dos años) abundaba sobre el tema de la crueldad y el cinismo en el mundo de la moda. Poco después, Pornografía emocional ofrecía las historias de unos personajes que eran prolijamente destruidos por la voracidad de los medios de comunicación.
Para Desangradas en glamour, Muscari no renunció a los pilares de su estética: la psicodelia, el comic, la crítica al mundo snob de los famosos. También aquí, mientras el público hace la cola para entrar a la sala, hay actores-periodistas que reportean a los presentes hasta que las actrices protagonistas llegan de la calle entre aplausos y flashes. Recién a partir de allí comenzará a desarrollarse un débil hilo argumental: ellas personifican a seis actrices que se ven inesperadamente sospechadas por el asesinato de un periodista.
Los temas principales que ronda la trama no son otros que el culto a la imagen que bendicen los medios, la crueldad de ciertas estrategias de venta y, en definitiva, “las relaciones entre la vida pública, la vida publicada y la vida”, según afirma una de las divas. Diferentes si las hay, las actrices se las arreglan bastante bien con las marcaciones del director. Vestidas a todo color como superheroínas de comic, las seis bailan ironizando los códigos de las historietas cuando no forman cuadros inmóviles o dicen sus partes monologando frente al público.
Cada una interpreta un personaje construido a partir de la imagen que popularmente se le atribuye: Sandra Ballesteros es la comehombres; Florencia Peña, la ingenua sexy; Julieta Ortega, la que adora vivir en el exterior; Carola Reyna, la que solamente acepta interpretar papeles profundos; Marta Bianchi, la actriz seria y de trayectoria; Ana Acosta, la actriz cómica. El argumento es débil, sin duda, pero el público que llena el Picadilly parece divertirse. Los que esta vez no estarán son los adolescentes que seguían a Muscari adonde fuera, los que a la salida ponían unas moneditas en la gorra.
El desnudo más glamoroso
Por Gustavo Alvarez
En el año 2000, la actriz Florencia Peña hizo un espectacular desnudo en un teatro porteño. Fue en Desangradas en glamour, una obra que estuvo poco tiempo en cartel. “Hoy no me volvería a desnudar. No porque reniegue de mi cuerpo, sino porque no lo quiero mezclar otra vez con mi carrera”, afirma Florencia.
Vestidas con disfraces a todo color (“Eramos como las superheroínas de un comic”, recuerda una de ellas), las seis actrices se mueven sobre el escenario. Bailan, cantan, hablan entre ellas frente a un público expectante. Las risas nunca llegarán –ni siquiera algunas tímidas sonrisas, pese a que los productores las esperaban–, pero sí un fuerte murmullo cuando una de ellas sorprende a todo el teatro. Lentamente, mientras monologa, se va deshaciendo de sus prendas hasta quedar completamente desnuda, lo que provoca un shock en los espectadores.
Durante el año 2000, con producción de Ramón Palito Ortega, se estrenó Desangradas en glamour, obra que protagonizaban Ana Acosta, Sandra Ballesteros, Marta Bianchi, Julieta Ortega, Carola Reyna y Florencia Peña (29), la protagonista de ese audaz desnudo. “Y, sí, lo recuerdo. ¿Cómo me voy a olvidar de esa obra? Fue muy polémica, muy hablada. Creo que la voy a recordar por siempre, sobre todo porque fue muy complicado hacerla, pero bueh… Lo charlamos mucho con el director, y me pareció cuidado”, recuerda la actriz.
LA TRAMA. José María Muscari, el director, pensó en una obra vanguardista, con mucho de glamour. “Queríamos mostrar lo compleja que es para un artista la relación entre su vida pública y la vida de todos los días, la que comparten en sus casas con sus familias”, explicó el prestigioso director. “El espectáculo no habla de mujeres, sino de la fama, el divismo, el lugar de semidiós que ocupan los famosos”, contó Florencia en esos días. Sin embargo, ocurrió lo peor: a los críticos especializados no les gustó el producto, la gente no acompañó, y a poco de estrenarse tuvo que bajar de cartel.
NO FOTOS. Desde el mismísimo momento que subieron al escenario, Florencia no permitió que se tomaran imágenes de su destape. “No da, quiero mostrar otra cosa de mí. No me va figurar en los medios por estar en bolas”, aseguró en una revista de esos días. Pero como casi siempre ocurre, este material la muestra más sexy que nunca.
–Florencia, ¿te volverías a desnudar? –No sé, no lo creo, era otra época. No porque reniegue de mi cuerpo, sino porque no lo quiero mezclar otra vez con mi carrera.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/2000/00-08/00-08-23/pag27.htm
NO FOTOS. Desde el mismísimo momento que subieron al escenario, Florencia no permitió que se tomaran imágenes de su destape. “No da, quiero mostrar otra cosa de mí. No me va figurar en los medios por estar en bolas”, aseguró en una revista de esos días. Pero como casi siempre ocurre, este material la muestra más sexy que nunca.
–Florencia, ¿te volverías a desnudar? –No sé, no lo creo, era otra época. No porque reniegue de mi cuerpo, sino porque no lo quiero mezclar otra vez con mi carrera.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/2000/00-08/00-08-23/pag27.htm
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