OFF, apuntes del teatro platense
Diagonales / 05.11.2011 | Creada por Nicolás Allegro, el mes pasado se entrenó una obra de humor que recrea la historia de un país inventado
Construyendo Maradonia
Creada por Nicolás Allegro, el mes pasado se entrenó una obra de humor que recrea la historia de un país inventado
Inventar un país. Imaginar su historia, próceres y actuales dirigentes políticos. Bandera, himno, instituciones, habitantes y cuánto más se podría incorporar a una extensa lista que en determinado momento esbozó en su cabeza Nicolás Allegro, al momento de crear Maradonia: “un país que podría ser cualquier país americano. Por supuesto que para poder escribirlo acá yo necesitaba ciertas características de Argentina, pero Maradonia no es Argentina, ni es Uruguay, ni es Brasil, es un país imaginario”, aclara el propio autor.
Leyendo Memorias del fuego, de Eduardo Galeano (“donde se cuentan muchas historias, desde la conquista de América más o menos hasta el siglo XX”) Allegro encontró que en el continente “las revoluciones y los movimientos de independencia tienen más o menos las mismas características y que hay historias contradictorias y graciosas”. Por eso mismo y tras su alejamiento del grupo Ridiculum Vitae (el cual integró durante una década) comenzó un proyecto en solitario que fue la escritura de Hacia el bicentenario de Maradonia, una pieza que, apenas terminada, pasó a manos de su hermana Ana Paula (“yo escribí la obra y se la di a ella”), quien decidió llevarla a las tablas.
Tras un año y medio a pura preparación, el espectáculo se estrenó en Espacio44 y continuará durante todo noviembre en El Teatrino, con un elenco integrado por la propia directora (en reemplazo de Carolina Vélez, la actriz original que tuvo que ser reemplazada porque quedó embarazada), Alejandro G. Lonac y Maximiliano Emanuel Junquera.
Se sumó al plan de los hermanos Allegro su mamá, Susana Perdichizzi, que colabora en todo lo que puede pero, básicamente, es asistente de dirección y aporta la mirada “desde afuera” (que tuvo que dejar un poco de lado Ana Paula cuando pasó del detrás de escena al estar también en escena). “Está involucrada toda la parentela” coinciden los tres, que se involucraron de lleno en este emprendimiento, le dedicaron tiempo, esfuerzo y hoy pueden decir que dio sus frutos.
Directo a las tablas
Cuando Nicolás dejó en manos de su hermana su reciente creación, estaba convencido del buen destino que ella le daría a la pieza. Fue por eso que no participó del proceso y solo asistió a la función debut, para reírse y aplaudir, porque si algo quiso dejar en claro el autor es que “es una obra de humor”. En el estreno Allegro se sorprendió “me divertí mucho, creo que está bien lograda, casi no la retocaron y le encontraron más cosas”.
Por su parte, Ana Paula reconoce que si bien es la primera vez que dirige, ya ha asistido en varias oportunidades. ¿Cómo le resultó el proceso? “tal cual es la obra escrita decidí llevarla. Una vez trabajamos escena por escena aisladamente, luego pude hacer una pasada completa e hilar. El actor necesita repetir escenas, hay muchos personajes en la obra, y algunos aparecen una vez y listo, así que para hacer una composición completa nos metimos escena por escena y el ensamblaje está dado por el orden de las escenas”.
El autor dio su explicación con respecto a como resolvió el tema de la cantidad de personajes que incluyó en la pieza: “me di cuenta que eran muchos personajes, no se puede hacer una obra con 25 actores porque ya ni siquiera ves si cobrás, directamente no entrás en la sala. La dinámica que le di es que, o son monólogos, o son dúos. Por eso se puede resolver todo con tres actores, lo cual le da una dinámica buenísima a los cambios de personaje, de época, los flashbacks están buenos y es un desafío también para los actores porque hay un actor que tiene diez personajes, otro nueve y seis. La cosa es así: mientras uno o dos están en escena, el otro descansa (un tiempo breve) y se prepara para lo que sigue”.
La incorporación al elenco de la directora se dio a causa del embarazo de la actriz Carolina Vélez, que “estuvo ensayando hasta avanzado el embarazo, pero la tuvimos que reemplazar” y también ahí se incorporó Susana: “yo entré porque ella (su hija ana Paula) tenía que tener alguien que la vea. Cuando empezó a actuar teníamos que resolverlo rápido y lo más fácil fue que la directora, que se sabe todos los textos ocupe el lugar de la actriz”.
Tiempo de previa
Aunque se juntan durante la semana para repasar algunos aspectos que hay que “ajustar”, pues “el humor tiene un funcionamiento que justamente no sabés que va a funcionar y que no, hasta no probarlo con el público”, los chicos de Hacia el bicentenario de Maradonia llevan 5 funciones tras sus hombros, pero sienten que la preparación debe ser siempre impecable, nada tiene que quedar fuera de lugar.
“El equipo llega dos horas y media antes, pero a mí me gusta estar 3 horas antes, porque me gusta tomar mate tranquila, tener mi tiempo. Después, lo primero que hacemos es armar todo el detrás de escena, hay mucho vestuario, objetos, todo acomodado en su lugar para tener tiempo si nos olvidamos algo, si se rompe algo, poder resolverlo. Después llega el escenógrafo que hace la iluminación, probamos el sonido y nos acomodamos cada uno de los actores”, relata la directora.
Cuando alguien ingresa a la sala inmediatamente percibe un gran movimiento, mucha gente acomodando cosas (todos tienen, a modo de prendedor, unas cintitas con los colores de la bandera de Maradonia: blanco, violeta y verde) y prestándole atención a los detalles: “Ana, acá está tu ropa… Voy a ver si necesitan maquillaje” se la escucha decir a Susana, que está pendiente de absolutamente todo, recorriendo los distintos ambientes del lugar.
La bandera de este país inventado está colgada bien a lo alto, y detrás del biombo que los actores utilizan para cambiar el vestuario y transformarse en otros personajes, hay innumerables objetos: Valijas, bolsos, zapatos, una botella con pluma, carteras, un libro de historia, celulares, pantuflas, gorros… También se puede ver un perchero en el cual está colgada (y ordenada) la ropa que los protagonistas utilizarán.
Mientras tanto, y con una panza más que importante, la actriz Carolina charla en la cocina con Guillermina, la iluminadora, al momento que Ana Paula le cuenta al fotógrafo todos sus cambios de vestimenta, y se deja retratar.
Llega Alejandro, “la estrella”, según sus compañeros, que cae prácticamente a último momento y de inmediato organiza todo lo que utilizará en breve.
De fondo suena el tema “Santa Maradona”, y Nicolás Allegro confiesa que el nombre del país, obviamente, lo eligió “por una cuestión afectiva y porque al principio la pieza sí iba a ser una metáfora argentina y después no, entonces le quedó el nombre”.
El trío de actores se completa con Maximiliano, que realiza ejercicios acostado y también vocaliza. Ana se suma y estira, ambos están descalzos.
Tras despejar la platea (en las butacas habían desparramado bolsos, bolsas, ropa, botellas de gaseosa y agua, yogur) agregan una hilera de sillas (quedaron 40 en total) y llega Daniel Gismondi (dueño del espacio) y pregunta si se puede dar sala.
–Estamos esperando a 4, que ya están por llegar- le explica Susana.
El precalentamiento de los actores -siempre en el escenario- se extiende. Hasta que suena la voz del Indio Solari con “Ya nadie va a escuchar tu remera” y el equipo entero se reúne para saludarse y desearse el clásico “mierda, mierda, mierda”.
–Vamos con tutti, ehh!!!!- son las palabras de la directora.
Y el himno de Maradonia empieza a sonar…
[El Dato]
Hacia el bicentenario de Maradonia se presentó, durante todos los viernes de octubre y el primero de este mes en Espacio44 (44 N° 496 e/ 4 y 5). Esta obra escrita por Nicolás Allegro y dirigida por Ana Paula Allegro se presentará, en noviembre, todos los sábados a las 22, en El Teatrino (11 Nº 1430 entre 61 y 62)
La historia con humor
Hacia el bicentenario de Maradonia “es una obra de humor”, es lo que deja en claro su autor, Nicolás Allegro, quien también se encarga de relatar la historia de este espectáculo: “está toda Sudamérica, que es un Estados Unidos de Sudamérica y todo Norteamérica, que se unió a los países que se afanó de Asia y África y está unida a Europa. Siguen existiendo países desarrollados y subdesarrollado, pero Maradonia no se anexó a los Estados de Sudamércia, entonces la obra empieza ahí, con una amenaza, un ultimátum de guerra para unirse”.
Desde ese momento, el espectador verá “una recorrida de personajes: dos militares, un discurso del presidente, que dice que el pueblo responderá bien porque es un pueblo escolarizado. Ahí aparece la maestra que cita a los que hicieron el himno, se viaja hacia atrás a los dos que compusieron el himno. Se va desde el presente hasta el momento de la independencia y regresa a la actualidad, va y vuelve, con más de 22 personajes”.
La introducción del autor es acertada, pues la pieza es dinámica y entretenida, además de graciosa. Viaja hacia el pasado, retorna a “nuestros tiempos” (que en realidad no son nuestros tiempos, son los tiempos de Maradonia y su contexto) y se despliegan una serie de personajes muy particulares y atractivos, que atraparán al público: la doctora Alfano, los senadores Ritó y Vanucci, el conductor del programa de tele Qué embole que es leer, Ernesto Casán, el general a caballo, la maestra Prandi, entre muchísimos otros, que harán pasar un buen momento y darán repasarán algunos hechos muy fáciles de reconocer.
Una aproximación a la obra desde la obra
Señorita Prandi: –Chicos, los interrumpo un momento para dictarles una cosa. Después siguen con la maqueta de la Casa de la Revolución.
Guarden la plasticola y escriban prolijo y sin pasarse del renglón… Benavidez, guardá el revolver. En el recreo le tirás a los pajaritos, ahora copiá. Cerrá la ventana. Bueno, copien:
“El general Walter Anderson estaba casado con Rosenda Romero. Rosenda Romero lo esperaba después de cada batalla con el matecocido frío, pero él nunca se enojaba, pues tenía un gran corazón. En 1812 degolló con su espada a 355 holandeses en la batalla de Las Chanchitas, y paseó las cabezas sobre punta de lanzas por toda la región para que nadie osara reivindicar a los hostiles y desalmados extranjeros”.
Carla, vestite querés, que te vas a resfriar. Raimundi, dejala en paz. Desatala o firmás el libro. Sigo dictando
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-165469-Maradonia.html
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