MUSICA › PEARL JAM RENOVO SU ROMANCE CON EL PUBLICO ARGENTINO
En la noche del domingo, el quinteto de Seattle ofreció un concierto redondo, apoyado especialmente en el carisma y la voz de su cantante Eddie Vedder y el virtuosismo del guitarrista Mike McCready. Hubo 45 mil personas en el Estadio Unico.
Por Julia González
Imagen: Verónica Martínez
“Release”, del disco Ten, fue el tema que renovó los votos de un matrimonio contraído hace seis años en el estadio de Ferro, cuando Eddie Vedder, el líder carismático de Pearl Jam, se les declaró a los fans argentinos: “En todos estos años, ustedes han sido el mejor público que hemos tenido”. Las luces del Estadio Unico de La Plata aún estaban encendidas cuando entraron los cinco de Seattle y se calzaron los instrumentos. El escenario austero amplificaba aun más su música potente, que instauró un nuevo género en los ’90, ya sin esa suciedad adrede (o tal vez será que los oídos ya están acostumbrados al sonido del grunge). Las pantallas en blanco y negro, donde las cámaras jugaban con un zoom desprolijo, remontaban a un videoclip perenne y noventoso. La calma del comienzo enseguida se volvió huracán con “Go”, de Vs, y si bien al comienzo el sonido simulaba estar dentro de una olla de skate, alrededor del séptimo tema, el pegadizo “The Fixer”, todo comenzó a funcionar con mayor nitidez.
“Soy Pearl Jam”, con énfasis en la “a” de Jam, era lo que seguía al típico “cada día te quiero más”. Si aquel Ferro de 2005 fue el primer escenario de la cita de amor entre la banda y los fans argentinos, esta vez el Estadio Unico de La Plata fue el decorado para ratificar el romance. Una luna que comenzaba a decrecer, aunque plena y amarilla, remataba la corona del campo el domingo pasado. Y hasta Vedder se dio cuenta de cuán lindo era el nuevo recinto, cuando después de cantar “Corduroy”, el segundo tema suavecito de una lista que mechaba los potentes con los más folks, subió con un machete en la mano y leyó torpe: “Qué bueno estar de vuelta, el estadio se ve muy bien, pero ustedes se ven mejor”. Enseguida, el cantante pidió que por favor los del campo VIP dieran tres pasos para atrás para evitar que se lastimaran. “One, two, three steps back”, repitió varias veces en un inglés para principiantes. E increíblemente se vio retroceder a esa masa caliente que fue el público durante las dos horas de concierto. Como es usual en los recitales de la banda de Seattle, al ingresar al estadio había carteles que pedían por favor no hacer mosh justamente para evitar accidentes. Lo que Eddie y compañía no sabían era que las personas de seguridad (¿seguridad para quién?) se comportarían de forma violenta al pegarles a los chicos que se pasaron del campo rezagado (el del fondo, el barato), al del medio, desocupado en una cuarta parte.
Buenos Aires (y La Plata) protagonizaron un fresco revival del principio de los ’90 durante las últimas semanas. El grunge tuvo y tendrá su pico de devoción empezando con los padrinos Sonic Youth, siguiendo con Chris Cornell (cantante de Soundgarden, en plan solitario) y con Stone Temple Pilots listos para copar mañana el Luna Park. Entre todos ellos, Vedder es un maestro de ceremonias que trae aquel desencanto de la Generación X, y se lo tira en la cara a los pibes que no la vivieron, pero a los que se la están contando. Vedder es grande en todas sus facetas, cantando de pie, como si estuviera hablando tranquilamente, al costado del escenario, disfrutando de la banda y grabando en sus retinas esa maravillosa música que es el público (“Quiero escucharlos”, decía), descontrolado, estirando su camisa –que esta vez no fue a cuadros–, besando la botella de vino y arrodillado con los brazos al cielo en los temas que así lo ameritaron. Simplemente tiene –además de una voz perfecta– el don, como si le hiciera honor a eso de que suelto es un camión, tal como lo afirma en la irónica “Do the Evolution”. Sus compañeros de banda fueron entusiastas y fogosos, sabían a lo que venían e hicieron eso que 45 mil personas esperaban: puro delirio y rock. Hubo grandes solos del guitarrista Mike McCready, que extendió “Even Flow” en una profunda zapada para delirio de los fans y atacó las cuerdas arrodillado en “Do the Evolution”.
Como en 2005, Pearl Jam ofreció un concierto redondo. El público volvió a corear las armonías de las guitarras y hasta Vedder, encantado, los alumbró con un reflector en la mano. Incluso la temperatura iba en ascenso cuando se retiraron con “Porch”, precedida por la sufrida “Jeremy”. La primera entrada en los bises incluyó una dulce “Just Breathe” con Vedder tocando solo la guitarra y haciendo frente a un estadio conmovido. Siguieron “Supersonic”, “Blood” y los covers “Last Kiss”, de Wayne Cochran, y “I Believe in Miracles”, de Ramones, a cuyos miembros fallecidos extraña el cantante, según dijo. Y hubo una segunda entrada en la que tocaron las desgarradoras “Black”, “Betterman”, “Smile”, y “Alive”, antes de despedirse definitivamente con “Yellow Ledbetter/Little Wing”. Mientras, el estadio con las luces encendidas se venía abajo, y público y banda ya estaban esperando una tercera luna de miel.
PUNTUACION 9
Músicos: Eddie Vedder (voz), Jeff Ament (bajo), Stone Gossard (guitarra), Mike McCready (guitarra) y Matt Cameron (batería).
Duración: 130 minutos.
Público: 45.000.
Estadio Unico de La Plata, domingo 13.
MUSICA › LA LEGENDARIA BANDA PUNK X ABRIO EL SHOW EN LA PLATA
Regalo salvaje para los argentinos
Por Julio Nusdeo
Existe el preconcepto de que es inútil llegar temprano para ver al grupo soporte de un show, pero esto no se verifica siempre. Y un buen caso se planteó en La Plata. Pearl Jam invitó a la legendaria banda punk X para que los acompañara en su gira latinoamericana. “Primera vez para nosotros”, se lee en la web del cuarteto de Los Angeles, desde donde el guitarrista Billy Zoom postea sus habituales fotos del público. Antes del show argentino, el cantante, bajista y compositor John Doe todavía estaba sorprendido por la respuesta del público brasileño: “Parece que les gustamos”. Nada difícil de creer para una banda que, más allá de no contar con reconocimiento masivo, es el más interesante referente de la primera camada punk de la costa oeste norteamericana. Ambas bandas se conocen desde 1999, cuando PJ los invitó a que abrieran cuatro de sus fechas en EE. UU. “Ellos escuchaban X cuando eran más jóvenes. Creo que hay similitudes entre lo que pasó en Seattle y la escena de LA a fines de los ’70”, dice Doe.
En 1977 Doe llevó a su novia, la escritora Exene Cervenka, a un ensayo de la banda. Esta acabó aullando al micrófono y ahí quedó. En 1980 editaron su LP debut, Los Angeles, cuya velocidad y ferocidad mezclada con ritmos rockabilly, blues y country llamó la atención de la prensa local al punto de ser considerado uno de los álbumes más finos del punk rock. Le sucedieron Wild Gift (1981), Under the Big Black Sun (1982) y More Fun in the New World (1983), producidos por el tecladista de los Doors, Ray Manzarek. “Nos conocimos en 1979, cuando nos vio en el Whisky A Go Go. Exene y yo nos enteramos de que Ray estaba interesado en hablar con nosotros, así que vino a un ensayo. Charlamos sobre gustos musicales, estábamos de acuerdo en muchas cosas y vimos similitudes entre X y los Doors. Para él la conexión estaba en las letras, primero, y también la música, porque era honesta y estábamos experimentando con distintos tipos de música norteamericana. El nos ayudó a dar con nuestra mejor manera de tocar, grababa captando la esencia del vivo, creo que nos ayudó a ganar confianza. Nos ayudó a elegir las canciones de nuestro debut. ”
Doe cuenta que escucha desde el alt country de Neko Case hasta viejo R&B o country, que es el tipo de música que más se acerca a su trabajo solista, y menciona algo peculiar: “Va a reírse, pero un amigo me abrió al tango argentino de los ’30 y ’40, y estoy escuchando mucho Mercedes Simone, su música es muy intensa”. En paralelo a la música, Doe desarrolló una carrera como actor. Entre las películas y series en las que participó, su papel como “primo devenido suegro” de Jerry Lee Lewis en la biopic Great Balls of Fire es uno de los más recordados. “Tenía 34 o 35 años y recuerdo que todos se sentían muy afortunados de participar en el proyecto, porque todos amaban a Jerry Lee. A mí me gustó la película, por más que muchos hubieran querido más escándalo, querían al Jerry Lee que vino más tarde cuando se volvió más loco.” En estos últimos tiempos, sin embargo, la actuación quedó en un lugar secundario. Con una prolífica carrera solista, hace poco editó un nuevo álbum, Keeper, y está cocinando un álbum con X: “Ya tenemos cuatro o cinco canciones. Cuando termine esta gira vamos a seguir trabajando”.
Ese no es su único plan: “Apoyo el movimiento de ocupación y creo que es importante por su alcance mundial. La diferencia entre gente rica y gente pobre se está volviendo obvia. La gente está descubriendo que los poderosos ayudaron a crear esta situación y mantenerla. No sé si hay una real posibilidad de acabar con la desigualdad, pero iré a brindar mi apoyo. No como una celebridad, sino como ciudadano”.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/3-23514-2011-11-15.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario