jueves, 6 de mayo de 2010

Buen elenco, puesta conflictiva

Una versión de Don Giovanni se presentó en el Teatro Argentino de La Plata

Jueves 6 de mayo de 2010 | Publicado en edición impresa LA NACION

Don Giovanni , Drama jocoso de Wolfgang Amadeus Mozart. Libreto de Lorenzo Da Ponte. Elenco: María Bugallo (Ana), Carla Filipcic-Holm (Elvira), Sonia Stelman (Zerlina), Fernando Radó (Don Juan), Santiago Burgi (Octavio), Ricardo Seguel (Leporello), Fabián Veloz (Masetto), Mario De Salvo (Comendador). Escenografía: Nicolás Boni. Vestuario: Mini Zuccheri. Iluminación: Manuel Garrido y Gabriel Lorenti. Director de coro: Miguel Fabián Martínez. Clavecinista: Cecilia Prieto. Director de escena: Daniel Suárez Marzal. Director musical: Andrés Juncos. Orquesta y Coro Estables. Teatro Argentino de La Plata.
Nuestra opionión: buena

Desde la conocida obertura de Don Giovanni, Mozart ofrece el tema aciago del Comendador y un retrato sonoro del desenfadado personaje central. Al mismo tiempo, en admirable conjunción, hace con la dinámica musical una simbiosis maravillosa de aspectos trágicos con los humorísticos, algo así como la plasmación de la vida cotidiana, al transitar pasajes graves alternados con pinceladas divertidas. Además, el compositor con su genio mágico logra en los conjuntos que los personajes expresen sus sentimientos con total libertad. Pero además, acaso el detalle más perfecto, dibuja un retrato social sólo a través de la música.

Precisamente la versión tuvo en la batuta de Andrés Juncos a un traductor idóneo, que se ajustó a la más fiel tradición para dar con el estilo, las variables y los contrastes que emanan de la música por aquellos cambios permanentes entre la ternura melódica y trozos lúgubres o descarnados. La orquesta estable del Teatro Argentino cumplió su cometido con buen nivel.

Por su parte, en el elenco se constituyó como punto más positivo la formidable caracterización y el canto del joven barítono Fernando Radó, trazando un protagónico fascinante, no solo por su naturalidad y desenvoltura, sino también por su musicalidad y sobresaliente condición de cantante, aquel que de escucharlo, provoca placer. Voz plena, clara articulación, excelente manejo de la emisión y musicalidad. Esto es, dotes para una carrera internacional rutilante que en realidad ya ha comenzado hace unos años con actuaciones en Buenos Aires y en Alemania.

Asimismo fueron destacadas las actuaciones del excelente barítono chileno Ricardo Seguel encarnando con muy buena condición vocal a Leporello, sumando una actuación actoral de gran soltura y naturalidad; la soprano Carla Filipcic Holm como Doña Elvira, en especial por la calidad del color de su grata y voluminosa voz; Sonia Stelman con el trazado de una Zerlina movediza y de seguro canto y Fabián Veloz, aplomado y sobrio Masetto. Por su parte el tenor Santiago Burgi, de delicada y grata condición vocal, trasuntó sobriedad y seriedad para enfrentar a un tenor mozartiano, complejidad de por sí históricamente ardua y al mismo tiempo fascinante.

Muy acertado el bajo Mario De Salvo de buen timbre y sonoridad en su episódico Comendador. La soprano María Bugallo, de refinada y bella presencia, hizo un enorme esfuerzo para resolver las exigencias de Doña Ana, otro de los grandes papeles protagónicos de la obra de Mozart, simplemente porque ellas no están a su alcance.

La puesta escénica fue responsabilidad del escenógrafo, los iluminadores y el director de escena y pese al prestigio de cada uno de ellos, el resultado fue una distorsión, una visión moderna poco grata, incómoda por los planos inclinados, muy encorsetada en medio de un pasadizo con varias puertas y descartando la amplitud de tamaño escenario. Un verdadero desperdicio.

Juan Carlos Montero
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1261487

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