Con planteo visual deslumbrante, dirección musical sólo correcta y la destacada voz de Paula Almerares, se presentó el último título de la temporada lírica platense.
Por Ernesto Castagnino
El universo fantástico de Hoffmann según Offenbach
Teatro Argentino, Sala Alberto Ginastera, La Plata
Domingo 23 de noviembre de 2008, 18.30
Por Ernesto Castagnino
El universo fantástico de Hoffmann según Offenbach
Teatro Argentino, Sala Alberto Ginastera, La Plata
Domingo 23 de noviembre de 2008, 18.30
LES CONTES D’HOFFMANN, ópera en un prólogo, tres actos y epílogo de Jacques Offenbach. Dirección musical: Federico García Vigil. Dirección escénica: Carlos Palacios. Escenografía: Nicolás Boni. Vestuario: Mariano Toffi. Iluminación: Gabriel Lorenti. Elenco: Marcelo Puente (Hoffmann), Laura Rizzo (Olimpya), Paula Almerares (Antonia), Alicia Cecotti (Giulietta), Homero Pérez-Miranda (Lindorf, Coppelius, Dr. Miracle, Dapertutto), Osvaldo Peroni (Andrés, Cochenille, Franz, Pitichinacchio), Mónica Sardi (Nicklausse), Gabriel Centeno (Spalanzani), Mario De Salvo (Crespel), Alicia Alducin (La voz de la madre de Antonia), Gabriel Renaud (Nathanael), Mauricio Thibaud (Hermann), Sebastián Sorarrain (Schemil), Emiliano Bulacios (Luther), María Rosa Houbeigt (La musa). Orquesta y Coro Estables del Teatro Argentino. Director de coro: Sergio Giai.
Les contes d’Hoffmann (Los cuentos de Hoffmann) es la más conocida de las óperas y operetas que compuso Jacques Offenbach. En ella, el libretistaJules Barbier adaptó tres cuentos del E.T.A. Hoffmann e incluyó al escritor romántico como el personaje que hilvana tres (cuatro si contamos el prólogo y el epílogo) historias en las que el amor por una mujer lo lleva a la perdición. Encontramos al poeta Hoffmann enamorado de la primadonna Stella en el prólogo, de la muñeca Olympia en el primer acto, de la frágil Antonia en el segundo y de la lujuriosa Giulietta en el tercero. La presencia del mal, personificada en los diabólicos Lindorf, Coppelius, Miracle y Dapertutto, acompaña como una fatalidad las desventuras del poeta. Aparece finalmente en el epílogo la figura redentora de “La musa” como la única mujer que no lo abandonará, exhortando al poeta a renunciar a las pasiones mundanas y abandonarse a la serena creación.
En algunas ocasiones (Beverly Sills en la década del sesenta, Joan Sutherland en la del setenta, Edda Moser, Catherine Malfitano y Edita Gruberova en los ochentas, María Bayo en los últimos años) se ha acometido el desafío vocal y actoral de presentar a la misma soprano en los tres roles, aunque no siempre con buenos resultados. Los tres personajes femeninos requieren tres tipos de soprano bien diferente: ligera de coloratura para Olympia, lírica para Antonia y dramática para Giulietta (aunque, como en esta ocasión, suele encomendarse este rol a una mezzosoprano). Como podrá imaginarse, son muy contadas las sopranos que poseen la extensión vocal y la versatilidad para abordar con éxito los tres personajes.
El Teatro Argentino de La Plata convocó en esta oportunidad al director de escena Carlos Palacios quien creó un espectáculo a gran escala y de mucho atractivo. La escenografía a cargo de Nicolás Boni resultó francamente excelente con asombroso nivel de detalle y buena realización. Acompañaron muy bien el vestuario de Mariano Toffi y la estupenda iluminación deGabriel Lorenti. Desde la apertura del telón, cuando apareció el malvado Lindorf con su primer aria y vimos cómo su sombra proyectada comenzaba a desplazarse y a transformarse en una figura diabólica que abrazaba el retrato de Stella, surgió el augurio de una magnífica velada
A la derecha, Marcelo Puente (Hoffmann) y, arriba, Homero Pérez-Miranda (Lindorf), en el prólogo de Les contes d'Hoffmann
En el plano vocal, se impone consignar en primer término la inmejorable labor de Paula Almerares como Antonia, un rol ideal para su voz. Almeraresdeslumbró una vez más con su timbre lírico y aterciopelado, homogéneo en todo el registro, y que además en los últimos años fue adquiriendo un volumen y potencia que le permiten sobreponerse sin esfuerzo a densas orquestaciones como la de esta obra. Con la figura ideal para el personaje, compuso una Antonia frágil y conmovedora, precisa en la dicción, perfecta en la emisión y refinada en el legato.
La soprano Laura Rizzo, en el rol de la muñeca Olimpia, tuvo también una actuación destacada aunque algún exceso en la caracterización hizo descender el resultado final. Si bien su registro agudo resultó suficiente, un abuso del staccato (1) y de adornos vocales ajenos a la partitura no terminaron de convencer, aunque le aseguraron la ovación de un público ávido de malabarismos vocales. Si bien el acto de Olympia presenta aspectos extravagantes, considero un error transformarlo en un acto cómico. El cuento de la muñeca debe resultar -en mi opinión- tan inquietante y perturbador como los siguientes, ya que de lo contrario se desdibuja y pierde efecto el clima tenebroso que posee la obra. Al acentuar los aspectos bufos y grotescos de la muñeca se vuelve poco creíble el equívoco en el que cae Hoffmann al creer que se trata de una mujer y la desesperación en la que se hunde al descubrir la verdad, quedando a ojos del público como un ingenuo o bobalicón
Marcelo Puente (Hoffmann), Laura Rizzo (Olympia) y Gabriel Centeno (Spalanzani) en el primer acto de Les contes d'Hoffmann
La tercera personificación de la mujer, la licenciosa Giulietta, estuvo a cargo de la mezzosoprano Alicia Cecotti quien no supo transmitir la sensualidad del personaje. Al elegir una mezzosoprano en este rol, la famosa barcarola con la que inicia el acto y que canta junto a Nicklausse (también mezzosoprano), pierde el contraste necesario y por tanto algo de brillo.Cecotti luchó con una densidad orquestal que la sobrepasaba y tuvo una actuación discreta en lo vocal y contenida en lo actoral.
El tenor Marcelo Puente ha realizado grandes avances desde la Madama Butterfly del año pasado. A fuerza de inteligencia y un consciente estudio de la partitura supo sortear los obstáculos que presenta un papel que todavía le queda un poquitín grande. Si bien Hoffmann es un rol para tenor lírico spinto o un tenor lírico con buen volumen de voz, Puente cumplió dignamente gracias a su buena presencia escénica, su agradable timbre y buena afinación, aunque se notó una excesiva preocupación por la nota en desmedro de una mayor entrega. Su interpretación del angustiado poeta resultó convincente pero no cautivadora.
El bajo-barítono Homero Pérez-Miranda se puso en la piel de los cuatro villanos con resultado desigual. Su caracterización de Lindorf en el Prólogo y del Dr. Miracle en el segundo acto superó a su Coppelius y Dapertutto. Aunque se echó en falta un mayor volumen en los concertantes, su autoridad escénica y experiencia le permitieron superar con éxito uno de los desafíos más importantes para su cuerda. El rol de Nicklausse, amigo fiel de Hoffmann, estuvo bien cantado por la mezzosoprano Mónica Sardi. Por su parte,Osvaldo Peroni sólo cumplió en los cuatro roles para tenor de carácter. De la cantidad de personajes comprimarios (2) se destacó la voz de bello timbre y suficiente volumen de la mezzosoprano Alicia Alduncín como la voz de la madre de Antonia.
El director Federico García Vigil pareció no tener muy en cuenta la respiración y posibilidades de volumen de los cantantes, haciéndolos luchar con rápidos tempi y grandes masas sonoras. Con viril y vehemente dirección ofreció una versión intensa y casi sinfónica de esta partitura, con cierta indiferencia de lo que sucedía arriba del escenario. La orquesta tuvo una buena actuación, interpretando una partitura compleja e indiscutiblemente francesa. La prestación del Coro Estable, dirigido por Sergio Giai, fue correcta y eficaz.
En resumen, una buena versión de la ópera póstuma de Offenbach, con un planteo visual deslumbrante, la excelente actuación de Paula Almerares y algunos desajustes entre el foso y el escenario. El único inconveniente que empañó la tarde fue la intolerante e injustificada reacción de parte del público que comenzó a gritar y silbar cuando dos miembros del coro intentaban leer, antes de comenzar la función, una carta explicando su situación gremial. Es lamentable que la falta de solidaridad y comprensión sigan presentes en nuestra sociedad.
Ernesto Castagnino
ecastagnino@tiempodemusica.com.ar
Diciembre 2008
Notas
(1) El staccato (en italiano: separado) es un modo de ejecución musical en el que se acorta la nota respecto de su valor original. Es la articulación opuesta al legato.
(2) Se denominan comprimarios a roles pequeños o secundarios en una ópera.
Imágenes gentileza Teatro Argentino de La Plata / Fotografía de Genitti
Fuente: http://www.freewebs.com/gustavian/enelteatroargentino.htm
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