Entrevista a Iñaki Urlezaga
Por Martín Goyburu
El argentino Iñaki Urlezaga, presentará una vez más en el Teatro Colón a su compañía Ballet Concierto el sábado 23 y domingo 24 de julio, con la actuación de Tamara Rojo en un programa de clásicos, danza contemporánea y un estreno
Poco antes de estas funciones en Buenos Aires balletin dance dialogó con Iñaki Urlezaga, antes de un ensayo y café de por medio, acerca de sus nuevos horizontes y la continuidad del elenco que fundó y dirige con el que partirá de gira por Estados Unidos, Grecia e Italia.
Cambio de programa
El bailarín había programado para estas funciones Giselle en versión completa, pero “tuve que reestructurarlo, porque las partes de producción no estaban confirmadas y se acercaba la fecha. Para preservar la calidad del espectáculo preferí cambiar y no llegar a medias. Haremos solamente el segundo acto de Giselle; en la segunda parte el pas de deux de Cisne Negro con Tamara Rojo, y el pas de deux de Constancia una obra que estoy creando sobre el Claro de Luna de Chopin, y del que estrenaré el pas de deux. Es un pedido que me hicieron para hacer en Costa Rica en mayo. Y para terminar, volvemos a hacer Apolo y sus Tías, que hace rato estamos trabajando con Oscar Araiz para reponerla, porque había muchas cosas que yo ya no me acordaba. La obra es igual, no tiene ningún cambio, excepto que ahora el personaje de la maestra será encarnado por el bailarín Christian Pérez.
Con Tamara Rojo
Con Tamara trabajé mucho, nos conocemos mucho, fuimos pareja cinco años bailando en el Royal Ballet de Londres. Desde que ingresó, yo estaba mucho antes que ella. El público va poder ver que tenemos una química muy especial, somos muy parecidos en la manera de bailar y de reflejar el movimiento y el sentimiento. Eso se nota mucho en una pareja arriba de un escenario, y para mi es elemental. Ella viene a la Argentina, después yo voy a Europa, siempre estamos trabajando juntos. Que ella venga jerarquiza mucho al espectáculo, para el público y para el Colón. Es la primera vez que viene.
Premio Príncipe de Asturias 2005
Tamara Rojo y Maya Plisetskaya, han sido galardonadas con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2005, según informó a balletin dance a fines del mes pasado, el jurado presidido por José Lladó y Fernández-Urrutia
Los Premios Príncipe de Asturias celebran este año su XXV Aniversario, con el auspicio de la Unesco y los actos de celebración se extenderán hasta finales de 2006, en Oviedo, España.
“Caracterizadas por un estilo propio inconfundible, combinado con una perfección técnica e interpretativa extraordinaria, Maya Plisetskaya y Tamara Rojo se han convertido en las bailarinas más brillantes de la historia de la danza universal y en las más altas representantes de sus respectivas generaciones en este arte”.
Maya Plisetskaya, considerada una de las más grandes bailarinas del siglo XX, continúa vinculada a la danza dictando clases en todo el mundo. Nació en Moscú en 1925 y se nacionalizó española en 1993. Ha sido musa inspiradora de prestigiosos coreógrafos, entre los que se mencionan Alberto Alonso, Roland Petit y Maurice Béjart. Fue directora del Ballet de la Ópera de Roma y del Ballet Lírico Nacional de España. Fundó el Ballet Imperial Ruso y ha escrito sus memorias bajo el título Yo, Maya Plisetskaya (traducidas a catorce idiomas). En 2000 fundó con su marido la Fundación Maya Plisetskaya y Rodion Shchedrin, ubicada en la localidad alemana de Mainz, con el objetivo de preservar, documentar y facilitar el acceso libre a la obra artística de ambos.
Tamara Rojo con una interpretación innovadora de extraordinaria belleza, aúna el estilo del ballet clásico con el contemporáneo. Nacida en Montreal, Canadá en 1974, y con nacionalidad española, es primera bailarina del Royal Ballet de Londres desde el año 2000. Inició sus estudios en el Centro de Danza Víctor Ullate, completando su formación con David Howard y Renatto Paroni.
Integró además las compañías de Ullate, Scottish Ballet, English National Ballet. Ha actuado como artista invitada, con el Ballet del Teatro La Scala de Milán, el Ballet de la Ópera de Niza, el Arena de Verona, el Ballet Nacional de Cuba y el Ballet de la Ópera de Berlín y ha participado en numerosas galas de ámbito internacional.
¿Qué te motivó a distanciarte del Royal Ballet de Londres?
No fue algo puntual. Trabajé once años seguidos en ese teatro, de corrido, sin parar. Es demasiado en la vida de un artista. Eso sentí cuando tuve que renovar el contrato. Además es una compañía que, salvo en los años en que no tuvo una dirección inglesa, hace siempre el mismo repertorio. Siempre va a ser el mismo repertorio, no hay posibilidad de cambio, muy poco si lo hubiese. Porque es muy difícil en el sentido político de la compañía. Yo tenía ganas de hacer otras cosas. Si voy a empezar a coreografiar o a hacer otras cosas detrás del escenario, me lleva mucho más tiempo que me roba la posibilidad física de disponibilidad mía, no estar cuando tengo que estar ahí. Primero me tomé seis meses, lo pensé bien, y después decidí no renovar el contrato. Es posible que regrese como artista invitado, fueron muchos años, muy lindos, como para no volver, pero no lo tengo planeado.
¿Ingresar a alguna otra compañía?
No se si volvería a estar atado de pies y manos a algún lugar. A lo mejor sí. Si se me presenta una oportunidad donde el proyecto artístico, el repertorio, me interese antes que nada, sí. Porque ahora, ya podría manejar los tiempos.
Repertorio
Muchas de las grandes compañías clásicas apuntan a hacer mucho contemporáneo, que no se tampoco si me gustaría hacerlo. Pero me gustaría trabajar algo de John Neumeier, me encantaría alguna vez hacer algo de Pina Bausch como La Consagración de la Primavera. Hay grandes coreógrafos de la generación de la vieja época de Inglaterra, pero como es tan fantástico su repertorio sólo queda lo que sucede en esa isla, no se asocia al resto de Europa. A Inglaterra no llega nada. Tengo una gran formación clásica e interpretativa, porque Inglaterra trabaja tanto la técnica como el psicoanálisis de cada interpretación por sus obras. Pero solamente lo que se ha producido allí, nunca se ha acercado ni a Francia, ni a Alemania, que son países que han tenido un gran aporte. Tengo ganas de hacer esas cosas, y estando en Inglaterra es imposible, porque nunca van a venir. Si no vas a ellos... en el Covent Garden no hay espacio para ellos.
Ballet Concierto
Al día siguiente de la función en el Colón, vamos a una gira por Estados Unidos, con un programa clásico. Después vamos a Grecia en septiembre, me separo diez días de la compañía para hacer unas funciones en Canadá, y en octubre o noviembre quisiera estrenar este programa nuevo de Chopin, depende del tiempo. En enero y febrero de 2006 tenemos una gira de 38 días por Italia.
Coreógrafo
No tengo mucho para contar, tengo para mostrar lo que hice hasta ahora que no es mucho. El año pasado hice Silvia un pas de deux en el Colón, y en La Plata en diciembre Floralis. Me sentí muy cómodo haciéndolos, no se como seguirá, me resultó bastante gratificante. Los dos proyectos que vi realizados en el escenario... los vi mucho después, porque como lo bailaba yo, es muy difícil ser objetivo, entonces dejé pasar unos meses y me animé a poner un video y ver qué había hecho. Después dije qué locura, verlo ocho meses después de haberlo estrenado... nada menos que en el Colón y en La Plata. Pero no quiero apresurarme, quiero hacer esta obra de Chopin que es de unos 40 minutos, para cuatro parejas.
¿Siempre enmarcado en el clásico?
No se si me voy a tirar más a lo contemporáneo, no es mi formación, no me siento cómodo, me gusta bailarlo, pero no lo mamé de chico. Creo que con el tiempo no voy a ser alguien de mucho tutú, porque me gusta más contar una historia en el escenario. Voy de a poco, porque se necesita una madurez para eso. Vos podes poner un ballet de repertorio muy lindo, con lindas líneas y con cierta sensibilidad, lo podes llevar muy bien adelante. Pero ya para contar un drama o una historia, se necesita mucho más, una concepción, una inteligencia imaginativa e intuitiva muy grandes.
¿Cuando ideas los movimientos pensás en los bailarines que lo van a interpretar?
Supe con quién iba a trabajar, pero fundamentalmente me baso en la música. Inconscientemente tengo una historia establecida y la voy armando sobre determinada persona, que asocié anticipadamente con lo que hice, para poder desarrollarla. Muchas veces me ha pasado como bailarín, que te dicen ‘a ver probemos esto’... ‘esto no’. ‘A ver entonces, veamos esto otro’... ‘tampoco’, finalmente no queda nada de lo que el coreógrafo quiso hacer en un principio y eso es muy desagradable para el coreógrafo, y muy humillante para el artista, cuando sentís que no servís para nada, te sentís que das lástima, entonces no me gustaría hacerlo. Las dos obras que hice fueron con Caroline Queiroz, que ya hace cuatro años que trabajo con ella. La conozco mucho más que ella misma, y siempre supe a dónde iba a apuntar con ella, no me cuesta pensar en una obra para ella. No se si me animaría ahora a montarle una coreografía a alguien que no conozco, tendría que empezar a ver qué puede llegar a hacer y si coincide con lo que yo pienso. Todavía no tengo esa ductilidad de agarrar un cassette y hacer play. No me sale tan fácil. Es día a día, ocho compases, uno más, soy muy meticuloso con todo. No me gusta hacer por hacer.
¿Qué opinás de la renuncia de Tito Capobianco?
Yo no estoy en el Colón hace años. Pero parece que cada día tiene más problemas. Me alivió porque no se si pudo hacer algo ahí dentro, desde que asumió hasta que se fue, no se si está mejor o peor. Me da la sensación de que pasa el tiempo, los directores pasan y nadie puede solucionar el problema que tiene, que no se si es solo gremial, si la traba viene por lo económico, por lo político, si todo el mundo se disputa un puesto. Se nota un grado de problema artístico arriba del escenario cuando yo voy a verlos. Obviamente es un coliseo muy difícil, es muy grande, y hoy por hoy la gente está cada vez menos formada para dirigirlo y a muchos les queda grande. Es demasiado. Antes la gente sería más culta, mejor preparada, o habría menos programación y sería más fácil de llevarlo, o se podría conciliar mejor con los gremios. Me parece que haría falta una reestructuración, de fondo, porque se ha quedado un poco en el tiempo, no lo artístico, porque eso nunca cambia. Para mi las leyes que rigen el teatro actualmente... no estamos en los años ‘50, cuando era la época de oro, la París de Latinoamérica, la Buenos Aires rica. Me parece que se tendría que actualizar mucho lo funcional. Pero pienso que el Colón necesita una gran reforma para que pueda volver a funcionar.
© julio 2005
Fuente: http://www.balletinarchivo.com.ar/2005/inaki_urlezaga.htm
No hay comentarios.:
Publicar un comentario