sábado, 12 de abril de 2003

Las andanzas del señor Jourdain

Música y danza

"El burgués gentilhombre" se verá hoy y mañana en el Teatro Argentino de La Plata

Sábado 12 de abril de 2003 | Publicado en edición impresa LA NACION

Meciéndose en los ritmos de la música y la danza retorna el delirante señor Jourdain a nuestros escenarios, esta vez al de la sala Alberto Ginastera del Centro de las Artes Teatro Argentino de La Plata, donde la cita es para hoy, a las 20.30, y mañana, a las 17. Fruto de la creatividad del comediógrafo Jean- Baptiste Poquelin, es decir Moliére, y del compositor Jean-Baptiste Lully, "El burgués gentilhombre" (1670) representa el punto más alto de este consorcio llamado a consolidar el género de la comédie-ballet , reflejo del gusto y la fastuosidad de la corte de Luis XIV y paso intermedio para el arribo de la ópera francesa (la tragédie- lyrique ), ya a punto de nacer.

Para esta ocasión, Marcelo Birman, responsable de la dirección musical y general del espectáculo, ha realizado una adaptación de los cinco actos de la pieza original, de la que se han seleccionado sólo algunas escenas habladas que sirven de nexo para la acción, dejando el peso mayor del espectáculo en la música de Lully, creada para el canto y la danza. Esta abundante participación sonora no es caprichosa: es la esencia del género.

Dotado de una invencible torpeza, el rico señor Jourdain sueña con adquirir títulos y honores gracias a una abultada herencia. Maestros de latín y de oratoria, de música y de baile, de armas y de filosofía, buscarán aplacar sus inocentes delirios de grandeza. Propuesta difícil, dada la sucesión de desatinos provocados por el incorregible burgués que alcanzan la cima del virtuosismo teatral en la gran escena turca. Se trata de una de esas "turquerías" que hicieron las delicias de los públicos de entonces y que en última instancia es la razón de ser de toda la pieza, cuyo tema habría sido sugerido, según la historia, por el propio rey o por su ministro Colbert.

Para ese preciso -y precioso- momento, el propio Lully, que había sido en sus años juveniles bailarín de la corte, tomó el papel del Mufti, el sacerdote de la cómica ceremonia, cuando las representaciones en la corte. Valía la pena hacerlo, recordando que, llegado a París en la infancia desde su Florencia natal, la fortuna había empezado a sonreírle a partir del día en que danzó ante Luis XIV. Al año siguiente, en 1653, fue nombrado compositor de la música instrumental del rey, para llegar a ejercer, poco después, un auténtico despotismo musical. Trepador genial, de una astucia legendaria, fue capaz también de alcanzar una de las más altas cimas de la música de Francia, con hallazgos que se proyectan en el curso de siglos, entre otras razones porque de su recitativo se nutre la historia entera de la ópera francesa. Para forjarlo de manera que el texto cantado fuera totalmente entendido, Lully se inspiró en la declamación de los actores de la Comédie, en especial de la Champmeslé, gran intérprete de Racine. Así pudo lograr un recitativo enfático y cantante, de un ardor exquisito, mientras la melodía que lleva las palabras debía estar calcada sobre ellas, tanto por el ritmo como por la entonación.

Diferencias

La seria formación profesional y una acusada familiaridad con la música barroca por parte del flautista y director Marcelo Birman son los resortes básicos para la realización de este "Burgués gentilhombre", que ofrece diferencias de planteo escénico en relación con lo realizado por él mismo hace tres años en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Teniendo como antecedente las versiones discográficas de la parte musical completa realizada tiempo atrás por el holandés Gustav Leonhardt y la versión de 2002 grabada en dos CD por Hugo Heyne y la Symphonie de Marais, que también incluye algunas escenas actorales, Birman y la Compañía de las Luces del Colegio Nacional de Buenos Aires ofrecen hoy su propia interpretación.

-De las dos horas quince que dura el espectáculo -aclara Marcelo-, la parte musical ocupa alrededor de una hora cuarenta y cinco minutos. Se trata de una serie de divertissements en los que se alternan los airs de cour (canciones cortesanas) de la música francesa con canciones en estilo italiano, español y melodías de tono oriental, además de conjuntos vocales e instrumentales que sirven de base a los despliegues coreográficos. Naturalmente, no falta la obertura "alla francesa", creación de Lully y modelo para todo el barroco posterior.

Birman aclara que de la comedia original de Moliére se han seleccionado algunas escenas entre aquellas que los copistas musicales de la época incluyeron en la partitura como nexo de la acción. Escenas breves que permiten definir ante el público los rasgos de este presuntuoso, vanidoso y ridículo burgués parisino. De tal manera, se intenta rescatar el elemento cómico de la pieza, mientras se busca recrear la sonoridad del XVII mediante una réplica de los instrumentos de época y la apelación a recursos estilísticos de los grandes compositores del siglo.

-Lo que me interesó fundamentalmente -asegura Birman- es recuperar el espíritu de la obra, aun a costa de suprimir algunos personajes por razones de tiempo. Esto significa que si bien las partes habladas van en castellano, el canto sigue la variedad idiomática del original, o sea que se expresa en francés, español, italiano, en dialectos como el gascón, y en una lengua en la que se mezclan voces de varios idiomas, incluido el de los turcos.

Este recurso brilla particularmente en una de las partes más famosas de la pieza, el gran "Ballet de las naciones", el cual irá en esta versión dividido en dos partes, una al principio, después de la obertura, y la otra al final, donde los autores buscaban reflejar una armonía supuestamente emanada de la universal conciliación de los hombres bajo el luminoso reinado de Luis XIV, el Rey Sol.

Según Birman, que en noviembre próximo pondrá en la escena del Centro de Experimentación del Teatro Colón su versión de la "Armide", también de Lully, emana de toda la música de este autor un sentido altamente coreográfico o danzable que es preciso rescatar en toda su dimensión.

El reparto de "El burgués gentilhombre", segundo espectáculo lírico de la temporada 2003 del complejo platense, está encabezado por el actor Juan Manuel Tenuta y los cantantes Ana Moraitis (soprano), Pablo Pollitzer y Pablo Travaglino (tenores), Clodomiro Forn y Puig y Norberto Marcos (barítonos), acompañados por actores y bailarines. Además del Coro del Colegio Nacional de Buenos Aires, actuará una orquesta de dieciséis músicos a cargo de flautas dulces, oboes, fagot, cuerdas barrocas frotadas, tiorba, clave y percusión. Colaboran con Birman: Mario Camarano, en la dirección de actores y de escena; Cecilia Gómez y Luis Porfiri, en la coreografía, y María José Besozzi y Gabriel Lorenti, en el dispositivo visual y la iluminación respectivamente.

Por Pola Suárez Urtubey
Para LA NACION

Fuente:http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=488025

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