16 de Noviembre de 1999"BORGES Y PERON", de Enrique Estrázulas, interpretada por Duilio Marcio, Víctor Laplace y Diana Santini. Iluminación y sonido: Gabriel Sanci. Dirección y puesta en escena: Roberto Villanueva. Teatro Luz y Fuerza, calle 3 e/41 y 42.
Imaginar el encuentro entre dos figuras que, por cuestiones ideológicas o de cualquier otra índole, nunca concretaron ese acercamiento, es indudablemente un estimulante ejercicio del pensamiento. Uno no puede dejar de pensar que la historia habría cambiado significativamente de producirse ese diálogo. Ya lo hizo Mónica Ottino en "Eva y Victoria", provocativa e ingeniosa obra que revelaba los rasgos más salientes y contrastantes de dos mujeres polémicas, representativas de sectores antagónicos de la sociedad.
El autor uruguayo Enrique Estrázulas hace uso de esta licencia imaginativa, para enfrentar a otras dos figuras emblemáticas: Jorge Luis Borges y Juan Domingo Perón, cuando este último estaba por asumir su tercera presidencia, y el primero ocupaba el cargo de Director de la Biblioteca Nacional (1973).
Cuando la obra se estrenó en el Teatro Nacional Cervantes (abril del '98), aparecían otros personajes en escena: Leonor Acevedo, la madre de Borges; Bioy Casares, su amigo. La versión actual se concentra en los dos protagonistas y la joven secretaria del escritor, síntesis que seguramente favorece la intensidad dramática de la pieza.
La excusa argumental que motiva el imprevisto encuentro: una tarde lluviosa y sin mediar audiencia ni protocolo, Perón se apersona intempestivamente en la Biblioteca Nacional, para pedirle a Borges que no renuncie a su cargo cuando él asuma la presidencia. El político pretende subsanar viejos oprobios: en 1946 el régimen peronista había cesanteado al hombre de letras de la Biblioteca Miguel Cané, para designarlo nada más y nada menos que "Inspector de aves, conejos y huevos".
Perón le promete el oro y el moro: una embajada en Francia o Inglaterra, el cargo de Ministro de Cultura, una pensión vitalicia, hacer "lobby" para que de una vez por todas le otorguen el Premio Nobel, etc. Cuando la limosna es grande, hasta Borges desconfía. El escritor, entre asombrado, incrédulo y divertido, parece más interesado en los datos que Perón le pueda aportar para redondear un cuento sobre un malevo hermafrodita que ocupa toda su atención.
No queda tema sin tocar: el amor, las mujeres, la vejez, la muerte, disquisiciones ideológicas, políticas, filosóficas y literarias, todo en un tono irónico y mordaz, sin concesiones de ninguna naturaleza. Eso es la obra: un rico y chisporroteante duelo verbal que pinta estas dos personalidades antagónicas y aporta un colorido fresco de la época.
De las dos composiciones, resaltamos el notable trabajo de Duilio Marzio en la piel de Borges. Convengamos que ambos actores tienen el "physique du role" más que adecuado para componer sus respectivos personajes, pero el parecido que logra Marzio en cuanto a gestos, movimientos, inflexiones de la voz y actitudes, es sencillamente asombroso. Por momentos, uno cree estar viendo y escuchando al genial escritor. Su recreación es absolutamente verosímil. Un verdadero hallazgo.
Víctor Laplace, en cambio, tiene una cierta tendencia al estereotipo, lo cual por momentos le resta credibilidad y hondura a su personaje, que aparece un tanto artificial y acartonado. De todos modos, su Perón cosecha una reacción más que favorable de parte del público, que festeja abiertamente sus picardías, ocurrencias y oportunas réplicas.
La dirección de Roberto Villanueva agiliza la puesta, dentro de los límites que le fija una obra fundamentalmente de texto.
"Borges y Perón": un interesante ejercicio imaginativo para un país tradicionalmente signado por las antinomias.
Irene Bianchi
Fuente: http://www.eldia.com.ar/ediciones/19991116/espectaculos12.html
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