martes, 21 de julio de 2009

Iris Marga: La gran dama del teatro argentino

El talento interpretativo de la gran actriz fue una de las notas distintivas de su larga carrera.

Ana María Zancada

Foto: Gentileza Revista Teatro Nº 95 

“La edad es un estado de ánimo”, declaraba a quien quisiese escucharla.

Espléndida en sus 90 años, se dio el lujo de ser aclamada por el público de París en “Familia de artistas” y luego, con la misma obra despedirse de su público argentino en el Maipo, recordando viejas glorias.

Auténtica, humilde, trabajadora, Iris Marga se despidió de la vida que tanto amó el 28 de diciembre de 1997.

Su nacimiento italiano

Nació en Orvieto, Italia, en enero de 1901. La bautizaron María Iris Elda Rosmunda Pauri Bonetti. De la mano de su madre llegó a nuestras tierras con sólo cuatro años. El padre las abandonó y la madre tuvo que bordar y coser ojales para sobrevivir.

Ella comenzó a ganarse la vida como celadora en un liceo de señoritas. Sus alumnas la adoraban porque se divertían con ella, cuando para calmarlas les cantaba chotis.

Su veta artística salió a relucir sin tapujos, cuando cantaba o animaba fiestas de amigos. Así la escucharon en una fiesta en homenaje a Florencio Parravicini y la invitaron para cantar en Montevideo. Sola, sin recursos económicos, aceptó. Así nació Iris Marga, nombre que tomó de la marca de los sobres que utilizaba para escribir a su mamá.

Los éxitos de esos tiempos fueron “Mon Homme” que cantaba en italiano y al final una parodia que hacía sobre “Mi noche triste”. De allí pasó a Río de Janeiro donde reemplazó a la Mistinguet.

Buenos Aires, mi tierra querida

De regreso a la Argentina hizo sus primeros protagónicos. En el Porteño estrenó la primera comedia musical argentina, “Judía”, de Ivo Pelay, y no solamente canciones, sino que Iris se atrevía con breves sketches. Ya la actriz se asomaba sobre los personajes.

Así aparecen en su carrera Elías Alippi, Cunil Cabanellas, Enrique Sussini y su compañía.

Iris Marga era actriz y vedette, aunque ella insistía en el término “bataclana”, denominación revisteril de aquellos tiempos.

Como actriz interpretó a Armando Discépolo, Pirandello, Ionesco, Miller. Fue una Celestina imponente, encabezó una versión de “Las alegres comadres de Windsor”, de Shakespeare; hizo teatro al aire libre en el “Caminito” de Cecilio Madanes; Raúl de los Hoyos, el conocido compositor argentino escribió para ella “Sonsa” que con letra de E. Fresedo se estrenó en el Maipo en la revista “¿Quién dijo miedo?”, en 1924. En 1926, otro éxito estrenado por Iris en el mismo teatro, “Entrá sin miedo hermana”. Entonces el Maipo era un teatro dedicado exclusivamente a la revista. Sus compañeras de cartel eran Tita Merello, Carmen Lamas, Celia Gámez y Gloria Guzmán.

Integró la Comedia Nacional desde su fundación en 1936, dirigida por Cunil Cabanellas, hasta el primer gobierno de Perón, cuando la estrella del Cervantes pasó a ser Fanny Navarro.

El cine no le fue ajeno. Incursionó en filmes como “Petróleo”, “El viaje sin regreso” y “El candidato” bajo las órdenes de Fernando Ayala.

Su otra pasión fue La Casa del Teatro, a cuyo frente estuvo 38 años ininterrumpidos, con un paso efímero en la dirección del Teatro San Martín. En La Casa del Teatro puso la misma garra que tenía sobre el escenario tanto para organizar colectas y festivales para recaudar fondos como para reclamar ayuda firmemente frente a las autoridades de turno.

¿Fue Iris Marga una diva? G. C. Castello, en una obra excelente sobre el divismo sostiene que se llega a ese título por la persistencia a través del tiempo. Pero en el caso de nuestro personaje, creemos que el título que más le cuadra es el de dama de la escena nacional.

El triunfo en París

En la década del ‘80, Alfredo Arias, el director teatral argentino radicado en París, le hacía llegar otra propuesta. Nada más ni nada menos que hacer teatro en París y en francés. Se trataba de “Familia de artistas” de Kado Kotzer, en el teatro Aubervilliers. Compartiendo el cartel estaban Marilú Marini, Fernando Bo, Berta Moss y Lía Jelin.

Para Iris fue una aventura maravillosa, un regalo que le daba la vida. La obra fue un éxito total. Luego, tres meses de gira por Francia y España.

A propósito de la obra, Héctor Bianciotti, el escritor argentino radicado en Francia, escribió: “Iris Marga, desde lo alto de sus 88 años, es una actriz moderna, con esa cosa rara que a menudo falta en los jóvenes comediantes”.

Pero como si todo eso fuera poco, en 1991, con sus soberbios 90 años, tuvo la oportunidad de participar de la puesta de la misma obra en el Teatro Maipo de Buenos Aires.

La despedida

Entre la actuación en Francia y gira por Europa y la representación en Buenos Aires en 1991, la actriz se hizo de tiempo para filmar una producción internacional junto a Ben Kingsley. Para Iris su trabajo en el Maipo constituyó una emoción muy grande, ya que fue el escenario donde debutó en la Argentina. Era como cerrar el círculo.

Alfredo Arias vino especialmente desde Francia para dirigirla, con música de Astor Piazzolla. “Esta será mi despedida, dijo, y mi agradecimiento a un público que me hizo tan feliz”... “La edad es un estado de ánimo y afortunadamente el mío es espléndido”...

Tenía 90 años y fue todo un éxito. Fue una noche inolvidable para ella, sus compañeros de elenco y el público que la ovacionó de pie.

Iris Marga disfrutó de una vejez cargada de gloria y el respeto de todos los que tuvieron el placer de conocerla y compartir su amistad. Agradeció cada minuto de todo lo que tuvo y supo brindarse sin egoísmos.

“Después de todo esta vida nuestra comienza todos los días”, dijo al recordar sus éxitos.

En Porano, provincia de Terni, en la Umbría italiana, se realizó un homenaje a Iris Marga en ocasión de cumplirse 10 años de su desaparición física. Se colocó una placa en su casa natal y se impuso su nombre a la sala del Teatro Santa Cristina.

En Buenos Aires, una de las calles de Puerto Madero lleva su nombre.

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