jueves, 30 de octubre de 2003

Dos ciudades para un fracaso con Dolores Fonzi

 

Dos ciudades para un fracaso 2002  © copyright Primer Plano Film Group

Fernando López
LA NACION

"Gerente en dos ciudades" (Idem, Argentina/2002, color). Dirección: Diego Soffici. Con Adrián Airala, Dolores Fonzi, Lorenzo Quinteros, Carolina Fal, Carlos Catania, Miguel Flores, Malena Bravo, María Rosa Pfeifer. Guión: Diego Soffici, libremente basado en una novela de Carlos María Gómez. Fotografía: Raúl Martínez Clemen. Música: Horacio Corral. Edición: Darío Tedesco. Presentada por Primer Plano Film Group. Duración: 120 minutos. Sólo apta para mayores de 16 años.
Nuestra opinión: mala

La curiosidad que puede despertar en el espectador una película producida y rodada en Santa Fe se esfuma pronto. Apenas han transcurrido pocos minutos de la proyección de "Gerente en dos ciudades" cuando ya el guión empieza a dar señales de una fragilidad que más tarde se revelará como franca inconsistencia. La oscura historia del hombre que mantiene una doble vida (a uno y otro lado del río) y a quien la adicción al juego conduce a un vertiginoso derrumbe económico y moral está planteada en términos elementales, sobre una inexistente construcción dramática, con una puesta en escena que revela inexperiencia y un grupo de actores librados a sus fuerzas (que no siempre son muchas) para lidiar con diálogos obvios y personajes atrapados en el estereotipo.

Desnudo y llorando

En la secuencia que precede a los títulos, la cámara sorprende al protagonista desnudo y llorando al cabo de una noche de sueño discontinuo. El film entero servirá para recapitular los hechos que lo condujeron a esa crisis. Se sabrá que el hombre es gerente de un banco de Santa Fe, que su matrimonio tambalea aun ahora que está por llegar el primer hijo, que su mujer viaja a Buenos Aires para esperar el parto y que esa decisión le deja a él mayor libertad para seguir atendiendo en Paraná los dos asuntos que más lo complacen: el póquer y los fogosos encuentros eróticos con la bella amiga del dueño del garito. 
Deudas

Pronto se sabrá también que en este caso la realidad ha ignorado el dicho: al protagonista no sólo no le va del todo bien en el amor sino que las deudas que ha ido acumulando en el juego lo han llevado a utilizar fondos del banco que ahora no puede reponer. En vano recurre a su padre, un militar adinerado, despótico y de oscuro pasado: no conseguirá de él ni un centavo y para colmo el reencuentro no hará sino avivar viejos y profundos rencores.

Este es sólo el comienzo del naufragio personal del gerente, que acosado por las circunstancias pierde todo escrúpulo y desencadena una serie de calamidades que lo hunden cada vez más y que llenan la historia de episodios violentos, gestos desesperados, policías, matones y asesinatos. En ocasiones, el crescendo dramático y el suspenso desembocan en algún involuntario efecto cómico. Entretanto, el color litoraleño apenas se traduce en algunas imágenes de las dos capitales y en la alusión a especialidades locales, como el surubí o la pasión futbolera por Colón.

La producción contó con el apoyo del Incaa después de ganar en 1999 el premio opera prima (categoría interior).

Fuente: LA NACION

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