Sábado 8 de junio de 2002 | Publicado en edición impresa LA NACION
Que Felipe Boero se haya inspirado en una obra de Benito Lynch, tan argentina por los tipos humanos, los paisajes, el lenguaje campestre y una expresión de semejante dureza psicológica, no es extraño. Era natural que se encontraran, desde el momento en que uno y otro fueron fiel reflejo de la Generación del Ochenta. El encuentro de escritor y compositor dio sus frutos en 1938 con la música incidental para "El inglés de los güesos", dramatización de la novela original de Lynch, convocada ahora por el Teatro Argentino de La Plata como segundo espectáculo de su temporada 2002.
Si la gran tarea del hombre del Ochenta consistió en resolver el problema del indio y de la capitalización de la ciudad de Buenos Aires, también le era urgente asumir un conocimiento real del país, de sus rasgos culturales, antes de que éstos se desdibujaran por la avalancha inmigratoria. Así puede entenderse que para los profesionales que se iniciaron en la década de 1880 el estudio de la música de nuestra tierra y su proyección artística haya sido asunto de primera importancia. Es en esta tradición donde se ubica Felipe Boero, cuya ópera "El matrero" queda como modelo de estética nacionalista.
"El inglés de los güesos" (1924), el segundo gran éxito novelístico de Lynch tras "Los caranchos de La Florida", se adscribe dentro de esa misma intención por medio de una historia que extrae su fuerza trágica del contraste de culturas representadas por Balbina (la Negra) y por James Gray (el inglés de los güesos), llegado desde Cambridge para sus investigaciones antropológicas. El tercer personaje, Santos Telmo, peón de campo enamorado de Balbina, anuda los lazos de esta dura historia de amor y muerte. Hay en el aporte de Benito Lynch una absoluta armonía con el movimiento literario ochentista que se expandía de la poesía gauchesca hacia la novela y el teatro.
La música de Felipe Boero requiere orquesta y dos cantantes líricos, una soprano para el papel de la Negra y un tenor para Santos Telmo. Los restantes personajes, incluido el inglés, son actores. Como es habitual en la música incidental, vale decir escrita para una representación teatral, el trabajo de Boero comprende un preludio, interludios, pasajes corales (el Prado y la Firmeza) y música para solistas vocales. En este caso hay tres partes: el solo de Santos Telmo, el dúo de éste y Balbina y el aria de ella. Pero además Boero recurre con abundancia a fragmentos sinfónicos que acompañan las partes habladas, procedimiento denominado "melodrama", donde la música no está presente con criterio funcional, sino con sentido de ambientación sonora.
Graciela Oddone y Carlos Sampedro, los dos cantantes líricos convocados para la puesta del Argentino, coinciden en que se trata de una experiencia enriquecedora, pues, habituados a su tarea diaria, el teatro de ópera (ambos cantaron en la reciente puesta en el Colón de "Ascenso y caída de la ciudad de Mahagony"), ahora deben medirse con las exigencias del teatro hablado, que para ellos entraña todo un desafío.
"Hacer por primera vez una obra de teatro en prosa -dice Oddone- me resulta apasionante, porque me exige no sólo buscar matices nuevos para la voz, sino aproximarme de una manera especial a mi personaje, el de la Negra, tan tierno, pero también tan tosco, con un futuro que es incapaz de comprender y que termina destruyéndola."
Es claro que cuesta imaginar a Graciela Oddone, rubia y de ojos claros, como la Negra de la pieza de Lynch. Pero como en el teatro todo es posible, ya está dispuesta a que le tiñan el pelo, le oscurezcan la piel y le coloquen lentes de contacto para darle ojos negros.
Carlos Sampedro no disimula su entusiasmo frente a la composición actoral del peón Santos Telmo. "Dentro del mundo en que está inmerso -interpreta Sampedro- sabe que es el candidato normal para Balbina. Es trabajador y quiere hacerla su mujer por el camino recto. La ama y la respeta y no alcanza a asimilar a ese elemento extraño, perturbador, que es el inglés, que a su vez permanece distante, no se involucra." En su opinión, y en cuanto cantante, le ha sido preciso descubrir el punto exacto de interpretación que requiere Boero, pues los solos que tienen con Oddone no son exactamente arias de ópera. "El asunto, dice, es resolver su estilo, porque tampoco se trata de cantar una zamba o cualquier otra especie folklórica." Los dos coinciden en que trabajar con Arnaldo André, invitado para el papel del inglés de los güesos , es muy agradable, y que todo el grupo (cantantes, actores, bailarines, instrumentistas) está con buen clima. También la fácil relación con el director de orquesta José María Ulloa y el régisseur Horacio Picozzi les hace disfrutar de esta experiencia.
Con carácter de estreno en su versión completa con orquesta sinfónica, "El inglés de los güesos", de Lynch-Boero, que cuenta con la adaptación teatral de Arturo Cerretani y Marcos Bronenberg, subirá a escena en la sala Alberto Ginastera del Teatro Argentino de La Plata, calle 51 entre 9 y 10, hoy, a las 20.30, y mañana, a las 17. Contará con la participación de la Orquesta del Teatro, dirigida por José María Ulla, la dirección escénica de Horacio Pigozzi y la del Coro Estable, dirigida por Eduviges Picone. La escenografía está a cargo de Enrique Cáceres, la iluminación, de Gabriel Lorenti, y la coreografía es de Cecilia Elías. En cuanto al reparto, actuarán el actor Arnaldo André, los cantantes Graciela Oddone y Carlos Sampedro y los actores Graciela Andrini, Raúl Herreno, Juan Ignacio Bianco, Maximiliano Drizza y Gladis Romero. Intervendrán asimismo integrantes del Ballet Estable del Teatro Argentino, además de los bailarines invitados Aníbal Jiménez y Carlos Morales.
El Teatro Argentino informa que los ómnibus desde la Capital Federal partirán desde el frente de la Casa de la Provincia de Buenos Aires, Callao 235, hoy a las 18 y mañana a las 14.30.
Por Pola Suárez Urtubey
Para LA NACION
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