viernes, 19 de mayo de 2000

El tango también alimenta

19 de mayo de 2000

Eladia Blázquez brindará mañana un recital en el Pasaje Dardo Rocha. No se cobra entrada, pero se pide un alimento para ir en ayuda de los inundados

El tango vuelve a copar la nave central del pasaje Dardo Rocha. En la apertura del ciclo otoñal fue Susana Rinaldi la que lo trajo. Y ahora es Eladia Blázquez la que lo devuelve. La autora de temas consagrados, como "El corazón mirando al sur", "Somos como somos", "Mi ciudad y mi gente", dará un concierto el sábado, a partir de las 21, en el hall central del Pasaje, acompañada por Gerardo Gardelín en piano y Diego Ortells en teclados. No se cobra entrada, pero se pide un alimento para poder llegar con un poco de ayuda a los que el agua golpeó más duro.

Eladia estuvo el miércoles en el Pasaje. Aprovechó la estadía para hablar de tango, recorrer el lugar y dialogar con la prensa. Hija de españoles, nacida en Avellaneda, su fecunda carrera la ha mostrado exitosa en diversos géneros, una poeta que fue más allá de la descripción costumbrista y que trató de pintar, en sutiles trazos, el perfil más íntimo y menos presentable del porteño.

Desde el teclado de su casa fue haciendo de a poco su obra y hacia allí retorna cada día buscando inspiración para que sus desvelos no se pierdan. Primero, por aquello de las raíces, tentó suerte en la música española, después se largó por el lado del folklore, donde dejó títulos señeros como "Qué mala suerte", "Río, río", "Cuando el amor se va", "Si Buenos Aires no fuera así". Y al final ancló en el tango, esa música que siempre espera a los cansados del camino.

- Fue el público el que me ubicó allí. Y está bien que así sea, que haya sido al final, porque al tango hay que llegar maduro.

Eladia sigue componiendo. Nos dice que siente "que lo que tenía que decir, ya lo dijo", pero sabe que la creatividad es un tironeo bien fuerte al que es difícil sustraerse. Vive sola ("aunque no soy una solitaria, porque me gustan mucho la gente, las reuniones") y cuando compone necesita soledad y silencio más que ninguna otra cosa.

- Con decirte que hasta cierro las ventanas para que nada me distraiga. Siempre fue así. Parto en general desde la melodía y después llega el poema.

Eladia irrumpió en el tango en un momento justo, cuando los grandes letristas habían dado el adiós y de a poco el embrujo de esa música estaba casi en retirada. Integra por derecho propio y por un manojo de grandes temas, la lista de los buenos poetas del dos por cuatro, una lista no muy poblada. "porque hay que decirlo -agrega- : hay miles y miles de temas, pero los grandes tangos son los que conocemos todo y no son tantos". En sus poemas, los acentos sombríos están como disueltos por sus cadencias románticas. Es cierto que es una cronista implacable, pero a sus personajes siempre les deja abierta la puerta de emergencia de la fe.

Nos cuenta que fue difícil lo de crecer desde la música, que incluso su condición de mujer no la ayudó en nada para ascender por un cancionero que ha cantado más que nada sinsabores masculinos. Pero está conforme con su obra, recibió espaldarazos y reconocimientos y algunos de sus temas desafían el paso del tiempo y las modas. "Más que a buscar lo popular -añade- hoy apunto a lo íntimo", como si la meta fuera sacar de paseo a esos hijos, que son sus temas, y despreocuparse de todo aquello que jamás la preocupó, eso que se llama resonancia, vidriera, manoseo, fama.
Fina observadora de gestos y costumbres, Eladia se suma desde su alma y sus poemas a un descreimiento generalizado que roza a todos y salpica a la música ciudadana. ¿Faltan autores?, le preguntamos. Y ella responde con algo más: "Faltan, claro, y los que hay están, andan todos metidos en una bolsa de gatos... porque lo que más se nota ahora es la confusión". Ella que tanto machacó sobre la identidad y las emociones, sobre "la dulce fiesta de las cosas más sencillas", siente que se encuentra en medio de un paisaje de ruido y vacío, donde lo más dominante son las carencias, las necesidades insatisfechas, cierta forma de tristeza que se propaga más rápido que una mala noticia. "Es muy difícil crecer, proyectar, componer en un clima así. La situación social es tan terrible, hay tanto dolor cerca, que el arte parece un bien suntuario y hasta cantar te genera culpas".

Su carrera, por suerte, la abriga de estos sinsabores. Ganadora del primer premio del festival de Buenos Aires, autora de composiciones para el cine ("Made in Lanús"), para ciclos de TV ("Honrar la vida"), escritora ("Cancionero", "Pinceladas porteñas"), llevó sus tangos al festival de La Habana, dos veces se presentó en Granada y recorrió algo de América. "Creo que lo mejor, ya lo hice", asegura. Aunque Eladia sabe que lo mejor siempre queda adelante.

Fuente: http://www.eldia.com.ar/ediciones/20000519/espectaculos8.html

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Las tablas le hicieron fuerza a la motosierra

  Balance de teatro 2024 En un año con fuerte retracción del consumo y un ataque inusitado al campo de la cultura, la caída de la actividad ...