domingo, 29 de diciembre de 2024

Las tablas le hicieron fuerza a la motosierra

 

Balance de teatro 2024

En un año con fuerte retracción del consumo y un ataque inusitado al campo de la cultura, la caída de la actividad teatral fue sólo del 11%.

Por Candela Gomes Diez

Mercedes Morán e Imanol Arias estrenaron Mejor no decirlo.
Imagen:  Alejandra López.

El teatro da pelea. En un año que combinó una fuerte retracción del consumo con un ataque inusitado al campo de la cultura, la escena teatral resistió los embates con una amplia programación de obras. Durante la Temporada 2024, el circuito comercial expandió su oferta con un récord de propuestas mientras que, siguiendo la tendencia de años anteriores, las salas independientes sufrieron más que ningún otro sector el combo letal de los tarifazos y la pérdida del poder adquisitivo del público.

Teatro comercial

Según un relevamiento de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales (AADET), durante 2024 se alcanzó un total de 2,5 millones espectadores de teatro en la Ciudad de Buenos Aires. No obstante, el período tuvo una disminución acumulada del 11% de espectadores en relación a 2023, un porcentaje que igualmente representa un volumen de actividad por encima de los niveles prepandemia. A su vez, tomando de referencia también el año anterior, se observó que el nivel de actividad creció un 6% en relación a la cantidad de funciones, y la oferta resultó la más elevada de los últimos 7 años.

“Cuando tuvimos 25% de inflación en diciembre, y una gran incertidumbre, en Mar del Plata la actividad cayó cerca de un 30% menos porque allí Carlos Rottemberg se puso al frente de una política de 'Precios Amigables'. Y luego, a partir de abril, comenzó a recuperarse la actividad y tuvimos un 11% de caída anual, número que quedó por debajo de la caída del consumo general, algo poco habitual ya que los consumos culturales y el entretenimiento suelen caer por encima de esa variable”, apunta Sebastián Blutrach, dueño de El Picadero y presidente de AADET.

Contra todos los pronósticos, la actividad teatral estuvo por encima de las expectativas en el marco de una crisis que erosionó el poder de gasto de la clase media. “Nuestro sector salió muy fortalecido pospandemia porque encontrarse en vivo con los artistas es un hecho único e irrepetible y eso es algo altamente valorado”, explica Blutrach, que define al ciclo que finaliza como “un buen año teatral” que superó en número de espectadores a las temporadas 2017/2018.

Con cinco décadas de experiencia al frente de la producción de obras, Carlos Rottemberg acompaña el optimismo de su colega. “Que el teatro haya tenido una caída menor en relación al consumo de otras actividades es un buen dato. Y creo que esto se dio porque hubo más jugadores importantes haciendo teatro”, analiza el productor que está al frente del Multiteatro Comafi. Y es que la falta de producción audiovisual en el medio televisivo durante el año transformó al teatro en el refugio de muchos artistas.

Precisamente, la presencia sobre tablas de grandes figuras fue una de las características más salientes en un circuito comercial en el cual, como siempre ocurre, predominó la comedia. El Multiteatro fue el lugar de reencuentro de la recordada dupla televisiva conformada por Soledad Silveyra y Osvaldo Laport, quienes protagonizaron, junto con Julieta Ortega, La fuerza del cariño, adaptación de la película homónima de 1983, ganadora de cinco premios Oscar. Con la dirección de Corina Fiorillo, la obra puso el foco sobre el vínculo de una madre y una hija con personalidades muy diferentes.

En la misma sala, se estrenó Exit, con la actuación de Nancy Dupláa, Juan Pablo Geretto y Fernanda Metilli, dirigidos también por Fiorillo. Con una crítica al sistema laboral actual, la puesta indagó en todo lo que se puede generar en las personas cuando su empleo está en riesgo. Y, sin dudas, la perla de la temporada en ese espacio fue Prima Facie, que contó con la interpretación de Julieta Zylberberg y la dirección de Andrea Garrote. La pieza, en formato unipersonal, trascendió por su potente alegato contra la violencia sexual.

El Teatro Picadero, por su parte, tuvo sus platos fuertes. Al inicio del año, se la pudo ver a Marilú Marini con una interpretación exquisita en El corazón del daño, un monólogo adaptado de la novela de María Negroni, y dirigido por Alejandro Tantanian, que tuvo como columna vertebral la compleja historia entre una hija y su madre. Y en una búsqueda similar en torno al vínculo materno-filial, se vio La madre, de Florian Zeller, con los protagónicos de Cecilia Roth y Gustavo Garzón.

Julieta Zylberberg fue dirigida por Andrea Garrote en Prima Facie. Imagen: Nacho Lunadei 

Siempre con el humor como herramienta, pero sin resignar profundidad y sensibilidad, en El Picadero se presentó también Parlamento, de la aclamada compañía Piel de Lava, integrada por Elisa Carricajo, Pilar Gamboa, Laura Paredes y Valeria Correa, quienes encabezaron un espectáculo explícitamente político que dialogó con la actualidad y expuso las miserias de la ultraderecha. Y, entre las novedades, se destacó Quiero decir te amo, nueva puesta de Mariano Tenconi Blanco que puso en escena a Violeta Urtizberea y Lucía Adúriz para interpretar una particular historia de amor epistolar.

Juntos por primera vez, y dirigidos por Claudio Tolcachir, Mercedes Morán e Imanol Arias estrenaron Mejor no decirlo. El trabajo del dúo se destacó en una de las comedias del año, en la cual compusieron a un matrimonio con muchos años compartidos. Y en el mismo complejo, Julio Chávez presentó Lo sagrado, otra de sus obras escritas en coautoría con Camila Mansilla. Allí, el reconocido actor se puso en la piel de Rafael, un introvertido escritor, en una pieza que propuso definir los límites de aquello que cada persona entiende por sagrado.

Los musicales esquivaron la crisis con una expansión sin precedentes en el país. Y el fenómeno fue tan notable que en la cartelera porteña convivieron una multiplicidad de propuestas con grandes producciones (School of Rock; Mamma Mía!; Legalmente rubia; Come from Away; Rent; El Principito; Casi normales), otras medianas (Forever Young; Despeinada; Waterloo; Una película sin Julie; Gwen) y muchas en el off (Fausto, tragedia musical; Cita a ciegas; Vestido de mujer; María, es Callas; Proyecto Garland). En ese marco, y hacia el final de la temporada, Elena Roger, una de las referentes del género, se sumó al boom con Mina... che cosa sei?!?, espectáculo que rinde tributo a la cantante italiana Mina Mazzini y que creó en 2003 junto con Valeria Ambrosio. Con sólo cinco semanas en cartel, el reestreno en el Lola Membrives obtuvo una gran convocatoria.

En medio de los porcentajes y balances numéricos, Blutrach pone especial énfasis en la unidad de los artistas frente a los numerosos cuestionamientos del gobierno hacia la cultura. “Cuando atacan al sector y a nuestras leyes y ecosistema, somos muy orgánicos y sabemos responder. Estamos unidos y trabajamos para que no se desfinancie al teatro independiente, con el convencimiento de que los apoyos son generadores de nuevas producciones que devuelven esa inversión con puestos de trabajo de calidad. Además, sabemos que nuestra actividad potencia otros consumos. Se instaló que la cultura vive de subvenciones y eso no es verdad. La cultura es generadora de riqueza, puestos de trabajo, identidad y autoestima”, define el productor.

Teatro oficial

El circuito oficial tuvo una agenda propia en la cual se combinaron los clásicos de siempre con propuestas más contemporáneas. Así lo resume Alberto Ligaluppi, director del Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA): “En un contexto complejo, no dejamos de apostar con una clara convicción basada en la mezcla de lo clásico y lo moderno en los diferentes ámbitos. Como resultado, la cantidad de público aumentó un 30 por ciento con respecto a 2023. Estrenamos varias obras, con grandes creadores, tanto en el ámbito internacional, como en el local. Y nos embarcamos, por primera vez, en el desafío de programar una obra del CTBA en Mar del Plata (Cyrano), asumiendo los riesgos que conlleva semejante apuesta, y teniendo claro que un teatro pujante es una oportunidad única de expandir y compartir nuestras creaciones con nuevas audiencias”.

El Teatro San Martín se convirtió en el epicentro de los títulos más resonantes. Alejandro Tantanian estrenó su versión libre de Eduardo II de Christopher Marlowe. Con el ambicioso título de El trágico reinado de Eduardo II, la triste muerte de su amado Gaveston, las intrigas de la Reina Isabel y el ascenso y caída del arrogante Mortimer, la pieza propuso una reflexión sobre los crímenes de odio asociados a la identidad sexual. Allí, también subió a escena La gran ilusión, comedia ambientada en los años '50 y escrita por el autor napolitano Eduardo De Filippo. Con dirección del catalán Lluís Pasqual, la trama puso en cuestión los límites entre realidad y ficción.

El dramaturgo y director franco-uruguayo Sergio Blanco, que supo conquistar al público local con Tebas Land y La ira de Narciso, presentó Tierra, una puesta en la cual volvió a explorar el terreno de la autoficción con el interés puesto, esta vez, en el proceso del duelo frente a la muerte de un ser querido. Y el arte de los títeres encontró su lugar para lucirse con Bimba, una biografía escénica sobre Adelaida Mangani, directora del Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín, con dramaturgia y dirección de Mariana Díaz.

Alejandro Tantanian estrenó su versión libre de Eduardo II en el San Martín. Imagen: Carlos Furman

Por otro lado, en el Teatro Nacional Cervantes se vivió un homenaje muy especial a Roberto “Tito” Cossa, cuya muerte, el pasado 6 de junio, coincidió con el estreno de Un guapo del 900, el clásico de Samuel Eichelbaum adaptado por él y dirigido por Jorge Graciosi. En la imponente sala María Guerrero, público y artistas se dieron cita para recordar al gran dramaturgo. Y con el estreno de Chin Yonk, se rescató la figura del compositor bonaerense afrodescendiente Zenón Rolón que puso música a la obra escrita por Enrique García Velloso. Mezcla de opereta y candombe rioplatense, la pieza subió al escenario principal del Cervantes, revisitada por Sebastián Irigo y Fernando Albinarrate.

Con gran despliegue, desembarcó Las lágrimas de los animales marinos, escrita y dirigida por Toto Castiñeiras y con un excelente trabajo de Guillermo Angelelli en el papel protagónico. Interpretada por un nutrido elenco de actores y performers, la propuesta reconstruyó una historia familiar entre un abuelo y su nieto. Y en la misma línea de sus trabajos anteriores, con fuerte presencia de los animales y una atmósfera pueblerina, el director y dramaturgo cordobés Franco Verdoia estrenó Matar a un elefante. 

Teatro independiente CABA

Como en años anteriores, la inestabilidad económica golpeó con mayor fuerza en el teatro independiente. “Fue un 2024 complicado. El promedio del público de todas las salas bajó y el promedio del valor de las entradas no se pudo aumentar al mismo ritmo que la inflación. A su vez, subieron mucho los gastos, entonces la ecuación de ingresos y costos empeoró y es algo que realmente nos preocupa”, describe Gonzalo Pérez, presidente de la Asociación Argentina del Teatro Independiente (ARTEI), que nuclea 111 espacios de la Ciudad de Buenos Aires. 

A esa realidad, se añade la emergencia habitacional de las salas, una problemática que no es nueva pero que se agudizó en 2024 con el anuncio este mes del cierre de los teatros Luisa Vehil y Gargantúa. “Cada sala que cierra es una tragedia porque es una historia de inversión pública y privada que queda en la nada”, dice al respecto Pérez que, no obstante, pondera el compromiso de la comunidad artística para sostener las conquistas adquiridas. “Este año pudimos defender los institutos de fomento, tanto el Instituto Nacional como el Instituto de la Ciudad. Y creemos que hay que redoblar esos esfuerzos porque estamos convencidos de que la cultura es un derecho, y que el rol del Estado tiene que hacerlo efectivo”.

Las propuestas en escena fueron diversas. En la sala Caras y Caretas se presentaron algunas de las obras más vistas del off, según datos de Alternativa Teatral: Suavecita, unipersonal de Martín Bontempo, interpretado por una genial Camila Peralta que encarnó a una mujer con un particular poder sanador, y Modelo vivo muerto, una parodia absurda del mundo del arte en clave policial, a cargo de la compañía de teatro Bla Bla.

Subacuática se hizo en la pileta del Centro Cultural y Deportivo Suterh.

En un escenario poco convencional como el de la pileta de natación del Centro Cultural y Deportivo Suterh, se vivió una experiencia inmersiva con Subacuática, que invitó a reflexionar sobre maternidades y paternidades, con la dirección de Fernanda Ribeiz y Luciano Cáceres. Y en el espacio Arthaus, conmovió el estreno de Ha muerto un puto, de Gustavo Tarrío, inspirado en la vida del escritor argentino Carlos Correas, condenado por la justicia en 1959 por un cuento que narraba un vínculo homosexual.

Los vínculos familiares entre padres e hijos se abordaron en piezas como Quieto, que se presentó en Nün Teatro, y reunió a la actriz y autora Florencia Naftulewicz con Miguel Ángel Rodríguez para narrar la convivencia entre una hija y su padre. Acerca de la vejez, en Dumont 4040, el dramaturgo Juan Pablo Gómez también ofreció su mirada poética con la “ficción sonora" Los bienes visibles, que retrató la vida de dos hermanos al cuidado de su anciano padre.

La escena alternativa fue una plataforma en la que brilló el formato unipersonal. En este punto, se destacó el trabajo actoral de Mariano Saborido, quien se puso al frente de Viento blanco -con dramaturgia de Santiago Loza y dirección de Valeria Lois y Juanse Rausch, en Dumont 4040-, para interpretar a un joven gay que atraviesa un duelo en un pueblo del sur del país. Y Lautaro Delgado Tymruk impactó con su actuación en Seré, una performance estrenada en la sala Beckett y que reconstruyó el escape de la Mansión Seré.

Con perspectiva de género, pudo verse en el Centro Cultural de la Cooperación Alma Mahler, segundo texto teatral de Víctor Hugo Morales, con la actuación de Raquel Ameri y dirección de Pablo Gorlero. El periodista, conocido amante del teatro, le rindió homenaje a la esposa del compositor Gustav Mahler para contar su lucha contra el patriarcado. Y, desde otra óptica, la autora Brenda Howlin hizo su aporte para revelar el “lado B de la maternidad” con Entre tus siestas, que pudo verse en La Carpintería y que puso la lupa sobre la vivencia del puerperio en una madre primeriza. 



 

domingo, 20 de octubre de 2024

La Plata: capital del teatro independiente

 

UNA USINA EN EXPANSIÓN 

De ser considerada una actividad marginal a ocupar un rol central en el entretenimiento local, la escena autogestiva florece a pesar de las trabas económicas y políticas

La Compañía de Teatro de Arte Crudo presenta los domingos en Espacio 44
"Rey Lear o la Locura de este Mundo"


Agobiados por la suba de las tarifas de los servicios, y dando pelea a las nuevas políticas públicas que inclinaron aún más la cuesta para el desarrollo de las disciplinas culturales, el teatro independiente de La Plata es sin embargo “uno de los puntos neurálgicos” de la escena autogestiva a nivel nacional, según aseguran teatristas locales. El “esfuerzo” y la “pasión” de sus hacedores, el famoso “amor por el arte”, y la necesidad de sostener un espacio de resistencia colectiva en tiempos difíciles lo hacen posible.

Todos los fines de semana, los telones se levantan con propuestas que van desde opciones clásicas, en versiones tradicionales, hasta proyectos contemporáneos e infantiles.

De hecho, diferentes espacios darán sala hoy con alternativas que van desde el musical (en El Escape se puede ver la recién estrenada “Felicitas” sobre la vida de Felicitas Guerrero) hasta títulos clásicos pero aggiornados (los domingos de octubre en Espacio 44 se puede ver la versión de Rafael Garzanitti sobre “Rey Lear” de William Shakespeare que vio la luz “tras años de laboratorio”).

“La cantidad de espacios que realizan funciones es innumerable”, asegura César Palumbo, dueño de El Altillo del Sur y miembro de la Asociación de Teatristas del Plata (Atepla), entidad no gubernamental que nuclea a las salas independientes de la región.

Además de las salas teatrales específicas, se transforman en escenarios otros espacios como clubes, centros culturales, bibliotecas y hasta casas particulares.

Con funciones de jueves a domingos, en La Plata hay teatro a lo largo y ancho de la ciudad. Hay
actividad en el centro (La Nonna, Teatro de la UNLP, Espacio 44, La Lechuza, Teatro Abierto, etc.); pero también en los barrios, desde Meridiano V (Estación Provincial, El Obrero, El Galpón de las Artes) hasta La Loma (El Escape, Doble T, Escenario 40), pasando por Barrio Norte (Teatro Estudio, Casa Compás), Barrio Hipódromo (Área Chica), El Mondongo (El Altillo del Sur), y llegando hasta Tolosa, City Bell (Teatro Comunitario, Teatro de Cámara) y Villa Elisa (Maga, Pido Gancho).


martes, 28 de mayo de 2024

Después de 25 años, vuelve “1999, pequeño testamento apócrifo”

 Premiada en 2000 como la mejor obra de teatro independiente local, la creación de Ruben Monreal regresa a Sala 420 

María Virgina Bruno

DANA CARLOTTO, GUSTAVO RUFFO Y JUAN FRANZESE PROTAGONIZAN “1999, PEQUEÑO TESTAMENTO APÓCRIFO” / SALA 420


Estrenada en diciembre de 1999, y con una única temporada de funciones en 2000, año en el que resultó ganadora del premio a la mejor obra de teatro independiente local, la pieza escrita y dirigida por Ruben Monreal, “1999, pequeño testamento apócrifo”, vuelve a la cartelera después de 25 años, con dos personajes atrapados en un ciclo interminable de espera. 

Contemporánea a su “Bolero Criollo” (2001), y atravesada por sus mismos lineamientos, Monreal aseguró que se trata de “una temática que a mí me sigue a muerte, que es la de Beckett, ‘Esperando a Godot’: seres humanos que están ahí esperando que alguien venga a salvarlos, o que algo pase para que puedan cumplir con no se sabe muy bien qué, pero que no aparece nunca o que llega tarde”. 

De eso se trata este espectáculo protagonizado ahora por Gustavo Ruffo, Juan Franzese y Dana Carlotto que se ubica a fines del siglo XX en Taparió, en donde la espera del nuevo milenio motiva a Grosso y a Cámara a realizar el mejor programa de televisión. Sin embargo, las cosas no salen tan bien como ellos lo esperan y parece que es más difícil ver la luz que los lleve al éxito. 

Y aunque la trama está muy ligada a los cuatro marginales que, hasta el cansancio, bailan su propia versión del clásico de Ravel, “nadie se come a nadie”, avisó entre risas Monreal, sobre una historia que también se teje entre el absurdo y que, en el fondo, “es un poco triste”. 

Estrenada en la original Sala 420, sobre calle 6 Nº 420, con las actuaciones de Jorge Guillén, Fernando Pazos y Adela Schwab, Monreal reveló que se reestrena “tal cual” el texto original, un texto que “quedó incólume” desde su última función, a fines de 2000. Un material que, a pesar del paso de los años, no ha perdido la vigencia. 

El autor aseguró que no solo resuena con la historia cíclica y pantanosa de este país sino “con algo más universal”. “Es más Vladimir y Estragón, dos que buscan no se sabe qué pero lo siguen intentando”, repasó Monreal, sobre cómo los protagonistas de su obra se asemajan a los de “Esperando a Godot”: dos seres decididos a crear el mejor programa de televisión a pesar de las adversidades. 

Y en esas adversidades está el humor corrosivo, negro y seco del autor, un estilo “que no se me despega del bolsillo del vaquero” -se rió director de su propio término que después cambió por “jean”-, porque sabe que “todo contado con humor es mucho más digerible” y así lo aplica en sus producciones. 

Con una puesta semicircular, el director decidió recrear un estudio de televisión de los noventa donde Grosso y Cámara hacen lo que pueden con elementos “muy precarios”, como cámaras viejas y “un montón de porquerías” que para Monreal tienen mucho significado. 

Porque cuando él y su grupo teatral salió “eyectado de la original Sala 420 de calle 6, por un problema que tuvimos con el dueño”, se convirtieron en un “grupo errante” y pensaron en un nuevo proyecto para hacer: así nació “El Ascensor”, el “único programa platense que tiene un Martín Fierro”, en relación al recordado ciclo que mantuvieron durante tres años (del 94 al 96) “y con el que hasta le ganamos en la terna al programa de Landriscina y Doña Jovita”, según recordó con orgullo. En ese equipo de trabajo estaba Gustavo Ruffo, actual protagonista de “1999, pequeño testamento apócrifo”, que ahora se mueve en la escena entre viejas cámaras y equipos que, hace 30 años, hicieron posible que “El Ascensor” saliera por la tevé. 

Con la intención de que el público “experimente lo mismo que los griegos, que se iban pensando fuerte acerca de las vicisitudes de la vida y qué era lo que hacían mal para que los dioses los castigara” o que, simplemente, “se diviertan un poquito con lo que le pasa a estos dos tipos”, la obra que creó y dirige Monreal volverá a la cartelera este sábado a las 21 en Sala 420. Las entradas se pueden reservar por Alternativa Teatral. 

martes, 26 de marzo de 2024

Dolor en La Plata por la muerte de un reconocido actor y director de teatro


Un amplio circulo de la vida cultural de La Plata recibió un duro golpe al enterarse este martes de la triste noticia de la muerte de Omar Sánchez, quien fuera un reconocido actor, director y docente de nuestra ciudad. "Fue un importante y comprometido referente de las artes escénicas y de la educación artística en la ciudad de La Plata", destacó la Asociación de Actores, que además expresó sus "condolencias a sus seres queridos, acompañándolos en este duro momento".

Sánchez nació en Tres Arroyos el 26 de agosto de 1956 y se formó en la Escuela de Teatro de La Plata. Pero amplió su capacitación en reconocidos espacios tanto dentro como fuera del país.

Falleció ayer y su despedida se realiza este martes en Berisso. En tanto que mañana a las 10 será trasladado al Parque de la Gloria para su cremación. Se informó que su familia pidió que no haya ofrendas florales, pero sí que su valor sea donado íntegramente a Abuelas y Madres de Plaza de Mayo.

QUIÉN ERA OMAR SÁNCHEZ

La muerte de Omar Sánchez deja un vacío en el mundo cultural de la región ya que imprimió una marca indeleble en el teatro independiente con innovadoras puestas en escena y una profunda exploración del lenguaje teatral, tanto en su aspecto estético como ideológico. En 1985, fundó el grupo Malajunta, estrenando la obra "Las desventuras del Doctor Tadeo" con gran repercusión.

Como director, presentó numerosas obras, incluyendo "Fuenteovejuna 1476", "Las Paredes", "Tristes Diablos", "Tragedia de una familia Guaranga", "Aureliano Buendía", "Lanzallamas", "El Pelicano", "Espérame en el cielo, corazón", "Territorio Vacío", "Melancólicas vacas", "Macbeth", "Pericones", "Belleza" y "El sol quieto", entre otras. También trabajó para la Comedia de la Provincia de Buenos Aires e integró la comisión organizadora de TeatroxlaIdentidad La Plata.

Como actor, participó en diversos ciclos televisivos como "Impostores", "Televisión por la Justicia – Santos y pecadores", "Fronteras", "Buenos Aires bajo el cielo de Orión", "Terra Ribelle III", en otros, así como en el cine, en los films "Call me Francis", "Olvídame", "La señal" y "Entremedio" . En 2017, regresó a los escenarios para protagonizar una versión de "Otelo".

En su extensa carrera docente, ocupó roles como profesor, director y vicedirector en la Escuela de
Teatro de La Plata, coordinador del taller "Nuevo Mundo" de la Universidad Nacional de La Plata, y fue co-creador del espacio La Rosa de Cobre. Además, impartió cursos y talleres en diversas instituciones.

jueves, 14 de marzo de 2024

El Altillo del Sur: los 40 años de un emblema del teatro independiente

La sala que dirige César Palumbo sigue resistiendo porque sobre todo en las adversidades “el teatro hace bien”

César Palumbo y Malena Cadelli

César Palumbo saca cuentas en el aire y ejemplifica cómo una recaudación de 50, 60 mil pesos por función (porque su público no puede pagar lo que debería salir una entrada hoy: entre 8 y 10 mil pesos como mínimo), no les alcanza “ni para un café” cuando empiezan a repartir entre el elenco, los técnicos, Argentores y los gastos propios de una sala de teatro a los que se le suma la movilidad de los integrantes del equipo que ensayan hasta tres veces por semana y se manejan en transporte público. 

La realidad del teatro independiente no es una novedad y “como hacían los antiguos teatristas, prácticamente trabajamos gratis”, aseguró. Pero no hay quejas en eso porque según consideró “el teatro hace bien” y eso ha llevado a El Altillo del Sur a resistir, una resistencia que cumple este año cuatro décadas de puro amor por el arte.

Será una temporada especial la de la sala ubicada en 1 casi esquina 67. Su director, César Palumbo, y su socia arriba y abajo de los escenarios, Malena Cadelli, están felices por este aniversario pero saben que no es el mejor año para celebrar. Una temporada de incertidumbre total para la cultura en general y de la que no están exentos.

“Pensamos celebrar estos 40 años con 40 micromonólogos”, adelantó Palumbo, sobre este ciclo que comenzó la semana pasada con dos propuestas y que este viernes, desde las 21, mostrará otras cinco en una jornada que cerrará con un brindis junto a los asistentes. La entrada será libre y gratuita hasta colmar la capacidad de la sala.

Los micromonólogos (a cargo de alumnos de los talleres de teatro del espacio) se irán sucediendo a lo largo del año; un año que tendrá compañías visitantes que llegarán desde el interior del país y de la capital federal: este sábado, de hecho, será el turno del grupo Teatro Fray Mocho, que trae “Vocacional Sampayo” de Fernando Zavala.

Entre otros espectáculos que llegarán a la sala se destacan las obras “Imposible escribir una línea completa” (12 y 19 de abril) y “El cuerpo y la sed” (13 de abril y 11 de mayo), a cargo del grupo de Cecilia Rossini.

Además, en materia de estrenos, Palumbo confirmó que presentarán “Hughie” de Eugene O’Neill y “Bodas de Sangre” de Federico García Lorca; y también repondrán clásicos de El Altillo como el ciclo de Los juicios, “Desventuras de la vida cotidiana”, “La duda” y “Todos somos responsables”, además del infantil “Una Plaza y mil historias”, que lleva más de 20 años en cartel.

SU HISTORIA

La historia de El Altillo (llamado así desde su mudanza a su edificio propio en 2002) nace en 1984. A través de un acuerdo con el Banco Provincia, comenzó en su Club en City Bell y en su Biblioteca (10 entre 47 y 48) un ciclo de teatro y de talleres coordinado por Palumbo y que tenía como padrinos a Erica Walner y Oscar Ferreiro.

“Prohibido suicidarse en primavera” y “Los árboles mueren de pie”, las dos de Alejandro Casona, fueron los títulos con los que rompieron el hielo buscando no solo público sino alumnos para los talleres que, desde 1992, sumaron como coordinadora a Malena Cadelli, “gran aporte del proyecto”, según destacó Palumbo.

“El camino fue largo y por suerte aún continúa”, destacó el director que continuó ampliando las actividades con diferentes propuestas complementarias y que incluyeron desde un jardín de infantes con orientación teatral y una librería/biblioteca (La Libroteca, aún viva, tras 25 años) hasta un programa de cable en el que realizaron un recordado ciclo de entrevistas a grandes personalidades del teatro.

En ese marco, hubo un reportaje particular que sería fundamental para la historia del Altillo: en 1997, en medio de una amena charla con Roberto “Tito” Cossa, de quien César y Malena eran “devotos admiradores y ahora grandes amigos”, se les ocurrió una “alocada” idea que finalmente se hizo realidad: bautizar al espacio con el nombre del gran dramaturgo argentino.

“El club se sintió muy honrado, lo festejó y nunca tuvimos ningún tipo de problemas en la relación”, contó el director sobre ese vínculo que se extendió durante más de un cuarto de siglo, hasta que la actividad se concentró exclusivamente en su propia sala teatral en 1 entre 66 y 67.

En realidad, se trataba de una antigua casa familiar, herencia de una tía, en la que el matrimonio de artistas locales vivía hasta que un día, iluminados por el deseo de tener un teatro en el que poder desarrollar más plenamente su actividad, decidieron tirar paredes y comenzar a materializar su sueño. Demasiada estructura no necesitaban: su sello costumbrista lo hizo mucho más fácil.

Desde la inauguración de El Altillo del Sur hasta estos días corrió mucha agua bajo el puente:“Nunca dejamos la producción de obras”, resaltó Palumbo, y repasó con orgullo algunos premios que han logrado como el Pepino el 88 por “El Despojamiento” de Griselda Gambaro o el Accésit de parte del club Gente de Teatro.

El fuerte de El Altillo ha sido su actividad docente: “Nos dedicamos muy profundamente a los talleres, sobre todo de niños y jóvenes, tratando de brindarles alguna herramienta para su futuro. Y con adultos formamos diversos elencos que, al día de hoy, y luego de 30 años, todavía algunos continúan aportando su talento”, reveló.

Para Palumbo hay una certeza que no admite dudas: “El teatro es de los actores, nosotros somos meros intermediarios entre la obra y el público”, dijo, orgulloso de la estabilidad del puente que supieron construir y que todavía resiste.

“Hoy podemos decir que somos un colectivo entre talleres de niños, jóvenes y adultos de más de 70 personas, que aportan sus conocimientos, sus ganas de participar y de hacer del teatro un medio para que la cultura siga siendo lo que siempre creímos y seguimos creyendo: un elemento de crecimiento individual y colectivo”, concluyó el actor, director, dramaturgo y docente teatral platense.

miércoles, 31 de enero de 2024

Teatro: cómo afecta el embate contra el Instituto Nacional del Teatro en diversos puntos del país

MOTOSIERRA CULTURAL

Distintas salas y actividades generadas a partir del apoyo del Instituto Nacional del Teatro, una entidad federal, hoy se ven amenazadas. Sus trabajadores sufren incertidumbre sobre su futuro, los logros alcanzados se diluyen y la actividad teatral se resiente.



Por: Martina Delgado

Con el aumento de la inflación, la falta de certezas sobre el destino  del Instituto Nacional del Teatro (INT) y su conversión en un mero programa bajo la órbita de la Secretaría de Cultura, los trabajadores del sector se encuentran en total incertidumbre.

Esta realidad se agrava en espacios y colectivos teatrales del interior del país. “El Instituto llegó con subsidios y acompañamientos a pueblos y ciudades de toda la Argentina. A partir de la creación del INT, un montón de lugares del país pudieron ver nacer la primera sala de teatro o tener la primera capacitación porque a través de algún programa del instituto podían contratar a alguien que fuera a darles clases.

El desfinanciamiento del INT será especialmente difícil de sobrellevar en espacios donde no hay un entramado de políticas culturales aceitado”, dice a Tiempo María de los Ángeles Oliver, de “El rayo misterioso”, una organización civil sin fines de lucro que nuclea una variedad heterogénea de actividades alrededor del hecho teatral en Rosario: una sala, un festival internacional, ciclos de espectáculos, una revista, una editorial, una escuela y un laboratorio de investigaciones.

El Instituto Nacional del Teatro se creó en 1997 con la promulgación de la Ley Nacional del Teatro N° 24.800, después de una larga lucha de trabajadores de la cultura. A partir de este hito, las políticas de fomento a la actividad comenzaron a federalizarse con la creación de líneas para subsidiar la apertura de espacios teatrales, festivales y circuitos diseminados a nivel nacional.

El INT brindó apoyos de infraestructura para mejorar y acondicionar salas, al tiempo que fomentó el incremento de oferta de funciones. Se trata, además, de un organismo autárquico que se financia con los fondos que le fueron conferidos por ley y que provienen del 10% de los ingresos recaudados por el Enacom, entre otros ítems.

Teatro: programas de acompañamiento

Esto hizo que lugares como “El rayo misterioso”, que se fundó apenas tres años antes de la creación del INT, pudieran expandirse y crecer. Pero, advierte Oliver, “el subsidio no es un salario sino un soporte para favorecer y para acompañar una actividad que ya se está haciendo. De ninguna manera este apoyo representa el 100% de los gastos, por ejemplo, de un festival o el alquiler de un espacio. Es un soporte para que la actividad no te genere todo el tiempo déficit y deuda”.

Estos programas de acompañamiento no siempre fueron suficientes para sortear los vaivenes de la economía argentina. “Cumplimos treinta años. Tenemos la experiencia de haber pasado un montón de crisis, tenemos un comportamiento de ‘economía de guerra’. Aprendimos a vivir en una estructura y bajo una modalidad comunitaria que nos ha hecho subsistir de forma organizada, pero ahora estamos en una incertidumbre total”, dice.

Es un ciclo arrollador: aumentan los costos de producción de la actividad, pero además el incremento de los alimentos hace que las familias dejen de ir al teatro. A esto se le suma el hecho de que actualmente la falta de autoridades designadas en el Instituto Nacional del Teatro retrasa la llegada de los subsidios regulares a las salas teatrales. “Hay subsidios que ya estaban un poquito retrasados y que se adeudaban, pero desde diciembre no se aprueba ningún pago. Ese financiamiento que recibían los espacios no se percibe en este momento, más allá de que en un futuro con esta ley puedan hacer que el INT directamente desaparezca, ya estamos viviendo un vacío hoy en día”, dice.

Teatro en diversos puntos del país

La misma incertidumbre se vive en todas las salas del país. El Centro Cultural La Mandinga, en Formosa, es un espacio que ofrece, además de actividades teatrales, un gran abanico de oferta cultural: danza, música, plástica, circo. Pero actualmente están considerando reducir la agenda.

“En estos días recibimos la factura de luz y vino el doble de lo que solemos pagar durante el año. Sumando a que somos una provincia electrodependiente por las altas temperaturas que tenemos desde noviembre hasta marzo, con días de sensación térmica de 45º, no podemos realizar actividades sin el funcionamiento de los aires acondicionados. Este tema nos tiene muy preocupados porque no sabemos cómo vamos a enfrentar el gasto eléctrico. Tal vez haya actividades que no podamos realizar por no poder prender los equipos de aire”, dicen a Tiempo desde la organización.

En Mandinga, la mayoría de las funciones se realizaba con el apoyo del INT o el FNA o el -entonces- Ministerio de Cultura de la Nación, para poder cubrir el costo de montaje de las funciones. Sólo con las entradas resulta imposible para el Centro Cultural solventar esas inversiones. “No somos un circuito artístico comercial, por lo tanto las entradas siempre tienen un valor mínimo.

Para tener una idea el año pasado se cobraron entradas desde $800 a $2000, y la mayoría de las funciones se hicieron a la gorra. Más de eso no se cobra. Y siempre buscamos la manera de que la comunidad formoseña pueda disfrutar de obras artísticas sin la limitación de lo económico. Por ejemplo, tenemos un festival de invierno de teatro para las infancias, que se llama Festival Fresquete, que lo pudimos hacer el año pasado con aporte del INT, para que todas las funciones sean a la gorra”, afirman.

Otra experiencia es la de Teatro del bardo, en Paraná, Entre Ríos. Se trata de una asociación civil que nuclea a un grupo de teatro con el mismo nombre, pero también coordina diversos proyectos culturales: salas, talleres, recitales de música, circo, una editorial y hasta una escuela. Desde la asociación se organizan visitas a instituciones educativas de todos los niveles, y además, funciona un laboratorio que investiga la relación entre el arte y la pedagogía.

Actualmente, todas las actividades que realiza la organización se están viendo en crisis. “Hay una gran imposibilidad de proyectar el año, es difícil comprometer a compañeros y compañeras a actividades, no sabemos si vamos a poder realizar eventos, cómo los vamos a articular y con qué organismos los vamos a articular. Todo esto para nosotros es de una gran incertidumbre, sumado a que en la escuela del bardo se nos vence el contrato de alquiler y tenemos que volver a hacerlo con el 100% de aumento, como le pasa a todos los argentinos”, explica a Tiempo Valeria Folini.

“Esta incertidumbre no es solamente porque hay un cambio de gobierno, porque han sucedido muchos traspasos. Lo que sucede es que se está cayendo un paradigma y una forma de pensarnos socialmente y una forma de organizarnos. El otro día leí un texto muy hermoso que emulaba un pasaje de 100 años de soledad, cuando los habitantes pierden la memoria y uno de los personajes sale por el pueblo a poner nombres a las cosas. Esto es una silla. Esto es una mesa.»

» Nosotros vamos a tener que salir a hacer lo mismo, vamos a tener que salir todos como sociedad decir esto es un teatro y es importante que no se cierre; esto es un cine y es importante que se hagan películas argentinas”, dice Folini.

miércoles, 24 de enero de 2024

¿La marcha atrás en el sector cultural es una marcha atrás?

 MODIFICACIONES EN LA “LEY ÓMNIBUS”

Distintos miembros del campo cultural opinan que, en algunos casos, las modificaciones podrían ser incluso más dañinas que el proyecto original . La cultura sigue en lucha.



Por: Martina Delgado

En las modificaciones al proyecto de ley ómnibus que el gobierno envió al Congreso después de días de negociaciones con el sector más dialoguista de la oposición, se reformula el capítulo dedicado a cultura y se da marcha atrás a una serie de medidas como la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), que pasarían a ser programas de la Secretaría de Cultura o “el organismo que lo reemplace en el futuro”, dice el nuevo proyecto, dando cuenta de que hasta la propia Secretaría está en cuestionamiento y que, de aprobarse, la ley podría en esta letra chica facilitar la creación de un organismo cuya modalidad no se explicita.

En los fundamentos de la modificación, se explica que el capítulo se «rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva».

¿En qué medida afectarían estos cambios al sector cultural? Javier Gabino, miembro de la coordinación del Colectivo Unidos por la Cultura advierte a Tiempo que “en algunos medios se destaca que hay cambios positivos en los artículos de cultura, pero si uno lee las modificaciones se da cuenta de que lo más dañino del proyecto se mantiene e incluso en muchos casos es peor que el original”.

En la jornada de hoy, la comunidad cultural se movilizó a nivel federal en el paro general convocado por la CGT contra el DNU y la ley ómnibus del gobierno de Javier Milei.
Tiempo Argentino conversó sobre la nueva versión de la ley con representantes gremiales, exfuncionarios y trabajadores del INT, el FNA y el INCAA. 

La marcha atrás en el Instituto Nacional del Teatro

En el artículo 588 de la nueva versión se establece que “Las funciones del Instituto Nacional del Teatro serán asumidas por la Secretaría de Cultura de la Nación o el organismo que lo reemplace en el futuro” y que la asignación de recursos humanos, presupuestarios y materiales estará a cargo del poder ejecutivo. A su vez, el proyecto aclara que “los recursos asignados para dichas funciones en 2024 no podrán ser inferiores a los asignados a tal fin en el presupuesto del 2023” y no establece más especificaciones en el marco de una inflación de 211, 4 por ciento.

“Son eufemismos”, dice Gabino y agrega: “El cierre del Instituto Nacional del Teatro se mantiene porque si hay un traspaso en las funciones y los recursos a la Secretaría el resultado es el mismo: la pérdida de la autarquía del Instituto”. Además, señala Luciano Linardi, director del departamento de cultura de ATE nacional y delegado en INT, “lo que está implícito es que todo esto lo pueden hacer si derogan la Ley N° 24800 -es decir la ley nacional del teatro- que entre otras cuestiones estableció la creación del Instituto Nacional del Teatro y su carácter autárquico”.

En una carta dirigida a legisladores, las y los consejeros del INT advierten que la derogación “afecta a la federalidad, la autarquía y va por las definiciones en pocas manos y con los riesgos de caer en políticas absolutamente centralistas y al desfinanciamiento del organismo. En esta propuesta está más claro que la intención es que el sector teatral sea asistido por un programa, mientras que, es la vigencia de la Ley 24.800 lo que garantiza la ejecución presupuestaria equilibrada”.

Gustavo Uano, exdirector ejecutivo del Instituto Nacional del Teatro, calificó en diálogo con Tiempo a la derogación como “absurda” e “incomprensible”. “Se trata de una institución profundamente federal, que cumple una gran función de incentivo, fomento y desarrollo de las artes escénicas independientes en todo el territorio nacional. Tiene solo 192 empleados, posee prestigio internacional y es profundamente eficiente.

No hubo incremento de empleados en la última gestión tampoco, los que ingresaron lo hicieron bajo el sistema del alta por baja. Se trata de una organización que además tiene una oficina en cada provincia argentina y se ajusta a la dotación ideal. Su cierre o reducción a la categoría de ‘programa’ implicaría la pronta extinción del circuito de teatro independiente en las provincias y la posibilidad discrecional del poder de turno para asignar recursos”, dijo.

Las marcha atrás con el Fondo Nacional de las Artes

Otra modificación de la nueva versión de la ley ómnibus involucra al Fondo Nacional de las Artes. Mientras el proyecto inicial pretendía cerrarlo, en este caso buscan restringir los gastos a un tope del 20 % en relación con los ingresos del Fondo. Además, se reducirían los miembros del directorio -ya no habría un responsable de cada una de las disciplinas, sino que expertos en una determinada área tendrían que arbitrar sobre materias en las que no son especialistas-, y se eliminaría el magro viático que percibían los directores como honorario, en función de cargos ad-honorem. Todo con el objetivo de que “su ecuación económica sea más favorable a la comunidad artística”.

En diálogo con este diario, Fabián Valle, delegado de ATE en el organismo, apuntó que “poner un techo a los gastos de funcionamiento sin poner un piso a los recursos totales es vaciar el organismo de hecho”, porque “mientras los gastos del organismo son fijos, los ingresos son elásticos, dinámicos. El ingreso nunca está asegurado, nosotros por ejemplo tenemos ingresos que no podemos efectivizar porque tienen medidas cautelares sobre derechos de autor”, dice. El principal financiamiento del FNA se genera mediante el dominio público pagante, una tasa que pagan quienes utilizan obras cuyo autor ha fallecido y han transcurrido 70 años posteriores a su muerte. Es decir, mediante la recaudación de los artistas del pasado se solventa la producción cultural del presente. Pero, advierte Valle, “los derechos de autor dependen de los modos de consumo.»

«A medida que el modo de consumo abandona los canales tradicionales y va hacia las plataformas, la cosa cambia. Las plataformas tienen un poder muy importante, no se les puede cobrar o es muy dificultoso hacerlo. Además, se complica todavía más porque si tus ingresos únicamente provienen de los teatros, pequeñas radios locales o editoriales…todo eso hoy también está amenazado”, dice.

Marcha atrás con el Instituto Nacional de Cine y A. Audiovisuales

“Se reducen las modificaciones en el INCAA”, se lee en la nueva versión del proyecto de ley. “Te lo plantean como una mejora, pero no es una mejora en ningún sentido. Es un ajuste encubierto y una trampa”, dice a Tiempo un histórico trabajador del instituto. Si bien se mantendrían los mecanismos de financiamiento del organismo, hay diversos condicionamientos que imposibilitarían su funcionamiento. En primer lugar, se busca que tan sólo el 20 % del presupuesto se asigne a gastos internos, en un instituto que debe mantener una profusa y heterogénea cantidad de actividades e, incluso, a otras entidades como la escuela nacional de cine.

“Hace inviable que podamos seguir sosteniendo el canal de televisión, la plataforma de streaming, las setenta salas de Espacios Incaa, las ocho sedes de la ENERC, los programas ‘Cine en cárceles’, ‘Cine móviles’, ‘Museos de película’, ‘Las escuelas van al cine’…. es decir, no hay manera de que vos sostengas todas las actividades que lleva adelante actualmente el Instituto si solo le asignas el 20% del presupuesto para que pueda hacer eso y además pagar los sueldos. Está claro que ese es el principal ajuste”, señala a este diario Octavio Morelli, guionista egresado de la ENERC y delegado de ATE INCAA.

Otra restricción que establece la nueva versión tiene que ver con el presupuesto que el instituto destina a la producción cinematográfica. La partida asignada pasaría de financiar el 75% al 50% del costo de producción total del proyecto. “Esto afecta principalmente las producciones independientes, porque las únicas producciones que pueden solventar el 50% de los gastos de una película son las grandes casas productoras como Patagonik, Disney o Telefé”, advierte.

Finalmente, en el artículo 578 de la redacción del proyecto se derogan una serie de artículos de la Ley N° 17.741, que entre otras cuestiones implican la eliminación de la cuota de pantalla nacional (clave en la protección de la industria nacional frente al monopolio extranjero); la derogación de la producción del fomento al cortometraje; la anulación de los artículos referentes a la coproducción; y la eliminación de una parte de la fiscalización de las distribuidoras y las salas de cine con la anulación del registro único de la actividad audiovisual que lleva adelante el control de los ingresos que permiten seguir sosteniendo el INCAA.

Por otra parte, con relación al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y a la comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), también hay una modificación para que no superen el 20% de sus ingresos. Nada se dice sobre la industria editorial: seguiría vigente la derogación de la Ley N° 25.542, que actualmente garantiza un precio único en la venta de libros.

“Más allá de todas estas cuestiones”, cierra Gabino, “hay una cláusula gatillo que tiene que ver con los superpoderes que pide el Ejecutivo por el plazo de un año. Con esto se le concedería al gobierno la facultad para derogar, cambiar, ajustar, achicar y tirar las asignaciones específicas, que son la base de financiamiento de toda la cultura”, dice.

Son días de alerta, la comunidad artística está a la expectativa y movilizada.  


domingo, 21 de enero de 2024

De Charly García y Fito Páez a Graciela Borges y Darío Grandinetti, los artistas exigen un freno a la Ley Ómnibus de Milei

Una solicitada en Página/12 de más de 20.000 firmas 

La inciativa es del Frente de Soberanía Cultural. En la carta al Congreso nacional se advierte que "la cultura está en peligro" y le piden a los legisladores que rechazen la Ley Ómnibus y el DNU que firmó Javier Milei. Se publicó este domingo en el diario.



Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20 mil figuras que firmaron una solicitada publicada este domingo por el Frente de Soberanía Cultural "en defensa de nuestra identidad". La misiva fue publicada en Página/12.

La carta, que se titula "Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro", está dirigida a los diputados y senadores en rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei. 

"El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país", dice uno de los fragmentos del texto, que cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.

Entre los firmantes aparecen, además, Palito Ortega, Luis Felipe "Yuyo" Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.

También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.
  
Acerca del paquete legislativo, la carta señala: "No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional".

En el final, el texto advierte: "La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural".

El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.

El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un "Musicazo" el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. 

Todo en las instancias previas del Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.

sábado, 13 de enero de 2024

Organizaciones del arte y la cultura defendieron el Instituto Nacional del Teatro

La protesta fue en contra del proyecto de ley que impulsa el Poder Ejecutivo Nacional y que prevé el cierre de dicho organismo, además de una fuerte reducción del financiamiento a las políticas de fomento al cine y la música.



Organizaciones del arte y la cultura se manifestaron este sábado con un “abrazo” al Instituto Nacional del Teatro como modo de protesta al proyecto de ley que impulsa el Poder Ejecutivo Nacional y que prevé el cierre de dicho organismo, además de una fuerte reducción del financiamiento a las políticas de fomento al cine y la música.

La protesta, convocada por la Asociación Argentina del Teatro Independiente (ARTEI), entre otras organizaciones, se realizó frente al edificio de Avenida Santa Fe 1235.

“Derogar la Ley Nacional del Teatro (24.800), que es fruto de una lucha histórica, representa una afrenta a la trayectoria teatral argentina reconocida mundialmente. Reemplazar el INT por vagas promesas de convertirlo en ‘programa’ contradice su federalismo y su transparencia de siempre. Si esa vaga promesa se concretara, sería un programa absolutamente discrecional, dependiente del gobierno de turno y de los impuestos generales, de los que ahora no depende”, dice el texto distribuido por ARTEI, que afirma que, de aprobarse el proyecto, se concretará “un retroceso cultural de más de 25 años”.

Esta semana en el Congreso compareció el secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, quien aseguró que el Instituto Nacional del Teatro y el Fondo Nacional de las Artes “pasarán a ser programas activos bajo la órbita de la Secretaría”, y se conservará “la promoción y el desarrollo de actividades”.

“Querer eliminar al INT constituye un ataque injustificado a la cultura nacional, a nuestra identidad y al desarrollo descentralizado que el teatro independiente ha construido. Le pedimos a nuestros legisladores que no lo permitan”, respondió el comunicado de ARTEI.

El proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo postula la derogación de la ley 24.800, de 1997, que regula la actividad teatral y garantiza “el apoyo del Estado”.

La norma, de fomento y financiamiento de la actividad teatral con fondos del área de Cultura, creó el Instituto Nacional del Teatro, que desaparece en el nuevo texto postulado.

De acuerdo al proyecto a debatirse, “se procederá a la reasignación de los recursos humanos, presupuestarios y materiales con motivo”.

También el proyecto de ley del Poder Ejecutivo avanza sobre el financiamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y el Instituto Nacional de la Música, creado en 2012 a través de la ley 26.801.

En ambos casos el proyecto propone la supresión del financiamiento fijo derivado de la carga impositiva prevista en el artículo 97 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

martes, 9 de enero de 2024

En todo el país se multiplica el rechazo del sector cultural al DNU y la ley ómnibus

 Por Actores /


Cada vez más voces se escuchan en todas las regiones de Argentina, provenientes de trabajadoras y trabajadores de la cultura, así como de las organizaciones que los representan. Estas voces expresan un rechazo total hacia el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y la ley ómnibus propuestos por el Poder Ejecutivo.

De implementarse estas medidas, generarían un grave impacto en el sector cultural, con consecuencias tales como la desfinanciación, el cierre de organismos fundamentales y la reducción de oportunidades laborales.

En Mar del Plata, el domingo 7 de enero, se llevó a cabo una importante convocatoria en la rambla, impulsada por el Frente de Soberanía Cultural bajo el lema «La cultura está en peligro». Durante este evento, se abordaron diversas preocupaciones, entre las cuales se destacó la amenaza de cierre de la sede local de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC). Participaron artistas locales junto a quienes están trabajando en la temporada de verano en la ciudad.

En Salta, representantes de la comunidad teatral, integrantes de grupos de localidades como Gral. Güemes, Cafayate, San Carlos y Rosario de la Frontera expresaron a través de un video su profunda inquietud frente al DNU y la ley ómnibus. Manifestaron su apoyo a la Ley Nacional del Teatro y abogaron por la continuidad del Instituto Nacional del Teatro y el Fondo Nacional de las Artes.

Las tablas le hicieron fuerza a la motosierra

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