domingo, 29 de diciembre de 2024

Las tablas le hicieron fuerza a la motosierra

 

Balance de teatro 2024

En un año con fuerte retracción del consumo y un ataque inusitado al campo de la cultura, la caída de la actividad teatral fue sólo del 11%.

Por Candela Gomes Diez

Mercedes Morán e Imanol Arias estrenaron Mejor no decirlo.
Imagen:  Alejandra López.

El teatro da pelea. En un año que combinó una fuerte retracción del consumo con un ataque inusitado al campo de la cultura, la escena teatral resistió los embates con una amplia programación de obras. Durante la Temporada 2024, el circuito comercial expandió su oferta con un récord de propuestas mientras que, siguiendo la tendencia de años anteriores, las salas independientes sufrieron más que ningún otro sector el combo letal de los tarifazos y la pérdida del poder adquisitivo del público.

Teatro comercial

Según un relevamiento de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales (AADET), durante 2024 se alcanzó un total de 2,5 millones espectadores de teatro en la Ciudad de Buenos Aires. No obstante, el período tuvo una disminución acumulada del 11% de espectadores en relación a 2023, un porcentaje que igualmente representa un volumen de actividad por encima de los niveles prepandemia. A su vez, tomando de referencia también el año anterior, se observó que el nivel de actividad creció un 6% en relación a la cantidad de funciones, y la oferta resultó la más elevada de los últimos 7 años.

“Cuando tuvimos 25% de inflación en diciembre, y una gran incertidumbre, en Mar del Plata la actividad cayó cerca de un 30% menos porque allí Carlos Rottemberg se puso al frente de una política de 'Precios Amigables'. Y luego, a partir de abril, comenzó a recuperarse la actividad y tuvimos un 11% de caída anual, número que quedó por debajo de la caída del consumo general, algo poco habitual ya que los consumos culturales y el entretenimiento suelen caer por encima de esa variable”, apunta Sebastián Blutrach, dueño de El Picadero y presidente de AADET.

Contra todos los pronósticos, la actividad teatral estuvo por encima de las expectativas en el marco de una crisis que erosionó el poder de gasto de la clase media. “Nuestro sector salió muy fortalecido pospandemia porque encontrarse en vivo con los artistas es un hecho único e irrepetible y eso es algo altamente valorado”, explica Blutrach, que define al ciclo que finaliza como “un buen año teatral” que superó en número de espectadores a las temporadas 2017/2018.

Con cinco décadas de experiencia al frente de la producción de obras, Carlos Rottemberg acompaña el optimismo de su colega. “Que el teatro haya tenido una caída menor en relación al consumo de otras actividades es un buen dato. Y creo que esto se dio porque hubo más jugadores importantes haciendo teatro”, analiza el productor que está al frente del Multiteatro Comafi. Y es que la falta de producción audiovisual en el medio televisivo durante el año transformó al teatro en el refugio de muchos artistas.

Precisamente, la presencia sobre tablas de grandes figuras fue una de las características más salientes en un circuito comercial en el cual, como siempre ocurre, predominó la comedia. El Multiteatro fue el lugar de reencuentro de la recordada dupla televisiva conformada por Soledad Silveyra y Osvaldo Laport, quienes protagonizaron, junto con Julieta Ortega, La fuerza del cariño, adaptación de la película homónima de 1983, ganadora de cinco premios Oscar. Con la dirección de Corina Fiorillo, la obra puso el foco sobre el vínculo de una madre y una hija con personalidades muy diferentes.

En la misma sala, se estrenó Exit, con la actuación de Nancy Dupláa, Juan Pablo Geretto y Fernanda Metilli, dirigidos también por Fiorillo. Con una crítica al sistema laboral actual, la puesta indagó en todo lo que se puede generar en las personas cuando su empleo está en riesgo. Y, sin dudas, la perla de la temporada en ese espacio fue Prima Facie, que contó con la interpretación de Julieta Zylberberg y la dirección de Andrea Garrote. La pieza, en formato unipersonal, trascendió por su potente alegato contra la violencia sexual.

El Teatro Picadero, por su parte, tuvo sus platos fuertes. Al inicio del año, se la pudo ver a Marilú Marini con una interpretación exquisita en El corazón del daño, un monólogo adaptado de la novela de María Negroni, y dirigido por Alejandro Tantanian, que tuvo como columna vertebral la compleja historia entre una hija y su madre. Y en una búsqueda similar en torno al vínculo materno-filial, se vio La madre, de Florian Zeller, con los protagónicos de Cecilia Roth y Gustavo Garzón.

Julieta Zylberberg fue dirigida por Andrea Garrote en Prima Facie. Imagen: Nacho Lunadei 

Siempre con el humor como herramienta, pero sin resignar profundidad y sensibilidad, en El Picadero se presentó también Parlamento, de la aclamada compañía Piel de Lava, integrada por Elisa Carricajo, Pilar Gamboa, Laura Paredes y Valeria Correa, quienes encabezaron un espectáculo explícitamente político que dialogó con la actualidad y expuso las miserias de la ultraderecha. Y, entre las novedades, se destacó Quiero decir te amo, nueva puesta de Mariano Tenconi Blanco que puso en escena a Violeta Urtizberea y Lucía Adúriz para interpretar una particular historia de amor epistolar.

Juntos por primera vez, y dirigidos por Claudio Tolcachir, Mercedes Morán e Imanol Arias estrenaron Mejor no decirlo. El trabajo del dúo se destacó en una de las comedias del año, en la cual compusieron a un matrimonio con muchos años compartidos. Y en el mismo complejo, Julio Chávez presentó Lo sagrado, otra de sus obras escritas en coautoría con Camila Mansilla. Allí, el reconocido actor se puso en la piel de Rafael, un introvertido escritor, en una pieza que propuso definir los límites de aquello que cada persona entiende por sagrado.

Los musicales esquivaron la crisis con una expansión sin precedentes en el país. Y el fenómeno fue tan notable que en la cartelera porteña convivieron una multiplicidad de propuestas con grandes producciones (School of Rock; Mamma Mía!; Legalmente rubia; Come from Away; Rent; El Principito; Casi normales), otras medianas (Forever Young; Despeinada; Waterloo; Una película sin Julie; Gwen) y muchas en el off (Fausto, tragedia musical; Cita a ciegas; Vestido de mujer; María, es Callas; Proyecto Garland). En ese marco, y hacia el final de la temporada, Elena Roger, una de las referentes del género, se sumó al boom con Mina... che cosa sei?!?, espectáculo que rinde tributo a la cantante italiana Mina Mazzini y que creó en 2003 junto con Valeria Ambrosio. Con sólo cinco semanas en cartel, el reestreno en el Lola Membrives obtuvo una gran convocatoria.

En medio de los porcentajes y balances numéricos, Blutrach pone especial énfasis en la unidad de los artistas frente a los numerosos cuestionamientos del gobierno hacia la cultura. “Cuando atacan al sector y a nuestras leyes y ecosistema, somos muy orgánicos y sabemos responder. Estamos unidos y trabajamos para que no se desfinancie al teatro independiente, con el convencimiento de que los apoyos son generadores de nuevas producciones que devuelven esa inversión con puestos de trabajo de calidad. Además, sabemos que nuestra actividad potencia otros consumos. Se instaló que la cultura vive de subvenciones y eso no es verdad. La cultura es generadora de riqueza, puestos de trabajo, identidad y autoestima”, define el productor.

Teatro oficial

El circuito oficial tuvo una agenda propia en la cual se combinaron los clásicos de siempre con propuestas más contemporáneas. Así lo resume Alberto Ligaluppi, director del Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA): “En un contexto complejo, no dejamos de apostar con una clara convicción basada en la mezcla de lo clásico y lo moderno en los diferentes ámbitos. Como resultado, la cantidad de público aumentó un 30 por ciento con respecto a 2023. Estrenamos varias obras, con grandes creadores, tanto en el ámbito internacional, como en el local. Y nos embarcamos, por primera vez, en el desafío de programar una obra del CTBA en Mar del Plata (Cyrano), asumiendo los riesgos que conlleva semejante apuesta, y teniendo claro que un teatro pujante es una oportunidad única de expandir y compartir nuestras creaciones con nuevas audiencias”.

El Teatro San Martín se convirtió en el epicentro de los títulos más resonantes. Alejandro Tantanian estrenó su versión libre de Eduardo II de Christopher Marlowe. Con el ambicioso título de El trágico reinado de Eduardo II, la triste muerte de su amado Gaveston, las intrigas de la Reina Isabel y el ascenso y caída del arrogante Mortimer, la pieza propuso una reflexión sobre los crímenes de odio asociados a la identidad sexual. Allí, también subió a escena La gran ilusión, comedia ambientada en los años '50 y escrita por el autor napolitano Eduardo De Filippo. Con dirección del catalán Lluís Pasqual, la trama puso en cuestión los límites entre realidad y ficción.

El dramaturgo y director franco-uruguayo Sergio Blanco, que supo conquistar al público local con Tebas Land y La ira de Narciso, presentó Tierra, una puesta en la cual volvió a explorar el terreno de la autoficción con el interés puesto, esta vez, en el proceso del duelo frente a la muerte de un ser querido. Y el arte de los títeres encontró su lugar para lucirse con Bimba, una biografía escénica sobre Adelaida Mangani, directora del Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín, con dramaturgia y dirección de Mariana Díaz.

Alejandro Tantanian estrenó su versión libre de Eduardo II en el San Martín. Imagen: Carlos Furman

Por otro lado, en el Teatro Nacional Cervantes se vivió un homenaje muy especial a Roberto “Tito” Cossa, cuya muerte, el pasado 6 de junio, coincidió con el estreno de Un guapo del 900, el clásico de Samuel Eichelbaum adaptado por él y dirigido por Jorge Graciosi. En la imponente sala María Guerrero, público y artistas se dieron cita para recordar al gran dramaturgo. Y con el estreno de Chin Yonk, se rescató la figura del compositor bonaerense afrodescendiente Zenón Rolón que puso música a la obra escrita por Enrique García Velloso. Mezcla de opereta y candombe rioplatense, la pieza subió al escenario principal del Cervantes, revisitada por Sebastián Irigo y Fernando Albinarrate.

Con gran despliegue, desembarcó Las lágrimas de los animales marinos, escrita y dirigida por Toto Castiñeiras y con un excelente trabajo de Guillermo Angelelli en el papel protagónico. Interpretada por un nutrido elenco de actores y performers, la propuesta reconstruyó una historia familiar entre un abuelo y su nieto. Y en la misma línea de sus trabajos anteriores, con fuerte presencia de los animales y una atmósfera pueblerina, el director y dramaturgo cordobés Franco Verdoia estrenó Matar a un elefante. 

Teatro independiente CABA

Como en años anteriores, la inestabilidad económica golpeó con mayor fuerza en el teatro independiente. “Fue un 2024 complicado. El promedio del público de todas las salas bajó y el promedio del valor de las entradas no se pudo aumentar al mismo ritmo que la inflación. A su vez, subieron mucho los gastos, entonces la ecuación de ingresos y costos empeoró y es algo que realmente nos preocupa”, describe Gonzalo Pérez, presidente de la Asociación Argentina del Teatro Independiente (ARTEI), que nuclea 111 espacios de la Ciudad de Buenos Aires. 

A esa realidad, se añade la emergencia habitacional de las salas, una problemática que no es nueva pero que se agudizó en 2024 con el anuncio este mes del cierre de los teatros Luisa Vehil y Gargantúa. “Cada sala que cierra es una tragedia porque es una historia de inversión pública y privada que queda en la nada”, dice al respecto Pérez que, no obstante, pondera el compromiso de la comunidad artística para sostener las conquistas adquiridas. “Este año pudimos defender los institutos de fomento, tanto el Instituto Nacional como el Instituto de la Ciudad. Y creemos que hay que redoblar esos esfuerzos porque estamos convencidos de que la cultura es un derecho, y que el rol del Estado tiene que hacerlo efectivo”.

Las propuestas en escena fueron diversas. En la sala Caras y Caretas se presentaron algunas de las obras más vistas del off, según datos de Alternativa Teatral: Suavecita, unipersonal de Martín Bontempo, interpretado por una genial Camila Peralta que encarnó a una mujer con un particular poder sanador, y Modelo vivo muerto, una parodia absurda del mundo del arte en clave policial, a cargo de la compañía de teatro Bla Bla.

Subacuática se hizo en la pileta del Centro Cultural y Deportivo Suterh.

En un escenario poco convencional como el de la pileta de natación del Centro Cultural y Deportivo Suterh, se vivió una experiencia inmersiva con Subacuática, que invitó a reflexionar sobre maternidades y paternidades, con la dirección de Fernanda Ribeiz y Luciano Cáceres. Y en el espacio Arthaus, conmovió el estreno de Ha muerto un puto, de Gustavo Tarrío, inspirado en la vida del escritor argentino Carlos Correas, condenado por la justicia en 1959 por un cuento que narraba un vínculo homosexual.

Los vínculos familiares entre padres e hijos se abordaron en piezas como Quieto, que se presentó en Nün Teatro, y reunió a la actriz y autora Florencia Naftulewicz con Miguel Ángel Rodríguez para narrar la convivencia entre una hija y su padre. Acerca de la vejez, en Dumont 4040, el dramaturgo Juan Pablo Gómez también ofreció su mirada poética con la “ficción sonora" Los bienes visibles, que retrató la vida de dos hermanos al cuidado de su anciano padre.

La escena alternativa fue una plataforma en la que brilló el formato unipersonal. En este punto, se destacó el trabajo actoral de Mariano Saborido, quien se puso al frente de Viento blanco -con dramaturgia de Santiago Loza y dirección de Valeria Lois y Juanse Rausch, en Dumont 4040-, para interpretar a un joven gay que atraviesa un duelo en un pueblo del sur del país. Y Lautaro Delgado Tymruk impactó con su actuación en Seré, una performance estrenada en la sala Beckett y que reconstruyó el escape de la Mansión Seré.

Con perspectiva de género, pudo verse en el Centro Cultural de la Cooperación Alma Mahler, segundo texto teatral de Víctor Hugo Morales, con la actuación de Raquel Ameri y dirección de Pablo Gorlero. El periodista, conocido amante del teatro, le rindió homenaje a la esposa del compositor Gustav Mahler para contar su lucha contra el patriarcado. Y, desde otra óptica, la autora Brenda Howlin hizo su aporte para revelar el “lado B de la maternidad” con Entre tus siestas, que pudo verse en La Carpintería y que puso la lupa sobre la vivencia del puerperio en una madre primeriza. 



 

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