martes, 2 de noviembre de 2021

“Alma y Nervio”: la obra que habita en el recuerdo industrial

 

Historia y poesía desempolvan las estructuras oxidadas de la ex fábrica C.I.T.A, en una “experiencia sensible además de teatral” con la que cinco mujeres reivindican la gesta artística femenina

María Virginia Bruno
2 de Noviembre de 2021
Bajo la dirección de Fernanda Pintos “Alma y Nervio”

El edificio que albergara el corazón bombeante de la Cooperativa Industrial Textil Argentina (C.I.T.A), una de las primeras empresas textiles recuperadas por los trabajadores en 1952 y que dejó de latir 65 años después agobiada por los fuertes tarifazos y la caída del mercado interno, es el “Alma y Nervio” de una obra teatral que, entre retazos de Lamborghini, Copi, Borges, Puig y Perlongher, presenta una historia deshilachada entre la poética y la Historia que el público deberá hilvanar.

El polvo y el óxido de una estructura que evoca a sudor bajo techos desmembrados, y ese olor aceitoso que sobrevive a pesar de los años del silencio de los engranajes, le dan un marco de incómoda belleza a esta obra que se ha convertido en uno de esos proyectos que respiran con aire propio gracias a la mejor publicidad: la del boca en boca.

Bajo la dirección de Fernanda Pintos, “Alma y Nervio” está protagonizada por Julieta Rita, Laura Casellas, Glenda Pocai y Daniela Gau. Las cinco, amigas y socias en el grato intento por tratar de descifrar el mundo desde una mirilla en común, abordaron colectivamente esta pieza que, se podría decir, tuvo varios nacimientos.

Leónidas Lamborghini y su particular reescritura de “La razón de mi vida” fue su punta de lanza. Las chicas, que se hicieron burbuja hace unos años cuando coincidieron en un taller de entrenamiento escénico dictado por Pompeyo Audivert, tenían la idea de trabajar a partir de ese poema del autor, “Eva Perón en la hoguera”, para urdir una obra de teatro convencional. Sin embargo, cuando la fábrica se presentó como una posibilidad de espacio concreto en el que trabajar, el proyecto renació.

“Cuando llegué dije ‘listo, es acá’. Tenemos que hacer todo de nuevo. No nos importa nada”, cuenta Fernanda, en diálogo con EL DIA, sobre ese amor a primera vista entre ellas y la fábrica.

En esa primera recorrida, en la que se sintieron niñas explorando por primera vez un cuarto de juegos, imaginaron algunas de las escenas que finalmente quedaron, como la coreografía de escobillones, una imagen tan fuerte que nació ahí, improvisando situaciones con los textos que ya tenían memorizados, armándolos y rompiéndolos a partir de los elementos que tenían a mano, entre máquinas y carros, entre retazos y jirones.

De repente, ese gigante herrumbrado y dormido despertaba como un protagonista más de un proyecto que había dejado la convencionalidad de lado para convertirse en la inspiración de una dramaturgia elaborada específicamente para esa mole que, en su auge, llegó a producir un millón de metros de tela por mes y que ahora reposa siliente.

“Alma y Nervio”, un nombre de mucha carga simbólica que refiere a Eva Perón, sí, bautizada como “el alma y nervio del voto femenino” pero también a la arquitectura del espacio que atraviesa, con sus nervios, el alma del proyecto, se enriquece por esa libertad que le otorga al espectador; marino de su propia aventura.

Desafiado a poner la mirada en las situaciones que más le llamen la atención, es convocado a caminar por una gran galería por donde la obra respira, se mueve, transita, vive y muta, función a función.

A veces en dúos, otras en solos, en tríos y hasta en cuarteto, en paralelo o por separado, las actrices tejen y destejen, entre el público, una trama que ofrece muchas posibilidades de expectación, en lo que pareciera ser una especie de juego del escondite apenumbrado, de ellas contra la fábrica, en medio de un entramado de luces y sombras que “potencian pero no invaden”, que las hacen estar pero no estar, como fantasmas.

Si bien Pintos sugiere un recorrido, es el público el que toma la decisión de qué seguir y qué no a partir de preguntas que debe resolver en ese instante: ¿dónde me paro? ¿qué miro? ¿me traslado? ¿en quedo mirando algo más panorámico? ¿cómo me voy? ¿en qué momento?

El público será, además, convidado a escuchar el latido ya extinto de esa fábrica al incluir, de fondo, un audio antiguo de las maquinarias funcionando a pleno que la productora La Mula Cine registró para su film “C.I.T.A. El documental” y que, gentilmente, cedió para esta obra.

Pintos, que originalmente iba a actuar junto a sus compañeras pero quedó moviendo los hilos después de que entre todas decidieran que era necesario tener una mirada externa, define a esta propuesta como una “experiencia sensible además de teatral” por lo que anima al público, sobre todo a las personas tal vez “no tan próximas al teatro”, a que vayan sin prejuicios y sin miedos -no es de esas propuestas que hacen participar a los espectadores, vale aclarar- porque la pieza, sola, encontrará donde alojarse, en el alma o en los nervios de cada quién.

Además de Lamborghini, resuenan por esos pasillos que destilan humedad obras más narrativas, desde Perlongher hasta Selva Almada, pasando por Borges, Copi, Puig y Walsh con las que las chicas crearon “un collage” en relación al “modo, el ordenamiento y quién dice cada texto: si las obreras o estos personajes antagónicos que andan por ahí”.

El público se encontrará con cuatro actrices interpretando a ocho criaturas que, entre tapados de piel y pieles tapadas con uniformes, se apropian con sus cuerpos y sus voces de un espacio que por su inmensidad amenazaba con “devorarlas”. Pero no.

Aunque la figura de Eva Perón resuena en lo explícito y en lo implícito, entre textos, imágenes e incluso en alguna frase hecha carne en las paredes históricas de la fábrica -“De nada serviría un movimiento femenino en un mundo sin justicia social”, por ejemplo-, “Alma y Nervio” va más allá.

“Yo siento que la obra trasciende a Eva, que trasciende al peronismo, habla también de nosotras, de las mujeres”, remarca la directora sobre a la impronta feminista que abraza el proyecto desde su gestación.

“No fue algo que buscamos, porque hay cosas que salen, que se vienen gestando aunque no te des cuenta”, dice Pintos que, en medio de sus reuniones tormentosas de ideas, se vieron repasando sus recorridos artísticos en los que siempre, desde la dirección o la producción, habían sido guiadas por ellos…

“Y entonces dijimos ‘¿por qué?’. Juntémonos, somos cinco amigas, qué pasa si producimos y dirigimos. Elegir la dramaturgia, armar lo que queríamos armar, decir lo que queremos decir, todo solas, era la maravilla. Era muy bello esa sensación de ‘podemos’”, destaca Pintos, orgullosa de la gesta artística que lograron, y que celebran “casi como un grito político y feminista”.

Orgullosa y feliz del “tesoro” que tienen entre manos, la directora asegura que la mayor satisfacción es escuchar que la gente se emociona, que sale modificada tras el encuentro. “La poesía es un gran bastión y en estos momentos, recostarte ahí, y poder conmover con un hecho poético, es algo maravilloso”, cierra Pintos.

Con iluminación y sonido de David Manuel Schoijet, video y fotografía de Andy Milstein y diseño gráfico de Claudia Luque, “Alma y Nervio”, que se estrenó a fines de 2019 y volvió a la cartelera recién en septiembre pasado, se ofrece los viernes a las 20 en C.I.T.A, 115 N° 1467, entre 62 y 63. Parte de lo recaudado se destina a los trabajadores de la cooperativa que continúa en pie vendiendo telas. Las entradas pueden reservarse por Alternativa Teatral. Más información en @almaynervio.teatro.

Fuente: EL DIA

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