martes, 30 de abril de 2013

El Espacio Indecible


CULTURA /  Es la primer obra de teatro pensada desde y para ser representada en Casa Curutchet. Diagonales.com habló con Roxaná Aramburú y Nelson Mallach, quienes además de dirigir la obra son sus autores. Pase y lea.

29.04.2013 | 19.25

A.A.
Roxana Aramburú y Nelson Mallach en Casa Curutchet (foto Eva Cabrera)

Uno de los sitios más famosos y visitados por los turistas que llegan a la ciudad de la Plata es la Casa Curutchet, la obra que el famoso arquitecto suizo Le Corbusier construyó entre los años 1949 y 1953.  De un valor arquitectónico único en el mundo, abre sus puertas para dejarnos entrar a una propuesta teatral que ya desde la primera idea se nos presenta como algo por demás interesante. 

“El espacio Indecible” es el título de la pieza teatral que fue pensada desde y para la Casa Curutchet. Roxana Aramburú y Nelson Mallach son sus directores y escritores. Juntos crearon dos obras que se complementan y se conectan entre sí y con los diferentes espacios de la casa. Y que a su vez invitan a los espectadores a transitar por diferentes ámbitos y emociones que nos brindan distintas miradas sobre la vida y la obra del maestro de la arquitectura. Pero este es solo el comienzo. 

En una charla con Diagonales. Com, sus realizadores nos cuentan un poco acerca del proceso de como fue el trabajo qué dio como resultado esta peculiar obra. 

La obra fue pensada para este espacio ¿cómo fue la apropiación de la casa en el momento de empezar a pensar el trabajo?

- Nelson Mallach: Primero descubrimos el espacio sobre el que íbamos a trabajar porque no había una obra escrita para ese lugar. Ahí decidimos que, como la casa está armada en dos bloques,nos los repartiríamos. Yo decidí trabajar sobre el patio, sobre las rampas, sobre el hall de entrada a la casa. A partir del espacio que a cada uno le tocó se dispararon líneas de acción particulares y eso se nota. A pesar de las diferencias de las dramaturgias, ya que es la mirada de cada uno sobre la casa, hay una particularidad con lo que pasa entre los pisos, que se diferencian pero a la vez se complementan. 

¿Y que resultó de la relación de ustedes como escritores con el espacio? 

- N. M.: Hay una primera parte que la dirijo y escribí yo que se llama “Traducciones” y hay una segunda parte que se llama “El poema del ángulo recto” que la dirigió y escribió Roxana. Y hay un pasaje entre ambas, es un continuo. Conseguimos encontrarnos en la mitad de la obra para que no haya un quiebre. Porque la casa tiene eso: la fluidez de las dos partes, no son dos bloques ajenos uno del otro. 

Y encontrarse con el lugar y la figura de Le Corbusier ¿Qué provocó en cada uno? ¿Qué fue lo que surgió? 

- N.M.: Yo trabajé con el bloque delantero que tiene que ver más con lo externo, con lo social. Y trabajamos alrededor de dos preguntas. Siendo la casa un edificio de interés arquitectónico mundial, ¿Cómo se traducía esa casa en la ciudad de la Plata? Los platenses conocen la fachada, la ubicación, pero no lo que tiene que ver con su espíritu, su vida y su historia. Sobre esa pregunta empezamos a trabajar. Siendo que Le Corbusier llegó a París en 1917 nosotros veíamos ahí como la incidencia de la Primera Guerra Mundial era inevitable, y fue ver esos 50 millones de muertos y esa destrucción del espacio, casas, cuerpos. Estaba lleno de mutilados y eso nos lleva a la segunda pregunta ¿cómo incide eso en su campo creativo? Y con esas dos preguntas, yendo y viniendo del presente al pasado, es que se construyó la primera parte. 

¿Y en el caso de la segunda parte que aspecto se aborda? 

-Roxana Aramburú: En la segunda también hay cruces de tiempo, no podés anclarlo. En mi caso aborda más a Le Corbusier, a su obra, a su personalidad. Aparecieron algunos personajes que cuentan sobre él, es decir, a través de la mirada de terceros podemos reconstruir a la persona y al arquitecto que fue. 

Son cuatro personajes: una es Joséphine Baker, que lo conoció en un viaje que él hizo desde Argentina a Rio de Janeiro. Es una historia muy interesante porque despierta muchas preguntas, pero a la vez no hay mucha información acerca de eso, y uno la puede usar un poco para dejar volar la imaginación. Otro personaje es la secretaria que pretende quedar efectiva en su atelier en París, esto es en otra época de su vida. Hay un personaje que es amigo de Le Corbusier y que vigila su obra y hay otra persona que limpia su casa de veraneo que es el lugar donde vivió los últimos días de su vida. 

La idea es asistir a ese complemento que hacen entre todos. Cada uno se crea su propia imagen y se les disparan sus propias curiosidades para con su figura y con su obra. 

Y una vez que el trabajo ya estuvo hecho, los espacios elegidos y las obras decididas ¿cómo las complementaron? 

-R. A.: Las dos miradas se complementan muy bien. Hay un despliegue muy grande en la primer parte, una cosa muy activa que en la segunda lo aplacamos un poco. Hay una cercanía mayor entre el espectador, y los actores y se da otro tipo de vínculo. 

-N.M: En la parte de arriba el actor se puede acercar más a la persona de Le Corbusier. Yo creo que mi trabajo se acerca más a otras cuestiones. Está bueno porque luego de pasar la primera parte, la casa permite una distención y reflexionás cosas diferentes. Y te vinculás con la arquitectura de maneras diferentes. En la segunda parte entrás al mundo de le Corbusier a pleno. 

¿Y a qué se debe el título? ¿Qué es lo que no se puede decir? En las obras, en esto de entrar al espacio o a la intimidad de Le Corbusier ¿qué cosas no se dicen? 

-N.M: El Espacio Indecible es una categoría de Le Corbusier. Él dice que cuando la materia irrumpe en el espacio implica resonancias que son del orden de la emoción, implican algo que no se puede decir, quedan fijadas en el espectro emotivo de cada individuo que conecta con ese espacio atravesado por la materia. Y el teatro es eso al mismo tiempo. Te pongo un ejemplo las recientes inundaciones que sufrió la ciudad no están dichas, pero la destrucción de una guerra es comparada por la gente con la ciudad. 

-R. A: En la segunda parte me motivó más el lado de lo que no se puede expresar con palabras. Y el teatro también es eso. Lo mejor que te puede pasar es que no puedas explicar lo que viste o de que se trata sino que te puedas quedar con esa emoción, que no tiene palabras. El sujeto de la obra se construye desde lo no dicho, de la mirada de los personajes. O también pasa que se construye desde lo negativo, de lo que no les gusta a los personajes de Le Corbusier, es el caso por ejemplo de su viuda. Y uno desde allí puede construir lo opuesto. 

¿La gente cómo reacciona con la obra y el espacio? 

-R. A: A veces hay gente que se cuelga mirando el lugar. O sea está bien si hay un actor que los atrae, pero a la vez uno se puede quedar mirando una persiana o fijando su atención en cosas. 

-N.M.: La casa es para nosotros el espacio escenográfico, la obra no tiene escenografía. Y a veces pasa que cuando uno va a ver una obra de teatro se detiene en los detalles, y acá la gente se detiene en las curvas, las líneas rectas, los diagonales, las columnas. Lo que tiene de bueno es que no es una obra pedagógica, no es una visita guiada. Es una obra que interroga a la casa, a Le Corbusier, al espacio, a la ciudad, etc. Es una obra que abre preguntas. 

El espacio Indecible se presenta los días sábados con dos funciones a las 19 y a las 21hs. Se puede ver hata el 18 de mayo en Casa Curutchet (53 E/ 1 Y 2). Los cupos son limitados, así que pueden hacer sus reservas a mariaibarlin@gmail.com. 

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