30 DE NOVIEMBRE DE 1783: INAUGURACIÓN DEL TEATRO DE "LA RANCHERÍA"
La leyenda y no, tal vez, la historia, recuerda en esta fecha en la Argentina al Día Nacional del Teatro, en conmemoración de la inauguración del Teatro de la Ranchería, primer teatro que existió en la Ciudad de Buenos Aires.
Conmemoración en Argentina del Día Nacional del Teatro.
El teatro -que en un principio se llamó "Casa de Comedias"- se fundó a instancias del segundo virrey del Río de la Plata, Juan José de Vértiz -cuya principal preocupación era hacer de Buenos Aires una "digna capital del Virreinato"-, en 1783 en las calles San Carlos y San José, actuales calles Alsina y Perú. En los fundamentos para su creación decía: “no solo lo conceptúan muchos políticos como una de las mejores escuelas para las costumbres, para el idioma y para la urbanidad general, sino que es conveniente en esta ciudad que carece de diversiones públicas”.
El virrey Juan José de Vértiz y Salcedo.
Vértiz resistió las negativas de la iglesia para imposibilitar su instalación. Los jerarcas del catolicismo consideraban inmorales los espectáculos que allí se desarrollaban. Al teatro se lo llamó popularmente de la Ranchería, y se lo levantó provisoriamente en lo que era un galpón de depósito.
En tiempos del virrey Arredondo, el 16 de agosto de 1792, un incendio destruyó por completo al endeble -por estar construido con materiales deleznables- Teatro de la Ranchería. En 1789 se estrenó allí la primera versión de "Siripo", de Manuel José de Lavardén. Éste fue un escritor argentino, considerado uno de los fundadores del teatro rioplatense. Se le atribuyen varias obras, pero sólo se conoce (y fragmentariamente, la mayor parte se ha perdido) su tragedia Siripo, estrenada en el Teatro de la Ranchería y basada en hechos narrados por Ruy Díaz de Guzmán en su poema “Argentina”.
El Teatro de la Ranchería recibió ese nombre porque era el lugar donde se encontraba la ranchería de los jesuitas (construcciones donde se alojaban los negros esclavos de la Misión). En la Botica de Los Angelitos, ubicada en Chacabuco y Alsina, se ponía un farol para anunciar las funciones.
Hasta la construcción del Teatro Coliseo en 1804, Buenos Aires permaneció sin teatro, pero la actividad se realizaba en cualquier lugar adecuado y accesible a los asistentes.
El indio Siripo en el rapto de Lucía, según la obra de Manuel de Lavardén.
Entre la literatura y la leyenda: hubo una cruzada renovadora de "Santos Vega" que comenzó -en una segunda etapa- en 1872 con Hilario Ascasubi, continuando, coincidente y curiosamente en 1883 con Rafael Obligado, Ventura Lynch y Eduardo Gutiérrez. Con este último se hace novela y salta a las tablas con los Podestá, fundamentalmente con José “Pepe” (1858-1937).
Hubo una segunda etapa del Teatro Nacional en la que proliferaron las representaciones de Santos Vega.
Pepe Podestá fue un dramaturgo teatral argentino, miembro de una familia dedicada al espectáculo que constituyó la primera compañía de teatro popular argentino: Los Hermanos Podestá. Consiguió su mayor éxito con la puesta en escena de la obra considerada como la precursora del teatro argentino: Juan Moreira, adaptación de la novela homónima de Eduardo Gutiérrez. En 1886, el “Circo de los hermanos Carlo”, especialistas en números ecuestres, encargó a Eduardo Gutiérrez la adaptación de su novela Juan Moreira (1879) para ser representada como espectáculo gauchesco-circense.
La primera versión consistía en una pantomima realizada como apoyo al espectáculo de caballos. El papel protagónico fue interpretado por “Pepe”, quien más tarde perfeccionó la adaptación de Gutiérrez añadiéndole los diálogos; con ello convirtió a Juan Moreira en la obra de teatro que le dio reconocimiento internacional. Con este drama se inició realmente el teatro con temas de espíritu nacional apoyados en la figura del gaucho. Debido al éxito de tal adaptación se pusieron en escena otras, como Martín Fierro (1872) de José Hernández. El mayor éxito de la compañía de los Hermanos Podestá fue el montaje de Calandria, considerada como la mejor obra del teatro criollo de la década del ‘70. Requería de escenario y pista para los números ecuestres.
El legendario Juan Moreira, representado por "Pepe" Podestá.
Después de este montaje la compañía se dividió. José Podestá adquirió el Teatro Apolo que dedicó a representaciones teatrales. El aporte de la familia Podestá al circo y a nuestro teatro criollo sería inmenso.
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