viernes, 23 de noviembre de 2007

Nueva puesta de El barbero de Sevilla

En el Argentino de La Plata

El tenor Rubén Martínez es el régisseur

Viernes 23 de noviembre de 2007 | Publicado en edición impresa LA NACION

El Teatro Argentino de La Plata dará fin a su temporada oficial con la ópera más famosa de Gioacchino Rossini: Il Barbiere di Siviglia, sobre un libreto de Cesare Sterbini inspirado en la célebre obra homónima de Caron de Beaumarchais (1732-1799), que configuró una sátira a la nobleza de su época. El genio de Rossini, así como Mozart y Paisiello, dedicó al famoso personaje obras memorables. El célebre salzburgués compuso sus Las bodas de Fígaro con un protagonista posterior en cuanto al tiempo de la acción, aunque con personajes que se corresponden con la ópera de Rossini. También Paisiello compus, en 1782, una obra homónima que tuvo gran repercusión, aunque no sobrevivió con la misma vigencia que la rossiniana. El compositor de Pesaro compuso la ópera en tiempo récord; el contrato se firmó sólo dos meses antes de la fecha prevista para su estreno, que se produjo el 20 de febrero de 1816 en el Teatro Argentinas de Roma.

La gracia fresca y ocurrente de Rossini, sus intrigas y equívocos, su fina observación sobre los caracteres y su inmediato reflejo en el pentagrama volverán a florecer en las voces de quienes asumirán en esta oportunidad sus personajes, con varios nombres conocidos en la escena lírica local, como Omar Carrión, Eliana Bayón o Ariel Cazes, y también figuras nuevas, como Gustavo Zahnstecher o Laura Polverini, que van cobrando en ella perfiles distintivos.

Actuarán la Orquesta Estable, junto con el Coro del teatro platense, preparado por Sergio Giai; la escenografía es de Daniel Feijoo; el vestuario, de Cristina Pineda, y la puesta de luces, de Gabriel Lorenti.

Primeras letras

Un dato singular en esta nueva producción escénica, cuya dirección musical ha sido confiada a Esteban Gantzer, es la incorporación de Rubén Martínez como director de escena, por vez primera en el Argentino de La Plata, pero que ya se desempeñó como régisseur en obras anteriores: La bohème , en 2006, en Bahía Blanca; en L enfant prodige , Annabel Lee , y, este año, en Hagamos una ópera , de Britten, en el teatro Margarita Xirgu. Como es sabido, precede a Rubén Martínez una carrera como cantante, cuyo comienzo se produjo precisamente en el Argentino con el Magnificat de Bach, en 1986, y en el Teatro Colón con la Cantata Misericordium , de Britten. El tenor intervino en numerosas óperas en el país, entre las que figuran Il Barbiere di Siviglia, de Rossini, y también Il Barbiere... de Paisiello.

Rubén Martínez, vivaz y entusiasta antes del estreno, feliz de cumplir un sueño con una ópera de excelencia como Il Barbiere... al cierre de la temporada. Al referirse a su nuevo perfil profesional, añade que precisamente se cumplen veinte años desde su debut en el Argentino, con el que se siente hondamente consustanciado ("nací en él", asevera) y donde encontró siempre -según asegura- el más amplio apoyo de las autoridades del teatro, así como de los cuerpos artísticos y técnicos.

-¿Cuándo decidió su transición a la dirección escénica?

-Se produjo en el extranjero. Fue en oportunidad en que estábamos con mi esposa [Paula Almerares] en el Metropolitan de Nueva York en 2003. Ella estaba cantando el papel de Rosina, obviamente en versión de soprano, junto a Juan Diego Florez, y yo contemplando la realización y haciendo mis primeras reflexiones sobre cuál sería "mi" puesta en escena... Desde ese momento comencé a trabajar. Por supuesto, resultaron sumamente valiosas mis experiencias anteriores y mi labor de cantante.

-¿En qué medida?

-Bueno... ha sido una verdadera labor de conjunto con mis colegas, trabajamos de otra manera, yo lo he hecho junto a ellos como un cantante más que se encuentra dentro de la escenografía. No ha sido menor la labor conjunta con el director musical Esteban Gantzer, con el escenógrafo Daniel Feijóo y con la vestuarista Cristina Pineda. Pero todo ha sido encarado a favor del cantante.

-¿Cómo se concibió la escenografía?

-Es una Sevilla típica, realista; más allá de que yo la haya transportado en el tiempo hacia una época posterior, no deja de ser una concepción clásica. Desde mi punto de vista, está ubicada en el siglo XX, más precisamente en la época de los años locos.

-¿Cómo juzga usted los resultados?

-Considero que hemos logrado con El barbero... un espectáculo sumamente atrayente y original, aun dentro de lo tradicional. Hablo en relación con lo visual y también en cuanto a las voces del elenco, si bien algunas figuras muy experimentadas tienen incorporadas decenas de puestas anteriores.

-Es sabido que Rossini compuso originariamente el papel de Rosina para mezzosoprano, pero posteriormente el personaje fue asumido por sopranos, ¿cuál ha sido su criterio?

-Bueno, naturalmente, en un principio concebí El barbero... con la participación de Paula, pero en esta oportunidad, y debido a sus compromisos en el exterior, el papel de Rosina será asumido unas funciones por Eliana Bayón y otras por Laura Polverini.

Héctor Coda
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=964625

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