domingo, 8 de abril de 2007

Teatro aéreo en La Plata: desafiando a la gravedad y jugando con la estética

ACROBATAS EN EL VIENTO

Intervienen en barrios y plazas volando con sogas y arneses. Utilizan una amplia gama de recursos que vienen del arte y los deportes de riesgo. Un retrato del único grupo platense que se dedica a esta nueva y compleja disciplina, que combina alpinismo, circo y dramaturgia

En la entrada de un viejo almacén transformado en centro cultural se encuentran las marcas necesarias que denotan actividad teatral: una sala con butacas, un mostrador con programas y carteleras con fotos de actores bajo suculentos títulos. Pero, en el patio al fondo, una estructura muy alta rompe un poco con la tradicional geografía dramatúrgica: siete metros hasta el techo, dos escaleras fijas, trapecios, colchonetas de alto impacto, cuerdas y arneses que sostienen cuerpos volando.

“La acrobacia aérea es un arte lúdico, podés jugar, divertirte y contar algo” explica el escenógrafo Paco Suárez y el actor Matías Streitenberger reafirma la hipótesis: “Si uno se abstrae de la vorágine en la que vive puede cautivarse, volver a ser nene y jugar, sentir el viento en la cara”.

Los dos están a cargo de hacer volar por los aires a más de 50 alumnos de entre 17 y 55 años, y de lograr un hecho teatral que, por lo visto, permite un choque estético muy variado y por demás interesante.

Hay tres caminos que se cruzan para sentar las bases del teatro aéreo: deportes de riesgo (alpinismo, esquí, paracaidismo y aladeltismo), métodos circenses y recursos teatrales. “En algún momento un director quiso que vuelen los actores. ¿A quien iba a llamar si no era a un escalador o a un acróbata de circo?”, dice la pregunta retórica de Paco, quien desde 2002 se hace cargo de estos talleres en el Centro Cultural Viejo Almacén El Obrero, en 13 y 71.

El amplio espectro de alumnos que reciben enriquece la actividad: cantantes, arquitectos, actores, ingenieros, clowns, bailarinas y odontólogos. Y la tabla sigue, avalada por Matías: “La idea es poder fusionar lo que traen todos: el que actúa, el que sabe colgar una estructura, el que maneja bien el cuerpo, tenemos cantantes líricas, humoristas y músicos”. A las técnicas de dominio del cuerpo se las complementa con infinidad de recursos estéticos: música y percusión, danza, canto y monólogos. Todo depende de la puesta y del lugar.

Límite vertical

El Municipio local, en varias aperturas a sus temporadas culturales, ha recurrido a los servicios del teatro aéreo para vestir sus actos. Hace algunas semanas, Paco y Matías volaron por los blancos techos del Pasaje Dardo Rocha inaugurando la muestra Cartas, Valijas y Encomiendas, con un cartero volando en bicicleta que repartía cartas y cosas por el estilo, tarea facilitada por la altura del lugar y sus amplios espacios.

La capacidad física de los posibles escenarios es definitoria: “Hay lugares que son muy bajos o no tienen estructura, o el cableado es sólo para sostener el techo y no te podés colgar”, asegura Paco y Matías agrega: “Tienen que estar en buen estado las vigas y paredes, y todos los materiales de construcción”.

Montaje clave

El lugar para montar las obras es clave y le da una característica muy propia a la acrobacia aérea: es una actividad callejera y nómade, que utiliza por lo general emplazamientos públicos como escenarios (ver recuadro). Para eso cuentan con una estructura de caños móviles que necesita pasto y tierra como base para sus estacas. Muchos recursos dependen del lugar, entre ellos el proceso de guionado: según Paco se puede “enganchar desde la acción y la forma, desde lo que tenés en el lugar y vestirlo o al revés” y según Matías: “Por ahí se prepara una rutina y surge un error que supera visualmente a lo que se tenía planeado, por eso hay una flexibilidad para dejar que juegue la improvisación”.

Esa indeterminación se activa también a la hora de interactuar con el público, aunque nunca librada al azar. “Colgar a un espectador es peligroso, le puede dar un ataque de pánico”, asegura el escenógrafo y su partener profundiza sobre como se puede interactuar con la platea desde los juegos de miradas: “Cuando trabajamos para chicos los acostamos en el piso en colchonetas y nosotros volamos por arriba, a veces sentamos a la gente en el medio y los acróbatas vuelan alrededor, o la gente arriba y nosotros abajo”.

Con respecto a los textos que trabajan y a la música que eligen, pueden ser obras ya escritas y compuestas o piezas especialmente preparadas para estas rutinas. Matías lo explica desde los clásicos: “Hay obras de Shakespeare que uno las lee y piensa en meterle algo de aéreo, lo mismo pasa con todo lo que tenga que ver con vuelos, bosques y brujas”; Paco desde la música: “Es ideal
que un tipo componga música a partir de lo que ve, que pueda conmoverse y componer a partir de eso es fantástico”.

Y así trabajan, con la cabeza abierta a estilos, para acentuar cada vez más la belleza estética de las puestas, ejercitando formas mecánicas de subir, bajar, mezclarse y enredarse, con dos grandes formas de desafiar la gravedad: la cuerda indiana, que según Paco se trata de “una cuerda gruesa y anudada, que se sube trepando y a partir de una técnica para pisarla haciendo la
menor fuerza posible”, o el deslizamiento por tela, más arriesgado pero más complejo, “una tela que se cuelga de una viga reticulada y con la que se generan figuras que traban sobre el cuerpo y que permite ascender u descender, y moverse por el aire”, de acuerdo a la explicación de Matías.

En sus clases lo indeterminado también es una constante: a veces les hacen cerrar los ojos a sus alumnos cuando están arriba. Y ni hablar de los shows infantiles: “Los chicos piensan de verdad que estás volando, no hay cómo explicarles que hay un arnés o una soga” dice Matías, disfrutando de ese inocente goce estético infantil, quizás muy apropiado para cualquier edad.

Quizá esa sea la clave para cautivarse adecuadamente con el teatro aéreo: el placentero vértigo de sentir (y creer sentir) el viento en la cara.

Laureano Debat

ACROBACIA AEREA POR EL MUNDO

Estilos e influencias

Paco Suárez y Matías Streitenberger tienen claro a su referente: el Cirque du Soleil, compañía canadiense creada por Guy Laliberté y Daniel Gauthier en 1984. El grupo ha recorrido el mundo entero desplegando un creativo concepto que mezcla acrobacias circenses con efectos de luz y sonido, música y escenografía, y sus espectáculos han sido vistos por más de 125 millones de personas, en extensas giras que abarcaron los cinco continentes. Matías asegura: “En trapecio, tela y vuelo es muy superior a todo lo que he visto”, mientras que Paco marca algún matiz: “En cuanto a formas es más lo que nos gusta, pero no hacemos lo mismo ni aspiramos a eso, sólo tomamos algunos recursos estéticos y de puesta en escena”.

No obstante, existen otros grupo consagrados que no son específicamente de teatro aéreo pero sí toman algunas técnicas de ahí. Es el caso de los extravagantes catalanes de La Fura del Baus (La Furia de los Vientos), que nacieron en Barcelona en 1979 como un grupo de teatro urbano buscando espacios escénicos distintos a los tradicionales, con recursos muy variados: música, movimiento, materiales naturales e industriales, nuevas tecnologías y la implicación del espectador directamente en el espectáculo.

“La Fura sigue siendo un grupo de teatro, hacen eventos que por ahí tienen que ver más con la acrobacia, pero lo que más me gusta de ellos son las obras de teatro” reconoce Paco y Matías trae a un tercero en cuestión, quizás más cercano a ellos: “Con De la Guarda por ejemplo tenemos más vínculo, se restringen por ahí más a lo aéreo, son actores y performances, y muy buenos
puestistas”.

Se trata del grupo argentino que fue reconocido en varias partes del mundo luego del espectacular Villa Villa, que llegó a estrenarse hasta en Broadway. Y en Argentina hay más: están Fuerza Bruta, Circo Negro o el TSO (Teatro Sanitario de Operaciones), grupos similares que también utilizan las técnicas de acrobacia aérea. De todas formas y más allá de las diferencias de estilo, Paco reconoce algo que es clave: “Uno no puede estar afuera de todo lo que vio, lo que ves y te gusta te entró por algún lado, Cirque du Soleil, empresa cirsense que triunfa en el mundo y en algún lado lo querés meter”.

INTERVENCIONES URBANAS

Acróbatas en las calles

Las muestras de teatro aéreo son callejeras, la calle como escenario privilegiado, el barrio resignificado y reinterpretado desde una intervención artística. “Vamos a lugares de La Plata que
representan cultura y arte”, aclara Paco.

En estos momentos están programando un espectáculo en el puente peatonal de la vieja estación de trenes de 17 y 71 y “la idea es sumar al andén a un espacio de acrobacia aérea y rescatar un lugar que hoy está olvidado, con el pasto crecido y mugre”, dice el director. La idea es volver a darle vida a lugares muertos, con la estructura móvil y una determinada puesta en escena cuya trama y forma se adapta al lugar que se va a intervenir, a su historia y a su barrio.

“Nos gusta contar historias que tengan que ver con la gente que laburó ahí, con sus personajes. Ahora cuando ensayamos hay un tipo de 70 años que trabajó en la estación y que va todos los días, está contento porque dice que empieza a haber movimiento de nuevo y se siente parte de eso. Si él se anima pensamos meterlo en algún momento de la obra, colgarlo no porque es un tipo grande”, explica Matías como adelanto de lo que se podrá ver mañana a la tarde si no llueve. Y Paco adelanta un proyecto a futuro: “Tenemos pensado Habrá un espectáculo gratuito, al aire libre, en 17 y 71 colgarnos del Teatro Argentino”.

Cualquiera puede volar

En el nivel dos del Taller de acrobacia aérea se puede optar por dos caminos: hacer teatro aéreo sólo por gusto y sin mostrarlo al público, llamado Recreativo; u optar por un mayor grado de exigencia para lograr algo coordinado y digno de mostrarse, denominado Performance.

“Nosotros en el taller apuntamos a que el alumno aprenda, esté seguro con su cuerpo y puede utilizar todas las herramientas que nosotros le damos. Llega un momento en que surge la pregunta ¿lo muestro o no lo muestro?” explica Paco.

El nivel Recreativo se adapta a los tiempos del alumno que quiere hacer algo pero que no salga de ahí. En cambio, en Performance se ajustan las tuercas. Como explica el profesor: “si están haciendo una rutina de cuatro la coordinación tiene que ser perfecta.

Seguridad

La acrobacia aérea no es técnicamente un deporte de riesgo, pero que los tiene los tiene. Hay una exigencia física media y un límite de peso que llega hasta 85 o 90 kilos. “Una persona de 100 kilos que mide 2 metros es proporcional en contextura física, tiene un cuerpo que se banca estar sostenido por una faja de 5 centímetros.

Pero si esa persona mide 1,60 va a tener problemas porque el arnés lo va a lastimar mucho. Los materiales aguantan, no se va a caer, pero se va a lastimar”, explica Paco. Todo el material que se usa está testeado y se renueva cada un cierto período, y es específico para la actividad de alpinismo.

Otro punto a tener en cuenta son los lugares: “Hemos mandado a ingenieros a ver lugares” recuerda Paco y Matías refresca más la memoria: “Hay laburos que hemos rechazado porque la seguridad no se podía garantizar“.

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2007/04/08/pdf/16-c.pdf ; http://pdf.diariohoy.net/2007/04/08/pdf/17-c.pdf

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