La bailarina Julieta Ranno dirige una propuesta colectiva que tomó impulso con sus ganas de cruzar “un territorio poco explorado”
“Mini P.I.M.E.R”, una frenética y estimulante producción que bien podría ser “la hija mestiza entre la danza y la poesía”, ofrecerá este sábado una nueva función en La Mercería, con las interpretaciones de Glenda Pocai, Pamela Esquivel, Chapi Barresi, Lucía Uncal, Julia Algañarás y Julieta Ranno, que también dirige.
Se trata de una desprejuiciada creación colectiva que nació a partir de una pulsión. Su directora tenía un deseo y hacia allí fue: “Intuía que entre la danza y la poesía había un territorio poco explorado y tenía muchas ansias de enchastrarme en ese barrial”, según cuenta en diálogo con EL DIA.
El resultado es inclasificable y el equipo (“fundamental, y el esqueleto que estructura y sostiene todo”, destaca Ranno) la define como “un recital de poesía física, una obra de danza teatro y un patchwork pop”.
De ahí, claro, su nombre: una sigla que si bien refiere a las Pequeñas Imágenes Mecano Eléctricas Reunidas que generan la obra, también propone un juego de sentido que remite al pequeño electrodoméstico de cocina que procesa ingredientes diferentes (en texturas, colores y sabores) hasta volverlos un solo producto, mixto y homogéneo.
En este caso, siguiendo las lógicas de la química, el solvente sería la danza, la “lengua madre” (Ranno se pregunta “¿qué sería de todos los otros lenguajes sin un cuerpo que lo produzca o sin un cuerpo que lo reciba?”) de este Frankenstein “culto” alimentado a base de poesías que se hacen cuerpo y voz.
“Creo que la poesía es una tarea intelectual, pero hay un impulso en el cuerpo, una observación de las sensaciones físicas y su imposibilidad de traducirlas lo que lleva a escribir. Ahí, en ese lugar común con la danza, quise investigar”, remarca Ranno, que bailarina, actriz, docente e instructora de stretching.
Su mayor reto, dice, fue “encontrar ese territorio”, ese punto de encuentro, y procesarlo: “Mi temor era que quedase la palabra por un lado y la danza, por el otro. La intención era fundirlas. Creo que lo logramos”.
Amores, obsesiones, erotismo (una escena alrededor de la manzana prohibida pone a la directora en el centro de la escena junto a la “poderosa y sensible” Pamela Esquivel) y frescas pinceladas de humor tejen este material que se fue amasando a pura fiesta, un clima que envuelve la pieza de cabo a rabo: los espectadores lo podrán apreciar.
“Improvisamos mucho, desparramamos libros de poesía, objetos y vestuario, y con ese material nos pusimos a jugar e investigar (que es casi lo mismo). En ese caos, iban decantando algunos motivos y a partir de allí construimos escenas y más tarde fue apareciendo la obra”, cuenta Ranno.
Los hilos fueron apareciendo de un modo “bastante misterioso”, en tanto, según la directora, “fue el ritmo más que una cuestión dramatúrgica lo que resolvió el asunto”. Un asunto no acabado, vivo, que podría derivar en otra cosa porque “quedó bastante material afuera y por la forma del dispositivo sabemos que ‘Minipimer’ seguirá engordando”.
Con dramaturgia de Julieta Ranno, Lucía Uncal y Chapi Barresi, asistencia de dirección de Lucía Uncal y Julia Algañarás, la propuesta incluye diseño lumínico de Manu Schoijet (advertencia: la obra cuenta con luz estroboscópica y apagón prolongado, que puede afectar a personas fotosensibles), arte de Julia Algañarás, y música original y diseño sonoro de Mati Jury, el último en ser invitado a esta fiesta, y que trabajó “con el concepto de lo cotidiano y el extrañamiento, su retroalimentación”. Ranno destaca el resultado de su compañero, que “grabó sonidos en escena que luego utilizó para componer las músicas y los climas. En concordancia con la obra, compuso un collage sonoro de una enorme versatilidad”.
Inquieta, Ranno advierte que no podría asumir el “rol del director pasivo y sabelotodo” porque es una figura alejada de su realidad: necesitó entrar y salir, prestar la mirada, volver a entrar y salir, y ser parte de la escena era algo que no iba a negociar: “Si dirijo exclusivamente no sabría qué hacer con mi cuerpo”, confiesa.
Tras la función del sábado a las 21 en la sala de 1 entre 36 y 37, “Mini P.I.M.E.R” ofrecerá una nueva función el 10 de noviembre en el Centro de Artes de la UNLP, en el marco de la Bienal de Arte. ¿Más adelante? Verán. La experiencia de la pandemia les dejó un aprendizaje: “Mejor no planificar a largo plazo”. Pero las ganas de volver, están.
Fuente: EL DIA
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