ESPECTÁCULOS
Escrita por Silvia Tizio, “Te invito a mi velorio” surgió por iniciativa de la propia Bianchi, quien, desde hacía un tiempo venía coqueteando con la posibilidad de subir al escenario a la muerte pero abordándola desde otro costado, el de la comedia, el género que tan bien le sienta.
En diálogo con EL DIA, la popular actriz platense, que lleva más de cuarenta años de trayectoria sobre las tablas, había contado que se encontró con esta inquietud artística “tal vez porque van pasando las décadas y uno siente que se va acercando indefectiblemente a esa línea de llegada que, tal vez, es una línea de partida. Nunca lo sabremos”.
Crítica teatral y traductora y profesora de inglés, Bianchi no ocultó sus propios miedos sobre este asunto sin solución, y admitió que en su interés por ponerle palabras y acción a la muerte, desde la poética teatral, está su intento por “aliviar el miedo o el temor que uno le tiene a ese momento”.
En este sentido, dijo que le “pareció que jugarlo, porque el teatro en definitiva es eso, un juego, es restarle solemnidad, restarle dramatismo”. Y eso fue lo que hicieron.
Con la idea en mente, Bianchi se quiso desmarcar de la escritura y convocó a Tizio para que delineara un texto que indagara “el tema de la muerte como un pasaje, como una transición hacia un lugar desconocido”. Así llegaron a una historia en la que una mujer organiza y asiste a su propio velorio. Mientras van llegando los deudos, esa mujer repasa su vida, sus vínculos, sus experiencias, sus logros y fracasos, sus asignaturas pendientes. Se vuelve espectadora de su propia existencia, y la observa desde afuera, objetivamente, con una claridad, agudeza y nitidez que nunca antes había tenido.
Ozafrain, quien también dirige a Bianchi en la exitosa “2072”, le imprimió a este unipersonal un tono “surrealista, casi onírico”; una puesta “con una estética medio Tim Burton” donde parece reinar la fantasía, un tono que se terminó de completar gracias al diseño de escenografía y vestuario, a cargo de Lucía y Paula Verderosa, las dos hijas mujeres de la actriz.
Y aunque tiene mucho humor, un recurso al que se apela “para sacarle el peso a situaciones trágicas” (no sólo en el teatro sino en la vida misma), la obra se presenta como “una montaña rusa de emociones”, en tanto habrá momentos para la risa, sí, pero también para “cierta emoción y verdad”.
El unipersonal no la apabulla a Irene que transita por este formato desde su debut, allá a lo lejos, con una obra de Augusto Denis aunque, más recientemente, sumó otra elogiada experiencia con “La voz humana” de Jean Cocteau, bajo la dirección de Gastón Marioni. Se trata, según aseguró, de un formato que le sienta bien, en tanto, mujer independiente, “me adueño del escenario y siento que está todo bajo mi control”.
Fuente: EL DIA
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