sábado, 21 de abril de 2018

“La mirada...”: una fábula sobre el lenguaje en los tiempos de incomunicación

 

Con dramaturgia y dirección de Niem Nitai, la reflexión sobre los vínculos alienados en el mundo actual se ofrece en El Obrero

21 de Abril de 2018 
“La mirada o el río al que las personas se arrojan a un pozo” / Fermín Epele

Esta noche a las 22 en el Viejo Almacén El Obrero, 13 esquina 71, se ofrecerá una nueva función de “La Mirada o el río al que las personas se arrojan a un pozo”, con dramaturgia y dirección de Niem Nitai.

La obra, que participó en la Comedia Municipal 2017, y que fue seleccionada para el Festival del Fin del Mundo que se realizará este año en Ushuaia, está protagonizada por Alejandro Santucci, Karina Ruiz, Mario Parmiggiani y Sofía Boué.

La trama plantea el cruce entre dos parejas de realidades diferentes, identificadas como AyB y CyD, a través de las cuales el relato indagará por temáticas contemporáneas como los vínculos y su fragilidad, la soledad y la incomunicación diaria.

A partir del cruce entre ABCyD, “las cosas se complejizan, se entrelazan y el devenir de los acontecimientos termina configurando una estructura que los supera o los hunde como en un pozo, los devora. Pareciera ser que (siempre) el lenguaje es una bestia que se come a sus hijos”, según explicó el director.

Destacada por su dramaturgia y sus actuaciones en las recientes fiestas regional y provincial del teatro, “La mirada o el río al que las personas se arrojan a un pozo”, que cuenta con el apoyo del INT, se presenta como “una fábula sencilla a partir de la cual el espectador va a poder proyectar sentido y verse identificado a través de algunos núcleos”.

Consciente de que representar una tesis en teatro es en algún punto una actitud reaccionaria, Niem Nitai manifestó que trabajan “con la idea de generar un relato y una trama, una textura donde sobre algunos espacios en blanco, decididamente dejados en blanco, el espectador pueda proyectarse a sí mismo” porque, consideró, “la obra es con el espectador o no es”.

Según remarcó, en esta propuesta “el espectador es como una niña de quince años a la que le hicieron una fiesta sorpresa y no le consultaron por los invitados, el espacio ni el vestido. Mucho menos si quería o no tener una fiesta. Tendrá que ver ella, si le resultan simpáticas o no las elecciones de los que organizaron el evento”, destacando que “sea lo que sea que a la quinceañera le pase, lo importante es eso, que le pasen cosas y que se vaya de la fiestita (o el velorio) diferente a como llegó”.

La pieza, cuyo título ofrece una referencia poética a Raúl González Tuñón, y que también podría representar una metáfora para “nombrar lo innombrable”, enfrentó al equipo a algunos desafíos puntuales.

Por un lado, según contó Nitai, “fue el esfuerzo de reunirnos durante más o menos un año sin ningún sostén material o económico que garantice un final feliz para el proyecto, es decir nosotros, los trabajadores del teatro under, alternativo o independiente producimos en condiciones de absoluta precarización, sin más sostén que la fe y una fidelidad casi religiosa a la actividad a la que pertenecemos”.

Y por otro, todo lo derivado al cómo contar de una forma novedosa siendo “hijos de esta época y en un medio escénico disperso donde la ruptura ya no es el gesto de creación artística como sí lo era en el siglo XX”.

Este reto, consideró el director, “nos traía la pregunta de cómo configurar obra, cómo legalizar nuestro lenguaje al no tener ante quién revelarnos ni ante quién ser fiel. La dinámica de academicismo y vanguardia, la cual erigía la idea del imposible como objetivo a alcanzar, es decir hacer posible lo que para la vanguardia anterior no era posible ya no eran las condiciones que se nos presentaban a la hora de encarar el material”. Tras atravesar ese intrincado proceso, la obra fue adquiriendo “una fuerte textualidad y un uso casi poético del habla, es decir el texto como elemento concreto de la obra ocupa un lugar en el espacio, es un cuerpo más moviéndose por ahí, tiene una presencia fuerte y de alguna manera instala un código definido de interlocución con el espectador”.

Así, “el orden emocional, poético de la actuación genera el mayor de los puentes para el intercambio perceptivo con el espectador, tanto física como intelectualmente”, partiendo de una “búsqueda de sentido de verdad y acumulación en las actuaciones, sobre todo en los momentos en que los actores y actrices monologan muy cerca de la platea”. En cambio, en las escenas grupales, constituidas a mayor lejanía del espectador, “el lenguaje enloquece y se despega más del registro de actuación realista, que aunque elástico, siempre es previsible, quiero decir objetivable, propio de ser deconstruido y analizable”.

Hablar de género, en la actualidad, le deriva a Niem Nitai en el “manifiesto contrasexual de Paul B. Preciado”. Para el dramaturgo, esta coyuntura insta a su deconstrucción porque entiende que “nombrar es siempre una arbitrariedad”. De todos modos, ante el vicio periodístico por “encasillar” la obra en alguna góndola, la definió como “una comedia dramática al estilo, salvando las enormes distancias, de ‘Punch-Drunk Love’ de Paul Thomas Anderson”, una película a la que le gustaría acercarse “aunque sea un poco”.

Con escenografía de Sol Santacá, asistencia en iluminación de Negro Cogo, vestuario y maquillaje de Flou Gangoiti, diseño de María Cecilia Marcos, arte visual de Ramiro Bustamante, asistencia técnica de Moira Hidalgo y música (“Cuando un robot llora se convierte en humano”) de Saturno (Grax Seba Rulli), “La Mirada o el río al que las personas se arrojan a un pozo” tendrá nuevas presentes los sábados restantes de abril y todos los de mayo en la sala de 13 y 71.

Fuente: EL DIA

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