lunes, 16 de noviembre de 2015

Amigos, rock y pan relleno

 

Ciudad alterna vol. 5

En una edición con mucho olor a festival de verano brillaron Juana Molina, Melingo y Massacre

16 de Noviembre de 2015

Una multitud llegó el sábado a la noche a la quinta edición de ciudad

Se sintió casi como esos recitales de verano en la playa: calor de pileta, hidratación en forma de cerveza, comida al paso (mucho pan caliente y papas fritas) y ronditas de charla con la música como un disfrute, casi de fondo, excepto por el núcleo duro que, de frente al escenario, baila y canta y que, lógicamente, se transformó en multitud ante los números principales de la doble jornada.

De eso se trata Ciudad Alterna, y de eso se trató esta quinta edición: la celebración de la cultura rock que es parte de una Ciudad joven, universitaria y mixturada gracias al influjo de estudiantes del interior, no es otra cosa que la celebración de la camaradería. Y, como en las amistades argentinas, en el rock alternativo que se escuchó el sábado y el domingo en Meridiano V, las fronteras que dividen se vuelven permeables, amigas.

Juana Molina brilló

Así lo entendió Juana Molina, que cerró el sábado y que, a pesar de dos cortes de energía, se mostró imperturbable en su deseo de transmitir, música y buena energía. Es que Molina había pasado la jornada en la Estación, mamando las buenas vibras de la velada.

Aquel sábado, todo comenzó con la visita de Melero y las músicas inaugurales de Abril y el limonero mágico y Tototomás, entre otros, para ir calentando motores mientras el sol se apagaba en el cielo.

Con la primera noche ofició de telonero del doble programa del horario central Nunca fui a un parque de diversiones: la apuesta de los organizadores de juntar a los barilochenses con domicilio en La Plata en la previa de Juana Molina, por las filiaciones electroacústicas de raíz experimental de los dos artistas, funcionó de maravilla, y el combo armó la primera gran fiesta del festival, con masiva danza indie incluida.

La visita de otro verdadero marginal inclasificable de la música, Daniel Melingo, al escenario alternativo ofició de aperitivo, con el infeccioso showmanship del tanguero pidiendo escenario principal. Luego, fue el turno de que Juana enamorara.

EL DOMINGO

La jornada del domingo presentó el clima siestero que caracteriza al último día del fin de semana en La Plata: la primera tarde presentó a varias bandas con séquitos menos numerosos y, sumado a que gran parte de la juventud atendiente todavía se recuperaba de la noche anterior, el día dos tardó en despegar.

Pasaron en la apacible jornada en la Estación Isla Mujeres, Camión, y el mashup entre Las Armas y Viedma Tripulación y el posterior recital de Fantasmagoria, banda de rock barrial y experimental del ex Fun People Gori, armaron el clima para lo que vendría: primero, el aterrizaje de Marcelo Moura en plan íntimo, en el escenario del Andén, para repasar anécdotas y viejos clásicos.

Y luego, para el cierre, la gran explosión del festival: Massacre. La banda de Wallas y sus amigos aterrizó en el escenario principal, montado frente a la Estación Provincial, y, ahora sí, sacudió la modorra dominguera del público con su repertorio hecho para la danza virulenta y el “pogo”. Así, mientras el país calentaba las redes sociales y las sobremesas con el debate, Massacre calentaba a parte de la Ciudad con sus melodías antisistema.

Fuente: EL DIA

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