Sábado 16 de marzo de 2013 | Publicado en edición impresa
Cruce
Comenzó el festival que se apropia de tres espacios verdes de Buenos Aires
Por Néstor Tirri | Para LA NACION
Magnética, la obra de Valeria Martínez y Natalia De la Vega, en parque Las Heras. Foto: Oliver Kornblihtt / AFV
Cae la tarde en parque Las Heras. Unos cartelones informan que allí se desarrollará Ciudanza, evento programado por el gobierno de la ciudad y destinado a experimentar con los cuerpos y el movimiento en espacios abiertos. La propuesta apunta a lo informal: la conciliación de creación coreográfica con lugares públicos depara sorpresas, situaciones no previstas. El programa, en los tres centros urbanos elegidos, incluye la presentación, en cada uno, de tres obras ya existentes y luego adaptadas al espacio público, mientras que una cuarta experiencia es el producto de un taller, realizado específicamente según las características del lugar público elegido.
La primera en comparecer en parque Las Heras es Gabriela Prado; presenta El baile , pieza en proceso que estrenará en mayo en una sala del off y de la que en Ciudanza se ofrece un fragmento. Pero lo que después se verá en un escenario, ahora se desperdiga, alegremente y con dinámicas variadas, en la enorme pista de patinaje de la plaza. Una docena de intérpretes (algunos son alumnos de la coreógrafa) juegan a correr y a bailar algo que remeda un chamamé, como en una fiesta de campo. Pero he aquí que unos niños pequeños que juegan inocentemente en el parque se mezclan con los performers y los imitan: ahí se advierte la gracia impredecible de esta experiencia. Una percusión en vivo, por lo demás, acierta a estimular esa energía salvaje y esa agilidad de las que se puede disponer a los 20 años.
Los circunstanciales espectadores advierten que, en un claro del bosque, unas luces demarcan otra área de acción, no distante de la pista; allí se está exhibiendo El otro , un dúo concebido por Lucas Coria y Silvana Possi, y sostenido por una sugerente banda grabada de música electroacústica. Descalzos, los intérpretes se entrelazan, por momentos, con los troncos de los árboles o bien se entregan, descalzos, a la aspereza de la tierra. Muy cerca de allí, en otra área poblada de árboles, unos cuarenta chicos cumplen con los desplazamientos en masa de Magnética , de Valeria Martínez y Natalia De la Vega, la más "abierta" de las propuestas, aunque también la menos prolija. Pero lo interesante es cómo el transeúnte desprevenido se entrega a esos "polos" de iluminación, de sonido y de danza y, casi integrado al mismo espacio, se deja conquistar por ellos.
Vamos ahora al corazón del parque: Roxana Grinstein muestra allí el resultado de un taller-montaje que, durante once días, coordinó ad hoc para este evento: veinticinco chicas y un par de muchachos, en torno de un ceibo real, reconstruyen la leyenda de la indiecita Anahí. Algunos de sus bailarines (amateurs, seleccionados por convocatoria y eficaces en el ejercicio de una fluida dinámica de desplazamiento) se instalan alrededor del árbol, mientras otros toman posiciones en los bancos. Se aprovecha lo que ofrece el lugar elegido: en algún momento, y mientras la letra de la popular guarania cuenta el destino de la desdichada indígena, Anahí se inmolará en lo alto del árbol.
Lo que resta: hoy y mañana, en la plaza San Martín, a las 15, se verán piezas de Edgardo Mercado, Celia Argüello Rena y de Los Extraordinarios + Baires Family, y un taller-montaje conducido por Eugenia Estévez. Los mismos días, pero en Parque Patricios, a las 17, se desplegarán otras tres piezas (de Ana Garat, Susana Szperling y Julieta Rodríguez Grumberg), más otro taller-montaje, coordinado por Martín Piliponsky. En todos los casos, el acceso es tan libre como el de cualquier plaza de la ciudad..
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