B. Ortiz / SEVILLA | ESPAÑA | Actualizado 24.03.2010
Yoima Valdés y Daniel Freire
En un mundo en el que todo se calibra dependiendo de su valor material, las relaciones personales "se transforman paulatinamente en relaciones comerciales", la vida se transforma en actividad mercantil. La certeza de que en este panorama "todos tenemos un precio" inspiró al dramaturgo Luis Araújo Mercado libre, la obra que el Teatro Español representa hoy y mañana en la sala B del Central y que su autor concibe como una propuesta en la que "la necesidad de afecto y la ferocidad humana" se desatan ante el público "sin tramoyas ni artificios".
Dirigido por Jesús Cracio, el montaje propone un duelo "descarnado" entre dos actores -Yoima Valdés y Daniel Freire- o dos personajes contrapuestos, un influyente abogado y una mujer indocumentada que ejerce la prostitución, los dos pilares sobre los que se apoya este drama que trata sobre la dominación, el poder, el dinero y el sexo. Ella es una inmigrante que ha venido al país "para conseguir el estado de bienestar, ése que ha visto en la tele, y que al llegar aquí se ha dado cuenta de que la situación es otra", explica Cracio. Él es "un abogado corrupto, uno de tantos que hay", alguien con un poder adquisitivo insaciable que "quiere más, quiere conseguir el alma de ella". Pero la mujer "no está de acuerdo con que el amor se compre". El encuentro entre estos dos seres antagónicos es la base, según el director del espectáculo, de "una obra que emociona, que rompe corazones", en la que los personajes se desvisten "pero es más impresionante ver cómo desnudan su alma, los espectadores se olvidan de que ven cuerpos desnudos", apunta Cracio.
El director, que siempre ha defendido un teatro "que hable de lo que sucede aquí y ahora", halló en el texto de Araújo una oportuna reflexión sobre la falta de ética y los valores que "este infierno consumista y mediático ha ido devorando". El retrato de esos dos personajes revive ante el espectador "un sentimiento muy generalizado dentro del llamado estado del bienestar, el sentimiento de insatisfacción. A deseo realizado, nuevo deseo; y a deseo irrealizado, mayor insatisfacción. Compro, luego existo".
Mercado libre no tenía acotaciones ni indicaciones de ningún tipo más allá de los diálogos de los dos protagonistas, lo que proporcionaba al director "mucha libertad", pero también le provocaba "vértigo". Con una larga trayectoria a sus espaldas en la que ha trasladado a escena textos de Bukowski, Chéjov, Dario Fo, Lope de Vega o Antonio Álamo, así como creaciones propias, Cracio se siente a sus 60 años como un "francotirador" que se jacta "de las cosas que ha rechazado, que también deberían constar en un currículum", y que ante la disyuntiva de "medrar o vivir" ha preferido "lo segundo".
Fuente: http://www.diariodesevilla.es/article/ocio/661544/amor/los/tiempos/mercado/libre.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario