Martes 26 de mayo de 2009 | Publicado en edición impresa LA NACION
Presentación de Il Trovatore, ópera en cuatro actos (ofrecida en dos actos y ocho cuadros), con música de Giuseppe Verdi y libreto de Salvatore Cammarano (completado por Leone E. Bardare), sobre la tragedia homónima de Antonio García Gutiérrez. Con el Coro Estable (dirección: Miguel Fabián Martínez) y la Orquesta Estable del Teatro Argentino, con dirección de Carlos Vieu. Dirección escénica, diseño escenográfico e iluminación: Marcelo Perusso; vestuario: Stella Maris Müller. Cantantes: Luis Gaeta, Haydée Dabusti, Gustavo López Manzitti, Alejandra Malvino, Ricardo Ortale, Vanesa Thomas, Sergio Spina, Claudio Rotella y Francisco Bugallo. En el Teatro Argentino de La Plata. Próxima función: domingo 31 del actual, a las 17.
Nuestra opinión: buena
Un espectáculo que visual y musicalmente rescata en varias oportunidades la inagotable fuente de inspiración melódica de Il Trovatore , obra maestra del período medio de Verdi, acaba de ofrecer la temporada lírica del Argentino de La Plata. Su arduo vocalismo, requerimiento que el compositor comunicó al ininterrumpido flujo dramático que brota desde el comienzo mismo de la ópera, encontró no pocas interpretaciones felices -y algunas excelentes- para convalidar este drama trágico. Su sencilla grandeza fue muy bien reflejada por los diseños escenográficos de Marcelo Perusso, aprovechando el amplio marco escénico con un criterio realista ágil y prolijo a la vez, con sobria originalidad en telones y decorados, a lo que se suma un buen desplazamiento de cantantes y masas corales.
El incidente surgido la noche del estreno a comienzos del primer acto, con la súbita indisposición sufrida por el barítono Luis Gaeta, tras una breve y eficaz aparición en escena, obligó a efectuar sobre la marcha su reemplazo por Luciano Garay, hecho que fue aclarado durante el primer intervalo de la función. Pero al cabo del primer acto había quedado en la audiencia el clima generado por un excelente desempeño orquestal guiado por la sensible y atinada batuta de Carlos Vieu, que había ya generado un acertado equilibrio entre el foso y la escena. A ello se sumó el óptimo rendimiento vocal de Ricardo Ortale (Ferrando) al referir el relato del drama a los soldados y la primera aparición de Haydée Dabusti (Leonora), que valorizaría a lo largo de la representación el lado humano de su personaje, en medio de una lucha entre enconados rivales, potenciando con su armoniosa voz la rica expresividad melódica de Verdi. Su excelente línea de canto, sin fisuras, tuvo un alto nivel de rendimiento y conmovedores acentos expresivos en todo su desempeño.
Algo desparejo, a pesar de su soltura escénica, resultó el rendimiento del barítono Luciano Garay (Conde de Luna); asimismo, Alejandra Malvino (Azucena) no manejó siempre con equilibrio sus dotes vocales, no obstante el vigor y la hondura trágica que supo comunicar a su personaje en escenas clave. El tenor Gustavo López Manzitti (Manrico) potenció con vehemencia y convicción su papel de trovador, que tuvo vocalmente momentos logrados. Vanesa Thomas (Inés) reeditó la calidad expresiva de su voz con naturalidad escénica, y el resto del elenco cumplió con eficacia. Mención especial debe hacerse del excelente desempeño de los coros.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1132151
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