jueves, 20 de marzo de 2003

Mitología para el presente argentino

REESTRENAN OJOS DE SIERVO RUMANO

La obra de Beatriz Catani se transforma en una metáfora de nuestra sociedad contando la búsqueda de una madre que desaparece tras el nacimiento

Este domingo a las 20.30 en el Teatro La Hermandad del Princesa (Diag. 74 e/3 y 4) se producirá el reestreno de la obra Ojos de siervo rumano, realización que cuenta con el texto y la dirección de Beatriz Catani y que subirá a escena en nuestra ciudad durante seis domingos consecutivos .

Sobre las características de esta puesta, la autora anticipa que la misma “trata la relación entre padre e hija en el contexto de una plantación de naranja. Pero se va produciendo un deterioro progresivo y ambos terminan juntos en un departamento rodeados de algunas plantas que les han quedado y muchas de ellas marchitas”.

Pero el eje central de la obra de Catani “está en la búsqueda de la madre, ya que la misma desaparece en el nacimiento. Y allí aparece una de las referencias mitológicas que tiene esta puesta, ya que, tal como lo hiciera Zeus, el padre hace de madre injertándose a su hija en una pierna”.

A lo largo de Ojos... hay muchos toques de humor que no atentan contra la seriedad de la propuesta, sino que apuntan a hacerla más llevadera. No hay muchos elementos que faciliten la tarea del espectador, sino que apuesta a su reflexión.

La obra de Catani ya estuvo el año pasado sobre el escenario del porteño Teatro San Martín en el marco de una coproducción entre esta entidad oficial y un teatro alemán. También se presentó en el Teatro del Pueblo de la Capital, en Alemania y durante el mes de junio podrá ser disfrutada en Bruselas (Bélgica) y Montreal (Canadá).

Búsqueda

La actriz Paula Iturriza y los actores platenses Blas Arreseygor y Ricardo González tienen a su cargo los distintos personajes de Ojos de siervo rumano.

En relación a su rol, Arreseygor tiene a su cargo “una especie de medio hermano de la protagonista. Ambos se plantean la búsqueda de la madre y, pese a que aparenta que con lo poco que tiene le alcanza, esta situación le provoca un replanteo”.

A lo largo del camino que emprenden se van conociendo y descubren que la madre que buscan es la madre de ambos”, agrega.

En el caso de González protagoniza al padre “que está permanentemente buscando respuestas y salidas, pero todo termina en el inevitable fracaso”. Totalmente absorbido por su trabajo, se le confunden los roles y llega a tratar a su hija como si fuera una planta de naranjas.

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2003/03/20/pdf/17.pdf

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