CON LA OPERA DE MOZART SE INICIO LA TEMPORADA EN EL TEATRO ARGENTINO
25.03.2003 | Ficha técnica: "Don Giovanni", drama jocoso en dos actos, K. 527, con libro de Lorenzo da Ponte. Música: Wolfgang Amadeus Mozart. Cantantes: Marcelo Lombardero, Luciano Garay, María Soledad de la Rosa, Teresa Musacchio, María Bisso, Carlos Ullán, Juan Barrile y Sebastiano De Filippi. Vestuario Mini Zuccheri. Escenografía: Edgar de Santo. Iluminación: Nicolás Trovato. Regie: Daniel Suárez Marzal. Coro (Eduviges Picone) y Orquesta Estables del Teatro Argentino (Mario De Rose). Teatro Argentino de La Plata.
En la apertura de una temporada que comprende ocho títulos de ópera y tres de ballet, y con buena cantidad de público, el teatro Argentino ofreció este fin de semana una reedición de "Don Juan" ("Don Giovanni ossia Il Dissoluto Punito"), la célebre leyenda dramática mozartiana, con excelente libreto de Lorenzo da Ponte, estrenada en Praga en 1787 y presentada por primera vez en la ciudad de las diagonales en 1948. Para algunos, una de las obras cumbres de todo el repertorio lírico, la versión de "Don Giovanni" que presentó el coliseo de La Plata se caracterizó, como diría nuestro recordado colega Alberto Emilio Giménez, por un nivel general de honorable discreción, comenzando por la atildada conducción del maestro Mario De Rose, bajo cuya batuta la orquesta estable puso en evidencia un rango de superación técnica de conjunto verdaderamente loable.
UN MANEJO DIESTRO
En sus aspectos escénicos, cabe apuntar que Daniel Suárez Marzal se manejó con destreza y con ingenio en esta producción de la ópera de Mozart, obligado por una suerte de escenografía esquemática y repetida, diseñada por Edgar De Santo, y una iluminación reiteradamente desarticulada, a cargo de Nicolás Trovato. Con algún punto cuestionable (Leporello vestido de mujer en "Madamina, il catalogo questo", o cierta ambigüedad sexual en Don Juan), la "régie" se concentró de todos modos en la esencia de la tragedia dialéctica del célebre "Burlador de Sevilla", y tuvo el apoyo de un apropiado vestuario, creado por Mini Zuccheri. Preparado por Eduviges Picone, el coro del Argentino, sin desmedro de su belleza canora, volvió a cumplir un desempeño no siempre prolijo, mientras que en el elenco de cantantes se distinguieron sobre todo María Bisso (Zerlina), Carlos Ullán (Don Ottavio) y Juan Barrile (Comendador), un bajo de registro firme y sonoro.
CON BUEN ESTILO
La soprano exhibió buen estilo, emisión impecable y un color lírico atractivo y parejo, al tiempo que el tenor, quien debe trabajar mejor la fonación de la vocal "i", a despecho de cierta tendencia "calante" en "Il mio tesoro", se explayó con encomiable línea y seguro dominio expresivo de su parte. Fue correcta la labor de Sebastiano De Filippi (Masetto); María Soledad de la Rosa (Doña Anna) desplegó un cometido vocalmente irreprochable, pero carente de las adecuadas inflexiones estilísticas, y por ello demasiado uniforme en el fraseo; en cuanto a su colega, la soprano Teresa Musacchio (Doña Elvira), cabe apuntar que lució un material de interesante lozanía, que requiere ser homogeneizado, reforzando el sector grave y dotando de mayor naturalidad a la emisión del tercio superior (es probable de cualquier manera que esta joven intérprete haya forzado algo su canto debido a la pesada tesitura de sus espléndidas árias: "Ah! chi mi dice mai", "Ah fuggi il traditor" y "Mi trad“ quell"alma ingrata", que parecen sobrepasar sus posibilidades actuales). El barítono Luciano Garay (Leporello) mostró a su vez un órgano de centro bien redondeado pero excesivamente débil para una sala de las dimensiones del Argentino, y Marcelo Lombardero (Don Juan), sin perjuicio de cierta blandura tímbrica, compuso por último al protagonista de la pasión ilimitada con genuino esfuerzo, convicción y apostura.
Carlos Ernesto Ure
Fuente: http://www.laprensa.com.ar/298595-Don-Giovanni-en-La-Plata.note.aspx
25.03.2003 | Ficha técnica: "Don Giovanni", drama jocoso en dos actos, K. 527, con libro de Lorenzo da Ponte. Música: Wolfgang Amadeus Mozart. Cantantes: Marcelo Lombardero, Luciano Garay, María Soledad de la Rosa, Teresa Musacchio, María Bisso, Carlos Ullán, Juan Barrile y Sebastiano De Filippi. Vestuario Mini Zuccheri. Escenografía: Edgar de Santo. Iluminación: Nicolás Trovato. Regie: Daniel Suárez Marzal. Coro (Eduviges Picone) y Orquesta Estables del Teatro Argentino (Mario De Rose). Teatro Argentino de La Plata.
En la apertura de una temporada que comprende ocho títulos de ópera y tres de ballet, y con buena cantidad de público, el teatro Argentino ofreció este fin de semana una reedición de "Don Juan" ("Don Giovanni ossia Il Dissoluto Punito"), la célebre leyenda dramática mozartiana, con excelente libreto de Lorenzo da Ponte, estrenada en Praga en 1787 y presentada por primera vez en la ciudad de las diagonales en 1948. Para algunos, una de las obras cumbres de todo el repertorio lírico, la versión de "Don Giovanni" que presentó el coliseo de La Plata se caracterizó, como diría nuestro recordado colega Alberto Emilio Giménez, por un nivel general de honorable discreción, comenzando por la atildada conducción del maestro Mario De Rose, bajo cuya batuta la orquesta estable puso en evidencia un rango de superación técnica de conjunto verdaderamente loable.
UN MANEJO DIESTRO
En sus aspectos escénicos, cabe apuntar que Daniel Suárez Marzal se manejó con destreza y con ingenio en esta producción de la ópera de Mozart, obligado por una suerte de escenografía esquemática y repetida, diseñada por Edgar De Santo, y una iluminación reiteradamente desarticulada, a cargo de Nicolás Trovato. Con algún punto cuestionable (Leporello vestido de mujer en "Madamina, il catalogo questo", o cierta ambigüedad sexual en Don Juan), la "régie" se concentró de todos modos en la esencia de la tragedia dialéctica del célebre "Burlador de Sevilla", y tuvo el apoyo de un apropiado vestuario, creado por Mini Zuccheri. Preparado por Eduviges Picone, el coro del Argentino, sin desmedro de su belleza canora, volvió a cumplir un desempeño no siempre prolijo, mientras que en el elenco de cantantes se distinguieron sobre todo María Bisso (Zerlina), Carlos Ullán (Don Ottavio) y Juan Barrile (Comendador), un bajo de registro firme y sonoro.
CON BUEN ESTILO
La soprano exhibió buen estilo, emisión impecable y un color lírico atractivo y parejo, al tiempo que el tenor, quien debe trabajar mejor la fonación de la vocal "i", a despecho de cierta tendencia "calante" en "Il mio tesoro", se explayó con encomiable línea y seguro dominio expresivo de su parte. Fue correcta la labor de Sebastiano De Filippi (Masetto); María Soledad de la Rosa (Doña Anna) desplegó un cometido vocalmente irreprochable, pero carente de las adecuadas inflexiones estilísticas, y por ello demasiado uniforme en el fraseo; en cuanto a su colega, la soprano Teresa Musacchio (Doña Elvira), cabe apuntar que lució un material de interesante lozanía, que requiere ser homogeneizado, reforzando el sector grave y dotando de mayor naturalidad a la emisión del tercio superior (es probable de cualquier manera que esta joven intérprete haya forzado algo su canto debido a la pesada tesitura de sus espléndidas árias: "Ah! chi mi dice mai", "Ah fuggi il traditor" y "Mi trad“ quell"alma ingrata", que parecen sobrepasar sus posibilidades actuales). El barítono Luciano Garay (Leporello) mostró a su vez un órgano de centro bien redondeado pero excesivamente débil para una sala de las dimensiones del Argentino, y Marcelo Lombardero (Don Juan), sin perjuicio de cierta blandura tímbrica, compuso por último al protagonista de la pasión ilimitada con genuino esfuerzo, convicción y apostura.
Carlos Ernesto Ure
Fuente: http://www.laprensa.com.ar/298595-Don-Giovanni-en-La-Plata.note.aspx
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