domingo, 18 de julio de 1999

Voces de calidad para "Rigoletto"

Domingo 18 de julio de 1999 | Publicado en edición impresa LA NACION

Opera "Rigoletto", de Giuseppe Verdi. Libreto de Francesco M. Piave, basado en "Le Roi s´amuse", de Victor Hugo. Elenco: Laura Rizzo (Gilda), Juan Carlos Gebelin (Rigoletto), Darío Volonté (Duque), Juan Barrile (Sparafucile), Lorena Bertolini (Maddalena), Vicente de Paul Romero (Monterone), Susana Paladino (Giovanna), Mario Basso (Marullo) entre otros. Régisseur: Eduardo Rodríguez Arguibel. Coreografía: José Luis Lozano. Director de coro: Luis Clemente. Director de orquesta: Reinaldo Censabella. Teatro Argentino de La Plata en la Sala Rocha.
Nuestra opinión: buena.

Después de varias y forzosas postergaciones por enfermedad del tenor Darío Volonté, se llevó a cabo la primera función de la ópera "Rigoletto", de Verdi, que se constituyó en un nuevo éxito en la temporada del Teatro Argentino de La Plata.

Pese a desarrollar sus actividades en la sala de la calle 49, precaria por su condición acústica y por la falta de espacio para los montajes escénicos, una vez más, como ocurre desde hace muchos años, los cuerpos permanentes de la institución han cumplido dignamente con su labor y con el aporte cultural que conlleva la plena justificación de su razón de ser.

Alto nivel profesional

Con el aporte de un idóneo conocedor del repertorio lírico como Reinaldo Censabella, el excelente nivel del coro del Argentino, preparado con la suficiencia habitual de Luis Clemente, la experiencia y mesura del régisseur Eduardo Rodríguez Arguibel y el buen desempeño del elenco de cantantes, se ofreció una versión respetuosa, que seguramente ha de elevar su nivel, en lo relativo a justeza y equilibrio entre el foso orquestal y el palco escénico en las próximas funciones, ya que se advirtió la necesidad de algunos ensayos complementarios.

Se había creado justificada expectativa por conocer al tenor Darío Volonté como Duque de Mantua, un personaje realmente comprometido y que el joven artista había cantado pocas veces en Europa en el comienzo de su carrera, y, afortunadamente, su desempeño satisfizo plenamente al público, que saludó con ovaciones cada una de sus más destacadas intervenciones, en especial después de la gran aria "Parmi veder le lagrime..." y su correspondiente cavaleta "Possente amor mi chiama...".

Pero fue en el último acto donde Darío Volonté alcanzó sus mejores momentos vocales, con una muy buena resolución para la célebre "La donna e mobile..." y en el temible e inspirado cuarteto, en el que Verdi reservó para la voz de tenor un canto de línea exuberante y muy alta tesitura.

Sobriedad y vehemencia

Del mismo modo, la soprano Laura Rizzo, como Gilda, reiteró su muy buena condición vocal, de bello timbre, seguridad rítmica, clara articulación y por, sobre todo, transmitiendo a sus colegas ese aplomado desempeño para que los pasajes más complejos, especialmente en los grandes dúos y conjuntos, fluyeran sin sobresaltos.

Desde el punto de vista escénico fue la más destacada, no solamente por sus sobrios desplazamientos y naturalidad, sino también por su bella estampa y vestuario, contrastante con la del tenor, vestido con trajes seguramente fieles a los de la época de la acción en Mantua, pero muy poco sentadores para el teatro y la sensibilidad de hoy.

Juan Carlos Gebelin es un noble artista uruguayo, muy bien conocido del público local, que ha dado claras evidencias a través de su carrera internacional de buenos recursos, muy seria preparación y conocimiento del repertorio, pero por sobre todo ello de un entrañable amor por su profesión. Y como todos los barítonos encaró "Rigoletto", una de las cumbres para la cuerda, cuya atracción se debe no solamente al valor del protagonismo, sino también a las posibilidades que se presentan para dar una variable psicológica del ser humano, a veces tan escabroso e impredecible.

En su actuación, más allá de la debilidad de haber evitado con excesiva frecuencia algunas notas altas escritas por el autor, Gebelin basó todo el peso de su caracterización en el énfasis del decir y en la vehemencia de su gesticulación. Pero lo hizo apelando a los recursos nobles y atinados de un hombre experimentado que sabe, además, cómo y dónde exigirse en la sonoridad y el efecto. En la desesperación final logró su mejor momento.

Exito de artistas platenses

El resto del elenco cumplió con toda corrección su cometido, destacándose la desenvoltura actoral y vocal de Lorena Bartolini, como Maddalena, y la gracia y estampa de Sonia Stelman como paje, la voz de bajo profundo de Juan Barrile, como Sparafucile (se espera de él ser más expresivo en el fraseo) y el amor ejemplar que insuflan en su actuación Vicente de Paul Romero y Mario Basso, como Monterone y Marullo, respectivamente.

La puesta escénica fue excesivamente oscura, con una marcación actoral de Eduardo Rodríguez Arguibel que pese a la idea de escenificar el breve preludio y remarcar el sentido macabro de la obra con sombras y apariciones, tuvo el mérito de respetar la faz musical al dejar libres de ataduras a los cantantes, pero con una concepción poco renovada en el movimiento de los personajes y en la distribución de la masa coral.

El público recibió con agrado y cálido aplauso la reposición de "Rigoletto", uno de los títulos más populares del repertorio, que se cantará nuevamente esta tarde, a las l7.30, y el próximo domingo, a la misma hora.

Juan Carlos Montero
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=146293

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