Para no depender de otros, Tati Vallejos se escribió una obra “para poder hacerla en el desierto” y gira por el país antes de estrenarla acá
María Virginia Bruno
24 de Agosto de 2022
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Autor, actor, director y fundador del grupo devenir, Tati Vallejos/ Dolores Ripoll |
Tati Vallejos -actor, autor, director y uno de los fundadores de la Compañía Devenir que lleva más de 40 años en la escena teatral platense- se cansó de la ardua negociación calendaria que demandan los proyectos grupales y cortó por lo sano: “me escribí una obra para mí, que no necesita técnico ni nada, para poder hacerla en el medio del desierto si tuviera ganas”. De hecho, por estos días, está en el norte del país, mostrando primero allá su nueva producción, “El señor de los deseos”, antes de su estreno en La Plata.
La obra dura lo que dura una ida y vuelta de trote de un camino de 5 KM en el que Vallejos, gran corredor, entrena casi a diario. Y en ese lapso, un día cualquiera para los demás pero no para él, ocurrió algo “maravilloso antropológicamente”, situación que no pudo dejar pasar él, especialista en el estudio del teatro antropológico.
“Odio pasar letra pero a medida que avanzaba en el trote, me iban apareciendo imágenes e imágenes de la obra y me entusiasmaba más y más. Y en un momento me paré y empecé a imaginar una música para ponerle y empecé a bailar y hacer cosas y tres operarios de YPF, que estaban comiendo un sandwich, me miraban raro: ‘ustedes seguramente piensan que estoy loco y es verdad; pero algún día les voy a contar de qué se trata’”, les dijo, entre risas, y siguió. Ese día supo que “El señor de los deseos” ya estaba listo para salir a jugar.
Activar el cuerpo corriendo y, a la vez, ir pasando letra enajenado del exterior se convirtió en un excelente ejercicio teatral: el texto que había escrito, de pronto, se llenó de nuevas imágenes y sobre ese texto “apareció una historia que es la misma pero contada desde otro lugar”. Y lo mejor es que le encantó.
Vallejos, en un despojado escenario, es el Diablo, un personaje que tiene mucho de él pero, también, algunos guiños a “Lucifer”, la serie con tintes cómicos y policiales que se puede ver en Netflix.
“Me sirvieron sus amigos”, admite entre risas el actor que terminó construyendo “una historia amorosa y tierna contada por el Diablo”.
Ambientada en algún lugar indefinido del Edén, en este relato protagonizado por el Diablo está también Dios. “Pero no le dice Dios, le dice Padre”, una definición no puesta al azar (“Padre no es EL todo, es TODO. El pronombre no va. Es todo y todo es todo”, explica Vallejos) y en la que pudo incluir algunos conceptos de sus estudios filosóficos y teológicos que siempre terminó aplicado al teatro.
Con mucho humor e ironía, Vallejos busca con esta historia “desmitificar las religiones”, convencido de que “la religión es la peor basura que le pudo pasar al ser humano”.
En un pasaje del unipersonal, su Diablo le habla al público: “Yo les voy a contar la historia real porque yo estuve ahí, no la oficial: la oficial es para católicos y musulmanes, que son bastante fanáticos, pero como yo no tengo Padre Dios sino Padre TODO, es bastante distinta”.
El intérprete se desdobla en el escenario y, además de “Luci” -como le gusta que le digan a su Lucifer- también puede ser Padre, Arcángel y varias de otras criaturas a las que, en algunos momentos, interpreta interactuando; en un gran trabajo de acción física que lo desafía y divierte con la misma intensidad.
Por momentos simpático y por momentos emotivo, Vallejos no duda en asegurar que se trata de una pieza “deveniriana” porque, dice, si hay una característica que ha marcado la historia del histórico grupo teatral es que siempre fueron obras emotivas: “la emoción es el mayor regalo que le podemos dar al espectador”.
Una emoción que no sólo da sino que también recibe porque, advierte, “todo lo que cuenta el personaje, lo siento. De hecho, yo lo escribí. Lo siento en lo más hondo del ser”.
Con imágenes que remiten al Mayo Francés y a Julio Cortázar, “El señor de los deseos” cuenta la historia de amor y sacrificio entre el Diablo y su demonio preferido, Mezquín, una historia “muy humana y de ficción absoluta” que plantean un mundo onírico que se hace sentir.
Apenas una silla, unas musiquitas ucranianas y algunos pocos elementos, que pueden ir o no dependiendo de la arbitrariedad de sus ganas, Vallejos está embarcado en un proyecto del que está “convencido de que está guiado”. Hay pequeñas señales que se lo indican y lo demás lo deja en manos del arte.
“Soy un hombre de fe, no religioso, y sé que el arte a nosotros nos cuida”, reflexiona.
La obra, que se estrenó el fin de semana pasado en Santiago del Estero, se mostrará próximamente en Tucumán y Catamarca, y cerrará su gira norteña con otras funciones más en Santiago. En octubre, “El hombre del deseo” se estrenará en La Plata, en donde tendrá funciones en la sala amiga de La Lechuza, 58 entre 10 y 11.
Fuente: EL DIA
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