sábado, 5 de octubre de 2019

“Jamlet de Villa Elvira”: un clásico resignificado desde el corazón de la periferia

 

Blas Arrese Igor construyó junto a la comunidad una versión del clásico isabelino que refleja sus luchas, su desenfado y su imaginario

"Jamlet de Villa Elvira"

En la puesta de Blas Arrese Igor que se estrena esta noche en Dynamo Teatro (17 y 68) con producción del Teatro Nacional, Hamlet se escribe con jota y es un empleado de súper chino: “Jamlet de Villa Elvira” es el producto del encuentro entre el autor y director con el grupo La Franja Social Teatral y el barrio marginal de Villa Elvira.

El resultado, que se verá los sábados a las 21 y los domingos a las 20, hasta el 24 de noviembre, es una versión contemporánea, libre y experimental del Hamlet shakespereano, completo con indagaciones teatrales, subjetividades del grupo, biografías personales, e investigación etnográfica que construyen una tensión entre lo documental y lo ficcional, todo empapado por las poéticas y los símbolos del barrio.

El proyecto nació como parte de la tesis doctoral en dramaturgia de la recepción de Arrese Igor, que procuró cruzar “comunicación y arte”, su pasión y su área de estudio, y trabajar para retratar “como leen Hamlet en un grupo de teatro en un barrio de que está en los márgenes, como Villa Elvira”.

“Las primeras asociaciones que aparecieron fueron dispares y el texto original estalló en mil pedazos: el chocolate Hamlet, un plomero paraguayo del barrio que lleva ese apodo, el capítulo de los Simpson que cuenta la tragedia isabelina hasta llegar a lecturas singulares y profundas en relación a la política, el poder y a cuestiones de género. La experiencia fue reveladora, luminosa y cuenta con el desenfado, la pasión y la fuerza de los márgenes, de la periferia”, escribe Arrese Igor en el programa.

El dramaturgo se introdujo en la comunidad de Villa Elvira y en el grupo de teatro, un lugar de pertenencia, un refugio para las inundaciones y un espacio de resistencia y creación en torno a la práctica teatral, sostuvo conversaciones con sus habitantes, observó el barrio, y esos materiales fueron adentrándose en la reescritura del clásico, y también en su escenografía, hecha de chapas y materiales de la zona, y hasta su sonido, diseñado desde los sonidos cotidianos de la zona.

Son del barrio, claro, sus actores: “La obra está actuada por los pibes y las pibas de Villa Elvira. Eso le da un carácter a la obra, una fuerza”, dice su autor.

Y del barrio, de hecho, surge el Jamlet con jota: así apareció escrito en un cuaderno de Villa Elvira. “Ya desde el título hay un gesto de apropiación del material”, explica Arrese Igor, que estuvo “atento todo el tiempo a que Villa Elvira le gane a Shakespeare”.

Director, actor y docente en arte, Arrese Igor quería no tanto realizar una puesta barrial de Shakespeare, sino tomar ese punto de partida para “poder indagar cuáles son las representaciones, prácticas y discursos de los habitantes de Villa Elvira, en relación a cuestiones de poder, de género”.

“Por eso, por ejemplo, no aparecen el rey ni la reina”, adelanta, sin ánimos de “espoilear” demasiado. “El texto original está completamente estallado, intervenido por las poéticas del barrio”. El estallido es en el terreno de lo simbólico, y eso necesariamente incide en la trama aprendida por todos en la escuela, esa que relata

“Es una propuesta experimental, que incluye un material documental que se mete en el material ficcional: ya ahí hay una ruptura de la trama. Aparecen proyectadas entrevistas con la gente del barrio, pero Claudio, el tío de Jamlet, no es rey, sino que es policía, y Gertrudis en nuestra obra es la abuela de Jamlet, que trabaja en un súper chino”, revela el director platense.

Se trata de una versión resignificada y “muy distanciada”, aunque “todo clásico es clásico por su contemporaneidad”, avisa Arrese Igor sobre la vigencia final del texto original. De “Hamlet” quedan “algunas situaciones puntuales”.

Pero para Arrese Igor, que presentó el proyecto en una convocatoria del Teatro Nacional Argentino y quedó entre los tres elegidos para producir la obra, no solo es una subversión de la obra sino un regreso a sus fuentes populares. “En sus orígenes el teatro de Shakespeare era un teatro granero”, dice.

“Nuestro Jamlet dice ‘a la idea shakesperiana de teatro granero nosotres la convertimos en teatro galpón, teatro zanja, teatro placita, teatro mural, teatro comunitario, teatro de caja negra, teatro oficial, teatro popular, teatro de género, teatro… la vida es puro teatro, por eso digo que soy Jamlet de Villa Elvira y también de Villa del Carmen, el Palihue y muchos barrios más que estamos cerca...y que a su vez estamos cerca de otros y otros barrios’”, señala Arrese Igor.

Y celebra otra ruptura: “El Teatro Nacional rompiendo la idea del teatro culto” y apostando por una puesta popular, que no solo fue gestada y producida desde Villa Elvira, sino que además sostendrá en varias funciones organizadas en los barrios del margen.

“Creo que el teatro tiene que romper ese límite del teatro hecho para teatreros”, analiza Arrese Igor, y avisa que aunque experimental, “esta no es una obra de culto”.

Fuente: EL DIA

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