SEPTIMO DIA
Beatriz Catani, una representante de la vida teatral platense: actriz, directora, autora y docente. “El centro del teatro es el actor”. Crecen las salas y los grupos independientes en La Plata. La magia del “Princesa"
Por MARCELO ORTALE
En la ciudad de Beatriz Catani, que es la del arte, ella viene desde hace años y sigue siempre sobre los escenarios elaborando una última obra. Trabajó sobre las tablas como actriz, para inclinarse después hacia la dirección y más tarde convertirse en autora, hasta completar la saga como profesora de dramaturgia en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad Nacional del Arte. Cuatro actividades para una misma pasión.
En silencio, sólo con la elocuencia del trabajo personal y cotidiano, sin más recursos que su imantado fervor artístico, actuó, dirigió, enseñó y además escribió en los últimos años obras como “Cuerpos abanderados”, “Ojos de ciervo rumanos”, “Finales”, que exploran los límites del alma humana y que fueron representadas en los principales teatros de Buenos Aires y del interior del país.
Esas obras también se presentaron con éxito –los recortes periodísticos así lo comprueban- en teatros de Caracas, Barcelona, Viena, Bonn, Bilbao, Montreal, Lisboa, Bruselas, Essen, Madrid, Río de Janeiro, Hannover y otras ciudades del mundo. En ese derrotero obtuvo premios de festivales muy conocidos, a los que concurrió especialmente invitada. Prestigiosos críticos de teatro elogiaron sus trabajos.
Ahora Catani fue profeta en tierras de Sevilla, España, de donde termina de regresar. Allá, invitada por “Creador.es”, ofreció una “master class” en la Universidad de Sevilla, dirigió talleres y presentó el corto “El infierno de Beatriz”, dirigido por Marcos Migliavacca y Nahuel Lahora.
Cabe recordar que el cortometraje “El infierno de Beatriz” fue premiado el año pasado como el mejor en su categoría en el cierre de la III Edición del Festival Internacional de Cine Documental de República Dominicana y el Caribe, que se celebró en Santo Domingo. El filme relata un viaje por la mente y las sensaciones de Beatriz Catani, durante una función de compleja puesta en escena donde se combina el riesgo y el descontrol, junto a lo efímero de lo teatral, lo inevitable de la muerte y el amor.
También Catani compuso otras obras - “Borrascas”, “Patos hembras”-, que combinan textos imaginativos acompañados por un estilo poético. Asimismo, desarrolló obras teatrales de tipo documental o experimental. Entre otras, “Los 8 de Julio” y “Los muertos”, ambas en autoría compartida con Mariano Pensotti, o la ópera “Gli amori d´Apollo e Dafne” estrenada en el Kunsten Festival des Arts de Bruselas.
Como mujer del teatro y de la literatura, se siente influenciada por Shakespeare, Godard, Brecht, Grotowsky, pero también lee y se nutre de la atomizada realidad que hoy es –”más que nunca”, afirma- la tendencia mundial que más influye sobre el arte contemporáneo: “La moda universal sería que cada uno haga lo que quiera”.
Lo que siempre está buscando ser oculta o relega lo que ya es, habría que decírselo. Pero sin ofender su modestia. Ella siempre en silencio, sin bombos ni platillos. Como directora teatral dijo alguna vez que lo mejor es ir sacándole a los actores todo que les sobra, “porque el actor es como una escultura que ya está”. Recuerda que nuestra zona tuvo muchos actores que dejaron rumbo: Federico Luppi, Lito Cruz, Carlitos Moreno, entre muchos otros. “El centro del teatro es el actor, el cuerpo del actor”, define.
EL PRINCESA
Quien quiera encontrarse con el ojo de esa tormenta íntima puede acudir al edificio místico de diagonal 74, cerca de la Terminal de ómnibus, donde ella actúa, enseña, dirige y presenta sus obras. Se trata del maravilloso teatro “La Hermandad de la Princesa” que hasta hace seis décadas fue cine de barrio –el Princesa-, con tres películas seguidas por función y, antes, sede de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos “Unione e Fratellanza” y mucho antes, ya cerca de la fundación de la ciudad, asiento de una logia masónica o de consultorios médicos, quién sabe.
Es raro lo del Princesa, casi enigmático. La sala principal (la ballena o la nube del teatro) pareciera estar en ruinas, hasta que el espectador se acostumbra y entonces sólo se ve el arte sin faltantes, sin roturas, sin columnas demolidas ni muros descascarados. En 1993, cuando el desaparecido empresario y artista Quico García compró el inmueble, trabajaron a pulmón hasta lograr poner en escena “Maluco”, una obra que deslumbró a las audiencias, que duró cuatro temporadas y que contó con la idoneidad extrema de Ricardo Ibarlín como primer actor.
Ahora Catani está preparando una obra a estrenar en diciembre próximo, en el ciclo denominado “Princesa hoy”. Será una suerte de antología de obras, con música de fondo a cargo de Luis Menacho y el grupo artístico que ella conforma con Germán Retola y Juan Manuel Unzaga. El proyecto de Catani es invitar también a Ibarlín, a Graciela Martínez Christian y a Sonia Stelman, además de otros actores de obras ya dadas en el Teatro.
“Para mediados del año próximo estoy preparando algo distinto, un trabajo sobre la época anterior a la Conquista del Desierto, con producción a cargo del teatro Cervantes y en principio lo estrenaría en Buenos Aires”, dice Catani desde el silencio, mientras toma su café en el bar del Malvinas.
LA PLATA Y SU TEATRO
Catani reseña que La Plata, a pesar de estar tan sólo a 50 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, cuenta con un intenso movimiento teatral.
La referencia a la urbe porteña no es caprichosa. Ocurre que Buenos Aires es la ciudad con más teatros en el mundo, ya que cuenta con 187 salas en las que suben unas casi 500 obras en cartel. En este sentido se impone ante Paris y Nueva York que, junto a las de Londres y ahora Berlín, integran el lote de ciudades en donde se ve multiplicada la actividad teatral.
En cuanto a La Plata, los datos reflejados en una nota publicada el 15 de noviembre de 2015 en el Suplemento de Espectáculos no dejan lugar a muchas dudas acerca de que ha crecido en forma exponencial la oferta teatral.
“Para mediados del año próximo estoy preparando algo distinto, un trabajo sobre la época anterior a la Conquista del Desierto, con producción a cargo del teatro Cervantes y en principio lo estrenaría en Buenos Aires”
Según stimaciones del Consejo Provincial de Teatro Independiente, la Ciudad cuenta con alrededor de 70 grupos teatrales en actividad. A su vez, son aproximadamente 30 los espacios, entre salas, centros culturales y bares, en los que se ofrece actividad teatral y suman 50 los talleres y cursos de teatro que se dictan en La Plata. A pesar de las dificultades económicas y de las trabas que virtualmente deniegan todo esponsoreo, algunos grupos independientes invierten en construir nuevas salas y espacios culturales.
A ellos debe sumarse la presencia de los teatros oficiales –Argentino, Podestá y La Comedia-, de modo que Catani no duda en destacar que “el teatro sigue teniendo vigencia como género y mucho más ahora, con el florecimiento de los grupos independientes”. Desde luego que también gravita –y mucho, según los entendidos- la presencia de la facultad de Bellas Artes.
Acaso esta sólida base que muestra el teatro en nuestra ciudad y –también- “el arraigo y afecto que siento por mi ciudad”, explican por qué Catani no marchó hace años a formar parte del universo teatral porteño, pese a que recibió ofertas para ello. “Es cierto que allá existen más recursos, pero acá están las raíces”.
Cuando se le pregunta con quién ha trabajado más y mejor en nuestra ciudad, entre los actores menciona una vez más a Unzaga y a Retola. Como docente, dice, contribuyó en la formación de actores como Matías Vértiz, Jazmín García Satic, Julieta Ranno, Amelia Pena. En cuanto a quienes la formaron a ella –varios de los cuales siguen trabajando junto a Catani- mencionó a Graciela Martínez Christian, Adrián Ercoli, Julia Domínguez y Luciana Lima.
LA POESIA
Catani escribe obras de teatro, ensayos sobre dramaturgia y –aunque se resiste a reconocerlo- poesía. En un portal platense están algunos de sus poemas y, entre ellos, uno que empieza así: “Ahora la mujer cae. El piso de líneas hundidas, cede./ Cede la tierra./ Todo se ahueca. Cae sobre el hombre. El otro hombre./ Alzada de ella misma./ Desde los ojos del otro hombre, una luz cada vez más intensa, la penetra./ Hay un verdor. Resplandor en su talle nuevo.”
Dice Catani: “debiera mencionar a dos poetas mujeres maravillosas -eso sí con apellidos muy difíciles- rusa una y polaca con Premio Nobel en 1996, la otra: Marina Tsvetáyeva y Wisława Szymborska. Marina tiene una poesía a Rilke muy conmovedora, y de Wislawa me gusta mucho “Gente en el puente”, aunque el más famoso es su poesía a “Hitler niño...”. La primera estrofa de este poema de la poeta polaca dice así: “¿Y quién es este niño con su camisita?/ Pero ¡si es Adolfito, el hijo de los Hitler!/ ¿Tal vez llegue a ser un doctor en leyes?/ ¿O quizá tenor en la ópera de Viena...?”
Ya cae el sol sobre el Malvinas y también declina la charla con Beatriz Catani. Ahora tiene que irse al Princesa donde la esperan maniquíes y vestidos de obras ya actuadas, el escenario que recuerda a marineros alucinados, reyes locos, náufragos, príncipes y también actores de nuestro tiempo, antihéroes, fantasmas anónimos, figurantes efímeros. Ella se va porque tiene mucho trabajo y muchos proyectos por delante: con todos ellos deberá levantar –y lo hará- el universo del arte.
Fuente: EL DIA
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