lunes, 16 de junio de 2014

Iñaki Urlezaga: "El talento se perfecciona"

16.06.2014 | Entrevista con Iñaki Urlezaga

El increíble bailarín, que ahora dirige el Ballet Nacional "Danza por la Inclusión", estrena esta semana una obra en el Coliseo.

Por: 
Nicolás Peralta

Antes de salir de gira por el Noroeste, lo espera el estreno del próximo jueves en el Coliseo, con Dios se lo pague. Para eso, Iñaki Urlezaga, ensaya con sus 60 bailarines, todos los días, de las diez de la mañana a las cinco de la tarde. 

En su carrera, aquel chico de La Plata que hace treinta años decidió ser bailarín, llegó a bailar Cascanueces y conoció las más dulces coreografías del nivel más alto del ballet internacional. Viajó de Londres a Shangai, de Nueva York a Paris. Hizo piruetas en el Teatro Bolshoi de Moscú y La Scala de Milán. Pero hoy está por acá. 

Desde fines del año pasado, se convirtió en el director del Ballet Nacional "Danza por la Inclusión", dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Comenzó con las audiciones en Ushuaia y terminará el recorrido en la otra punta del país, buscando talentos. 

A sus 38 años siente que este trabajo es el reconocimiento de estar entre los más importantes del rubro danza: donde están Julio Bocca, Maximiliano Guerra, Hernán Piquín, Paloma Herrera y Eleonora Cassano. "Priorizo mi labor como coordinador y coreógrafo, sin dejar de bailar,  aunque este no es el ballet de Iñaki sino un ballet oficial y nacional". 

Como parte de las labores sociales y de difusión, dicta con frecuencia clases a bailarines casi amateurs de todo el país, altos y bajos, gordos y flacos, jóvenes entrenados y amas de casa que se entretienen haciendo las posiciones que Iñaki propone. 

"Siempre digo: desde muchos puntos de vista, está buenísimo el proyecto. Le da la posibilidad a mucha gente a que se anime, que conozca, que vea, no importa si tiene dinero o no. Aunque para ser profesional hay una cierta calidad de requisitos o de talentos que se necesitan para poder acceder al staff, no accede cualquiera", reconoce.

–¿Por qué decidiste adaptar este clásico del cine argentino? 

–Me gustó mucho la película cuando la ví por primera vez en INCAA TV. Tardé tres años en adaptarla. Una versión  para ballet, más visual, estética. El estilo es romántico por su lirismo, y expresionista por la época de la obra, que es de 1940. La danza es un neoclásico actoral. Hay técnica clásica, pero está al servicio del guión. El vestuario de Verónica de la Canal trata de respetar la época. Está bueno seguir sintiéndonos orgullosos de aquella época dorada de la industria de cine nacional.

–¿Sos de estar atento a lo que puede funcionar? Digo, para adaptar a tu rubro

–No. Lo mío es instinto, se va manifestando naturalmente, no soy especulador. Ni en mi trabajo ni en mi vida ni en mi relaciones. Creo que todo en la vida se va manifestando naturalmente. El camino que vas recorriendo es el que permite que vayan sucediendo nuevas cosas. Yo no lo busqué, pero me propusieron estar a cargo de 60 bailarines. 

–¿Cómo te sentís en este rol?

–Estamos dando los primeros pasos. Estamos tratando de logar homogeneidad al grupo, con toda la gente que vino desde distintos lugares del interior, para que todos tengamos un objetivo en un mismo sentido. La Argentina es tan vasta, que lograr algo homogéneo, es un trabajo duro. Es complejo, pero el trabajo y esfuerzo cotidiano hacen que nos vayamos fortaleciendo como grupo. Esta es la etapa de conocimiento, mas allá del aprendizaje 

–Más allá de lo físico y las destrezas, ¿qué necesita un bailarín para triunfar?

–Lo que necesita cualquier profesión, a mi entender: cultura y educación, fundamentalmente. Cuanto más rica interiormente es una persona, más libre puede ser, y eso te lleva  a la creación de algo. En el baile decanta todo lo que conozcas de pintura, de escenografía, de literatura, de teatro. De algún modo, la vida ligada a la expresión es encontrarle sentido a todo, de una forma más humana al mundo.

–¿Ese es tu rol en la vida?

–Y, sí. Hacer esto no se ve tan difícil como lo que es. ¡Es muy difícil, es una vida muy ardua! Te da mucha alegría, pero si no sentís amor, no podés llevarlo adelante porque es mucho esfuerzo para lograr lo que se podría llamar éxito.

–¿Cómo decidiste que era lo tuyo?

–Vengo de una familia a la que le gustaba el arte. No de artistas, pero que sabían apreciar la música y la lectura, y me pude involucrar de muy temprana edad con ese lado sensible. Fue algo natural; lo encontré en mi casa. Tuve suerte. Igual, cuando la vocación es tan marcada, creo que no hay espacio a error. Hay una dirección, hay un solo camino, no hay retorno, es solo de ida.

–¿Es muy bueno el hecho de haber trabajado afuera?

–Parte de lo que soy se lo debo a las vivencias que pude tener afuera. Recibí una beca para perfeccionarme en el American Ballet, donde estuve un año completo. Pero también pude hacer eso porque integré el ballet del Teatro Argentino de La Plata bajo la dirección de Esmeralda Agoglia, y en 1993 ingresé al Ballet Estable del Colón, donde fui primera figura. Eso me permitió en 1995 ir al Royal Ballet de Londres por invitación de Sir Dowel, donde bailé hasta el 2005 en todas sus temporadas del Covent Garden. Eso me permitió, a su vez, ir bailar a Holanda y hasta en China. Pero por otro lado vas quemando etapas y en la profesión logré mucho, entonces tenía ganas de volver. De devolver todo lo que me dio la formación en el Colón y en el Teatro Argentino de La Plata. Y lo que aprendí afuera. Se pueden hacer muchas cosas, se puede armar una gran base. Armar un Ballet Nacional y ponerle mi experiencia es un privilegio.

–Una duda: ¿bailás en tu casa?

–Depende del estado de ánimo, de la película que haya visto, de lo que estoy cocinando, o leyendo. O si la música que suena me motiva. Porque es distinto si es trabajo. El movimiento profesional es la idea de una situación en contexto de algo más teatral, de la ropa que te ponés y cómo tomás esa escena. Hay que tener afilado el oído musical y clara la concepción del espacio. Es como un estudio matemático, una arquitectura. Toda la vida seguís aprendiendo. En cambio en casa es puro disfrute, sin pensarlo. 

–¿Te gusta diferenciarte de otros bailarines?

–Cada artista es único. Al público le entrás con tu sello personal, así que está bueno hacer algo distinto. Pero hago lo que siento, no pienso en los demás. Pienso en mí, y ahora en mi compañía.

–¿Qué vas a hacer cuando no bailes más?

–Estar atrás de escena, sin dudas.

–¿Vas a cometer todos los excesos que no pudiste por ser tan profesional?

–No creo. Pero ojo: no soy un monje tibetano. Tampoco Charly García. Voy por la mitad de la vida.

–Sos reservado en tu vida personal ¿no? 

–No es necesario hablar de uno; ni me interesa. Estoy en los medios para poder difundir lo que hago. Nunca expuse nada que no tenga que ver con mi trabajo. A mi vida privada me hace bien preservarla, la cuido y tampoco creo que el público tenga tanta curiosidad por este tipo de asuntos. No soy un ídolo  del pueblo, que quieren saber todo de mí. Por eso digo, se sabe tanto de tantos que  uno marca la diferencia desde otro lugar. Los mediáticos, por así decirlo, tienen que hablar de sí mismos porque se habla de ellos por lo que son, no por lo que hacen.

–¿El talento es lo más difícil de encontrar?

–Se perfecciona y es un diamante en bruto, y depende de la inteligencia de cada uno para poder llevar adelante eso innato. O hacer terapia si no sabés cuál es tu talento. Eso es lo que digo cuando estoy en esta búsqueda de los mejores. Esta es la primera compañía nacional. Es un avance enorme. En la diversidad aparece la calidad. La idea es darle vuelo y pujanza al asunto, para llevar el ballet un escalón más arriba de lo que está.

–¿Sos alguien a quien le interesa la política como tema?

–No soy alguien muy politizado. Me gusta ver el país mejor, pero la política es algo que no termino de comprender. Lo que sé es que es muy poco frecuente que en países como el nuestro un gobierno sostenga una compañía de bailarines. Sí es una decisión política, pero es algo que va a quedar en el tiempo. Estoy trabajando en un proyecto del gobierno, pero este ballet, me vaya yo o me quede, se vaya el gobierno o se quede, forma parte de políticas culturales que quedan. Ahora siento que es algo irresponsable de mi parte  hablar en términos políticos, porque es un proyecto fabuloso, que viene desde una decisión política, pero que espero que hable con los resultados, más que con lo discursivo.  «

Del cine nacional al ballet 

El Ballet Nacional "Danza por la Inclusión", dirigido por Iñaki Urlezaga, presenta a partir de este jueves en Buenos Aires la segunda producción de su temporada artística 2014. 

Los días 19, 20, 21, 22, 24 y 25 de junio, la Sala Principal del Teatro Coliseo de Buenos Aires (Marcelo T. de Alvear 1125) subirá el telón con el estreno de una gran producción, presentando la versión en ballet de uno de los grandes clásicos del cine nacional, Dios se lo pague, la primera película argentina enviada a participar en los Premios Oscar por una distinción como mejor película extranjera. 

Estrenada el 16 de marzo de 1948, dirigida por Luis César Amadori, protagonizada por Zully Moreno y Arturo de Córdova, es una adaptación de la obra teatral Dios se lo pague, de Joracy Camargo.
La historia relata cómo un mendigo logra hacerse millonario con las limosnas y así desdobla su existencia siendo un hombre poderoso que vive en un lujoso palacio y de a ratos es el pordiosero, en cuyo oficio aprende a conocer a los hombres y a medir las intenciones y los afanes. 

Iñaki y Showmatch: "Nunca digas nunca"

Aún no. En 2014, dos ariscos de la cultura ShowMatch aflojaron y se metieron en la pista de Tinelli: Eleonora Cassano y Maximiliano Guerra. Iñaki Urlezaga es todavía esquivo a ese espacio mediático. Pero nunca dice nunca...

–¿Qué opinás de las confortaciones mediáticas?

–Tiene que ver con lo que pasa en ese programa; nadie es Heidi si está ahí. No me sorprende ni me dejaría de sorprender. Después, lo del baile está bueno, que se popularice la danza, aunque no sea clásica.

–¿Cuándo te veremos con Marce?

–No ha existido el momento de dedicarme a eso o estar mirando para ese lado. Me gusta ver que otros lo disfrutan; a mí no me modifica en nada. Yo estoy abocado a un proyecto diferente. Estoy dedicado a la responsabilidad que genera manejar una compañía del Estado. Con la agenda que tengo, y todavía bailando de la manera que lo hago, no tengo tiempo de dividirme. Pero nunca digas nunca.

Acerca de la convocatoria "danza por la inclusión"

Los detalles. Para conformar este cuerpo de danza nacional, federal e inclusivo, durante 2013 el Ministerio de Desarrollo Social llevó adelante una convocatoria realizada en conjunto con Iñaki Urlezaga y la Fundación Alas por el Arte. Estuvo destinada a jóvenes de entre 16 y 33 años, con sólida técnica clásica, argentinos o extranjeros, con residencia en el país. A lo largo de 32 encuentros fueron 1500 los bailarines y bailarinas que participaron de la convocatoria.

Las audiciones incluyeron una etapa provincial, donde los participantes cursaron una clase de técnica clásica brindada por profesionales. Luego, la etapa final se desarrolló en tres fases: una clase conjunta de técnica clásica, una variación individual en la que cada participante realizó una versión solista de diferentes obras del repertorio clásico y la clase partenaire, donde un participante masculino y una femenina realizaron trabajos conjuntos para la evaluación final. Durante 2014 se realizarán nuevas audiciones y talleres abiertos para detectar talentos.

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