SOCIEDAD / Su presencia en el hall, durante la presentación de los cuerpos estables que reclaman contra el “vaciamiento cultural”, fue el dato distintivo de una nueva jornada de lucha de artistas y técnicos.
17.07.2013 | 16.16
Por Pablo Spinelli
Fotos: Eva Cabrera
Por tercer miércoles consecutivo, el hall del Teatro Argentino se convirtió en escenario de arte y protesta de parte de los trabajadores (artistas y técnicos) que reclaman contra el “vaciamiento” que sufre la más importante sala bonaerense, piden que se concrete el pase a planta permanente de los temporarios, y el pago de sueldos atrasados a los contratados. Esta vez, el dato distintivo fue la presencia de una gran cantidad de niños, quienes se sumaron como espectadores en medio de las vacaciones de invierno. Cantaron el Himno, escucharon a la orquesta y el coro estable, disfrutaron del “Lago de los cisnes” interpretado por el Ballet, y oyeron los reclamos de los trabajadores.
El capítulo gremial del conflicto que ya lleva meses se desarrolló en un escenario con mucho menos calor y color. Son los técnicos y no los artistas quienes ponen el cuerpo al conflicto con un largo paro que entró en etapa de conciliación obligatoria. Este miércoles se realizó la primera cita de esa conciliación sin que se registrara avance alguno, según indicó el delegado Julio Ricciardi.
En 51 entre 10 y 11, Fernando Alvar Núñez, vocero de los trabajadores y anunciador de todo lo que ocurrió en el hall, redundó en lo que los trabajadores vienen insistiendo desde hace meses, y que como definición política de fondo definen como “una política de vaciamiento que conduce a la desaparición del Teatro”, lo cual se traduce según ellos en “una falta de programación y planificación de cara el pueblo bonaerense”.
Las funciones en el hall, denominadas “encuentros artísticos en defensa del Teatro Argentino”, se realizan todos los miércoles al mediodía, bien puntual, y varía en cada cita su programación. Este miércoles incluyó, por ejemplo, el Va Pensiero, la reconocible área de Nabucco de Verdi; dos escenas del Lago de los Cisnes; y la presentación del Quinteto de Cuerdas.
Sobre la marcha, el programa debió ser reacomodado porque los pianistas fueron convocados "casualmente justo en el horario de la protesta", para otras actividades.
Toda la escena se montó delante de impactantes imágenes en la que se ve al Teatro Argentino como si fuera un buque a punto del naufragio. Los artistas apelan a distintas alegorías para mostrar la dimensión del Teatro y las consecuencias que pueden tener las políticas culturales. “Somos casi como una ciudad con 900 habitantes. Pero más que nada somos una fábrica de arte”, leyó Alvar Núñez.
Pero también dijo que el colectivo de trabajadores son la base esencias de un “teatro de producción propia, un teatro-fábrica. Además de los cuerpos artísticos, orquesta, ballet y coro, trabajamos aquí: escenógrafos, escultores, herreros, carpinteros, vestuaristas, modistas y sastres, sombrereros, caracterizadores, peluqueros, zapateros, maquinistas, iluminadores, sonidistas, utileros, más toda la estructura organizativa y administrativa que nos permite funcionar”.
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