Todos los sábados se presenta en el Teatro de la UNLP, con excelente convocatoria, la obra El conventillo de la Paloma
Por Germán R. Zaupa
Especial para Hoy
Alberto Vacarezza (1886-1959) produce una obra exitosa y fecunda. Explota en demasía sus facultades de acuarelista, pero deja a salvo su destreza con piezas como Tu cuna fue un conventillo y Juancito de la ribera. Posee una gran habilidad para enhebrar en sus sainetes seres pintorescos con situaciones que se reiteran en sus esencias.
El sainete es un género popular por excelencia, un espejo burlesco que no deja de lado ciertos toques dramáticos y melodramáticos. En él queda reflejado el aluvión inmigratorio, en sus variantes más típicas, que pobló los conventillos porteños. Muchos sainetes se transforman en auténticos documentos de época.
En El conventillo de la Paloma (1929), uno de los sainetes más famosos, la estructura dramática está contenida en una receta tradicional: el patio del conventillo, un italiano encargado, un gallego, un turco, sus mujeres, una percanta que arma conflicto entre el compadrito que la quiere mal y el héroe-guapo que la quiere bien, y un final que deja a todos satisfechos.
Al igual que en La Cocina, obra realizada por el Taller de Teatro de la UNLP años atrás, el director Norberto Barruti deja claramente en evidencia tres características que son su marca registrada. La primera es la excepcional e imponente puesta escenografía, en esta oportunidad a cargo de Catalina Oliva. Un conventillo de dos plantas, un patio central, techos de tejas y enredaderas, puertas y ventanas rendidas ante el paso del tiempo, piletones para lavar la ropa, e infinidad de objetos de época. La segunda particularidad está determina por la acción intensa y permanente en las escenas.
El espectador no tiene tiempo para la distracción; todos los sentidos deben estar dirigidos a los movimientos, gestos y palabras de los personajes. Y tercero, la conformación de un grupo homogéneo, la característica más notable de los elencos formados por Barruti. Todos son únicos e indispensables: la Paloma seduciendo a los hombres del conventillo, el boxeador que entrena todo el tiempo, los pibes que corren por el patio, el ciego que pone música a una época con su acordeón, la abuela y su nieta, las vecinas.
En síntesis, una pieza teatral que rememora una época que, con valores y sueños diferentes a los actuales, nos marcó a fuego.
Ficha técnica:
Obra: El conventillo de la Paloma Sainete original de AlbertoVacarezza
Dirección: Norberto Barruti
Elenco: Mabel Campos, Roberto Conte, Pablo Espinosa, Oscar Gioia, Susana Isidro, Pablo Monsalvat, Bea Oss y Víctor Díaz, Graciela Sautel.
Vestuario y maquillaje: Marisa González y Alicia Larocca
Iluminación: Alejandro Arteta
Escenografía: Catalina Oliva
Lugar: Taller de Teatro de la UNLP (10 Nº1076 e/ 54 y 55).
Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2001/10/31/pdf/22.pdf
Por Germán R. Zaupa
Especial para Hoy
Alberto Vacarezza (1886-1959) produce una obra exitosa y fecunda. Explota en demasía sus facultades de acuarelista, pero deja a salvo su destreza con piezas como Tu cuna fue un conventillo y Juancito de la ribera. Posee una gran habilidad para enhebrar en sus sainetes seres pintorescos con situaciones que se reiteran en sus esencias.
El sainete es un género popular por excelencia, un espejo burlesco que no deja de lado ciertos toques dramáticos y melodramáticos. En él queda reflejado el aluvión inmigratorio, en sus variantes más típicas, que pobló los conventillos porteños. Muchos sainetes se transforman en auténticos documentos de época.
En El conventillo de la Paloma (1929), uno de los sainetes más famosos, la estructura dramática está contenida en una receta tradicional: el patio del conventillo, un italiano encargado, un gallego, un turco, sus mujeres, una percanta que arma conflicto entre el compadrito que la quiere mal y el héroe-guapo que la quiere bien, y un final que deja a todos satisfechos.
Al igual que en La Cocina, obra realizada por el Taller de Teatro de la UNLP años atrás, el director Norberto Barruti deja claramente en evidencia tres características que son su marca registrada. La primera es la excepcional e imponente puesta escenografía, en esta oportunidad a cargo de Catalina Oliva. Un conventillo de dos plantas, un patio central, techos de tejas y enredaderas, puertas y ventanas rendidas ante el paso del tiempo, piletones para lavar la ropa, e infinidad de objetos de época. La segunda particularidad está determina por la acción intensa y permanente en las escenas.
El espectador no tiene tiempo para la distracción; todos los sentidos deben estar dirigidos a los movimientos, gestos y palabras de los personajes. Y tercero, la conformación de un grupo homogéneo, la característica más notable de los elencos formados por Barruti. Todos son únicos e indispensables: la Paloma seduciendo a los hombres del conventillo, el boxeador que entrena todo el tiempo, los pibes que corren por el patio, el ciego que pone música a una época con su acordeón, la abuela y su nieta, las vecinas.
En síntesis, una pieza teatral que rememora una época que, con valores y sueños diferentes a los actuales, nos marcó a fuego.
Ficha técnica:
Obra: El conventillo de la Paloma Sainete original de AlbertoVacarezza
Dirección: Norberto Barruti
Elenco: Mabel Campos, Roberto Conte, Pablo Espinosa, Oscar Gioia, Susana Isidro, Pablo Monsalvat, Bea Oss y Víctor Díaz, Graciela Sautel.
Vestuario y maquillaje: Marisa González y Alicia Larocca
Iluminación: Alejandro Arteta
Escenografía: Catalina Oliva
Lugar: Taller de Teatro de la UNLP (10 Nº1076 e/ 54 y 55).
Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2001/10/31/pdf/22.pdf
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