(Ingrid Pelicori y Horacio Peña interpretaron "Decadencia", de Berkoff)
Miércoles 10 de octubre de 2001 | Publicado en edición impresa LA NACION
CORDOBA.- "Decadencia" de Steven Berkoff, con dirección de Rubén Szuchmacher (Argentina) y "La huida", dirección de Andrés Pérez (Chile), fueron los espectáculos que cerraron la segunda edición del Festival Internacional de Teatro Mercosur, que el domingo último finalizó en Córdoba.
Estrenada en Buenos Aires durante la temporada 1997, en el Teatro San Martín, "Decadencia", interpretada por Ingrid Pelicori y Horacio Peña, realizó dos funciones a teatro lleno y provocó el interés de los espectadores locales, que no dudaron en ovacionar las representaciones, que en esta oportunidad se realizaron en un escenario a la italiana, el del Teatro Real.
El polémico texto del dramaturgo inglés causó sorpresa entre el público por su lenguaje de a ratos soez, pero aun así los espectadores no dejaron de apreciar las interpretaciones de Pelicori y Peña en la sobria puesta de Szuchmacher.
La compañía chilena Gran Circo Teatro, que el año anterior abrió el festival con su espectáculo "La negra Esther", trajo en esta oportunidad uno de sus ultimos trabajos, estrenado en febrero de este año. "La huida" -dramaturgia también de Andrés Pérez- está basada en un acontecimiento real, según el rumor popular. Durante el gobierno del presidente Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931) la policía perseguía a los homosexuales y los arrojaba al mar.
En esta pieza, un homosexual es traicionado por su pareja porque esconde a dos amigos de la misma condición. La representación cruza interpretación, narración e imágenes de video. Una pequeña escenografía da apenas el marco social en el que se enmarca la acción. Allí, dentro un grupo de personajes, da forma a una historia sumamente vital. Es muy inquietante el mundo que componen. Mucho más cuando los actores salen de sus personajes para hablar de las dificultades que debieron surcar para poder seguir construyendo el trabajo. Y aquí asoman elementos muy interesantes, porque se habla de un presente que no se hace cargo de las situaciones terribles del pasado.
Es que más allá de la contundencia de la historia que se muestra en escena hay en ese espectáculo un profundo objetivo: hablar de la historia de una sociedad represora, dar cuenta de que por años hubo un cuerpo que fue agredido, herido y hasta despojado de vida porque pertenecía al diferente. La homosexualidad sólo parecería ser una excusa, por momentos. "La huida" propone una profunda reflexión en tiempos en que la sociedad chilena comienza a revisar su pasado. No por casualidad también en este año se públicó el ensayo de Pedro Lemebel "Loco afán", donde el autor muestra a través de diferentes pequeños ensayos la realidad vivida por los travestis en distintos momentos políticos. El cuerpo y el sexo se cruzan en el arte y para dar un testimonio mayor. La teatralidad de la compañía Gran Circo Teatro es muy fuerte en este proyecto y confirma una vez más la capacidad creativa de Andrés Pérez Araya, uno de los máximos exponentes del teatro latinoamericano posdictaduras.
Una de las experiencias más singulares que se vieron en los últimos días del Festival Mercosur fue el "Proyecto Rissumriss", de Alemania. La bailarina y coreógrafa Christina Clupke y la fotógrafa Gisela Dilchert realizaron una experiencia básicamente sensorial. El cuerpo desnudo de Clupke se desplazaba con movimientos mínimos mientras tres haces de luz iban recortando fragmentos de él. Aunque se impuso como una experimentación demasiado formal, conmovió por la fuerza con que atravesó la sensibilidad de los espectadores, quienes parecían estar asistiendo a una muestra muy mágica.
Esta realización resultó una vez más una síntesis del perfil que el Festival busca imponer en su programación. En una nota anterior destacábamos una serie de proyectos que buscaban provocar a los espectadores. Y esto continuó dándose hasta el final. Espectáculos en los que el movimiento se cruzaba con Internet (Canadá) o con la fotografía; bailarines y actores que irrumpían en un bar (Bélgica) o en una feria franca (coproducción Córdoba-Uruguay) o que salían a espacios abiertos a jugar con el fuego (Francia). Individuos sacados de su mundo habitual, el del Cuarteto ("La noche continúa") o la portería de un edificio o una institución ("Torero portero"). Cruces cuyos resultados fueron disímiles pero no puede negarse que generaron polémicas.
El contacto con aspectos de la antropología teatral fue otro de los centros de esta muestra. La presencia del Odin Teatret, que dirige Eugenio Barba (Dinamarca), encontró correspondencia con las expresiones que llegaron de India e Indonesia
Descubrir mundos tan inciertos para nosotros, como el que refleja el teatro egipcio, el de Macedonia o el de Mozambique, resultó también una grata sorpresa.
Esta nueva edición del festival, cuyo costo aproximado fue de $ 600.000, y tuvo entradas de muy bajo costo ($ 5 y $ 8) convocó a 83.000 espectadores en un total de 156 funciones, incluidas las piezas cordobesas.
Un nuevo encuentro con el teatro del mundo se produjo en Córdoba y sus resultados confirmaron la fuerza de un proyecto de profunda inserción en la sociedad local.
Por Carlos Pacheco
Para LA NACION
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=341830
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