Auspicioso encuentro de elencos
En Córdoba se acaba de realizar el Primer Festival Internacional de Teatro para chicos
Sábado 17 de mayo de 2003 | Publicado en edición impresa LA NACION
CORDOBA.- "Siempre la primera edición nos cuesta -dice Graciela Ayame, subdirectora del festival y subgerente de Teatros del gobierno de la provincia de Córdoba-, pero estamos convencidos de que el próximo año vamos a tener una mayor inscripción: lo importante es empezar."
Así sintetizó Ayame el resultado de este encuentro de espectáculos infantiles.
"Nuestra intención es jerarquizar el teatro para niños, formando al público y dándoles a los artistas posibilidades de preparación e intercambio mediante foros, mesas redondas y talleres. Este es un primer paso, de pequeño formato."
Aclara, también, que los elencos fueron convocados a través de las embajadas y las asociaciones de artistas, y seleccionados por un jurado.
"Hubo dos jurados -dice-, uno para Córdoba y otro para el resto. El trabajo se hizo mediante videos y carpetas: es mejor ver las funciones, pero no daba el presupuesto para realizar esos viajes. El festival cubrió gastos de estada y en algunos casos ayudó con el gasto de la carga, pero tuvieron que costearse los viajes."
Según las cifras aportadas por la oficina de Prensa, se realizaron 35 funciones en salas, 5 en las plazas y 6 en hospitales pediátricos, con un total de 18.825 espectadores.
Participaron seis elencos de teatro independiente de Córdoba, cuatro del exterior, cuatro de la Capital Federal, uno de Neuquén y dos elencos de la capital cordobesa, los anfitriones.
La zona cercana a la plaza San Martín, donde están ubicados los teatros, se vio poblada de grandes y chicos, micros con niños de escuelas y jardines y la lógica algarabía de estas circunstancias.
Entre los artistas participantes pudo apreciarse mucho entusiasmo, interés por las obras de sus colegas, y las pausas resultaron momentos propicios para el diálogo, la discusión y el comentario. Hubo consenso sobre la necesidad de mayores posibilidades de capacitación.
Lamentablemente, en estas discusiones casi no hubo presencia de los elencos locales, debido a que horarios y fechas del año los tienen ocupados en otras actividades. Se señaló, por ejemplo, que los talleres programados a la noche tuvieron mayor asistencia, mientras que mesas y foros apenas pudieron realizarse.
Según Carlos de Urquiza, presidente de Atina (Asociación de Teatristas Independientes para Niños y Adolescentes), la capacitación y el intercambio son algunos de los principales objetivos de la entidad. De Urquiza estaba en Córdoba, especialmente para anunciar el Primer Festival Nacional e Internacional de esa entidad, por realizarse en Buenos Aires entre el 1° y el 9 de noviembre de este año.
En esta edición, la oferta presentada mostró diversos niveles, en calidad, estéticas, tendencias y maduración.
En general, la falta de una dramaturgia sólida se resolvió entre la extensa enunciación del texto en largos diálogos o monólogos explicativos y la histeria o el activismo para llenar espacios, como si los actores no pudieran salir de la animación y los directores no tuvieran definido el núcleo del relato.
También la actuación mostró en general poco trabajo corporal, demasiados clisés y un gran descuido en el cultivo de la voz. Esto se vio en "La Cenicienta", de la Comedia Infanto Juvenil; "Bicherío", de El Angel Producciones, ambas de Córdoba, y en "Esas eran hadas", de la Escuela de Títeres de Neuquén.
En lo referente a puesta, escenografía y vestuario, pudo apreciarse un trabajo interesante en "Pinocho, el sueño de un muñeco", de Río Cuarto, dirigida por Mario Barrionuevo, que eligió una presentación visual al estilo de libro de cuentos antiguo, narrando la historia en escenas que se iban iluminando con el transcurso del relato.
Otro "Pinocho", presentado por el Teatro La Huella en coproducción con el Instituto Italiano de Cultura, con adaptación y dirección de Juan José Badra, realizó un gran despliegue escenográfico, pero perdió interés por su ritmo lento y tono plañidero, narrado desde la búsqueda del muñeco por Gepetto, y la utilización de la palabra para explicar la acción.
"Había una vez un cuento que no es un cuento", del Orion Teatro, con Walter Campos y Daniel Leuci, es un espectáculo animado y divertido gracias al trabajo de actuación de los dos jóvenes intérpretes.
"Vivitos y coleando", de Hugo Midón; "Robin 4 x 4 Hood", de La Galera Encantada; "Romeo y Julieta, una obra en construcción", por Puro Grupo; "Pequeños ambientes", por El Bavastel, una interesante y variada selección de estilos, con buen nivel, lograron interesar al público.
De los espectáculos extranjeros, "Saco como pantalón", del grupo Pilkentafel, de Alemania, captó la atención de la platea y desató polémicas animadas entre los artistas, y "Biliti", del grupo Bosquimanos Koyak, de Uruguay, en teatro negro, fue una de las presentaciones más logradas, con momentos de mucha poesía y un notable intercambio emotivo con la platea menuda. Algo especialmente digno de señalar y poco frecuente en el teatro para niños fue la excelente utilización de la banda sonora, con una música sugestiva de importante participación en el espectáculo.
Gervais Goudreau, director artístico de la Compañía de Teatro para Niños Le Carrousel, de Montreal, Canadá, se encontraba la semana pasada en Córdoba en su primer viaje a la Argentina. Su esposa, la dramaturga Suzanne Lebeau, estuvo en Buenos Aires hace 15 años y presentó la muy recordada pieza "La Luna entre dos casas".
"Le Carrousel -comenta su director- recibió en febrero la invitación para concurrir: no es posible para nosotros cambiar de planes tres meses antes; nuestra programación está planificada con 15 meses de anticipación. En estos momentos mi esposa está en Francia, donde esperamos tener un importante apoyo, ya que por ser de la provincia de Quebec coincidimos con el idioma."
Suzanne vendrá en noviembre para dar un taller de dramaturgia durante el Festival de Atina.
Puntualizando algunos aspectos de la estética de la compañía, Goudreau dice que "es muy importante durante una representación la calidad del silencio: el silencio permite un momento de comunicación interior, mientras que mucho ruido es una forma de sordera. Nuestro teatro es como un concierto de música de cámara. El teatro es un momento, un espacio privilegiado donde el niño accede a mundos diferentes. Es responsabilidad del artista crear esa isla donde niños y adultos comparten en confianza mutua, un aspecto de la vida".
Con respecto a los contenidos, cree que "resulta importante no tener una actitud condescendiente del adulto hacia el niño, no una actitud de reducción del tema haciéndoselo fácil, sino abrir una ventana donde las visiones de chicos y grandes se entrecrucen". Concluye diciendo que "quien sea un creador para los niños debe aceptar el riesgo y la inseguridad: la inseguridad de no ser todo, de no saber todo. Alicia no sabía qué había detrás del espejo".
Ruth Mehl
No hay comentarios.:
Publicar un comentario