TEMPORADA LIRICA 2002 EN EL TEATRO ARGENTINO
En la Sala Alberto Ginastera se presentó, el pasado fin de semana, una interesante y novedosa versión de esta clásica ópera de Giuseppe Verdi. Gran respuesta del público
Por Carlos Sacanell
Especial para Hoy
Así como hay compositores imposibles de eludir en el momento de hablar del repertorio operístico, como Wagner o Verdi, también hay algunos títulos infaltables en la lista de obras de éste género, ya sea por su trascendencia musical o histórica, como así también por el sentimiento que generan y han generado en el corazón del público. Dentro de éstas obras se encuentra, desde luego, La Traviata de Verdi.
El público, fiel a este sentimiento, llenó como pocas veces la flamante sala Alberto Ginastera, y acompañó con emotivos aplausos las distintas participaciones de los intérpretes. La Traviata, estrenada en 1853 en París, es una ópera que gira alrededor de dos grandes temas, que a simple vista parecen luchar entre sí: el amor y la muerte. La vida de Violeta pende de un hilo desde el comienzo del drama a causa de la tisis, lo cual la lleva a vivir desordenadamente, consumiéndose en el placer de lo mundano. Pero en una fiesta aparece Alfredo, quien está dispuesto a darle su amor. Se suceden diversas situaciones, y Violeta debe renunciar al amor de Alfredo, y lo hace
sacrificándose a sí misma y a sus deseos.
La historia culmina con Alfredo regresando al lecho de muerte de su amada, quien muere en sus brazos. La puesta del Argentino brilló por su originalidad, siendo poco frecuente el hecho de arriesgarse con una ópera tan popular a una puesta moderna.
También destacó la pantalla gigante arriba del escenario, que permitió ver con más detalle alguna de las escenas, aunque dificultaba un tanto la lectura de los subtítulos. La dirección musical fue irreprochable, aunque la orquesta comenzó con algunas pequeñas inseguridades que no pasaron a mayores.
Dentro del reparto, la primera y elogiosa mención debe ser para Víctor Torres, que colmó la sala de aplausos en más de una ocasión en toda la noche, ya que fue el dueño de los mejores momentos en toda la interpretación.
Conmovedor fue el dúo en que Germont, padre de Alfredo, pide a Violeta que deje a su hijo para que regrese a su familia. En tanto, Kalinka Damiani se mostró muy suelta y desenvuelta en el papel de Violeta, papel de por sí difícil para cualquier cantante profesional debido a la extensión de la ópera y las numerosas apariciones de Violeta en la acción.
Otra destacada participación fue la de Gustavo López Manzitti, cantante reconocido por su actividad en el Teatro Colón y que este año participó, entre muchas otras, de la puesta de Ascenso y Caída de la ciudad de Mahhagonny, de Kurt Weill y Bertolt Brecht, además de sus actuaciones con el famoso grupo Les Luthiers o sus colaboraciones con el músico uruguayo Leo Masliah. Manzitti, en el papel de Alfredo, demostró una gran calidad tanto musical como actoral, y luego de Torres fue el intérprete de más destacada presencia.
También cabe destacar las excelentes, aunque fugaces, apariciones de Oreste Chlopecki, en el papel del Dr. Grenvil, amigo y médico de Violeta, que es quien la atiende en sus últimas horas y Gabriela Cipriani Zec, que interpreta a Flora Vervoix, también amiga de Violeta.
La entera producción fue digna de la sala mayor del Teatro Argentino, y tanto el público con sus extensas ovaciones, como los artistas con sus saludos agradecidos, mostraron el placer de haber pasado una velada merecedora de quedar en el recuerdo.
Ficha técnica:
Evento: La Traviata, melodrama en tres actos con texto de Francesco Maria Piave, basado en La Dama de las Camelias de Alejandro Dumas, con música de Giuseppe Verdi.
Reparto: Patricia Gutiérrez/ Kalinka Damiani (Violeta), Gustavo López Manzitti/ Juan Carlos Vasallo (Alfredo) y Victor Torres/ Luis Gaeta (Germont).
Dirección musical: Mario De Rose
Dirección escénica: Daniel Suárez Marzal
Dirección de Arte: Milán David.
Elencos: Orquesta y coro estables.
Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2002/07/24/pdf/19.pdf
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