"El enfermo imaginario" de Molière.- Muestra Escuela de Teatro de La Plata (1998).
Fuente: http://www.facebook.com/photo.php?fbid=117010234089&set=a.113966739089.94294.784924089&pid=2099091&id=784924089
Archivo virtual destinado a difundir la Actividad Teatral de la Ciudad de La Plata, Capital de la Provincia de Buenos Aires, República Argentina
lunes, 30 de noviembre de 1998
viernes, 20 de noviembre de 1998
La Plata cumplió 116 años en medio de innumerables festejos
PARA DESTACAR: LA PARTICIPACION POPULAR Y EL CLIMA INMEJORABLE
Fue un día de inauguraciones, actos, ceremonias y un sol a pleno. Al atardecer la Plaza Moreno se colmó de público, el cual vibró con el megarecital, los fuegos artificiales y los Fabulosos Cadillacs. La multitudinaria participación de los platenses y habitantes de localidades cercanas fue la nota destacable de una jornada festiva a la que también se sumó el buen tiempo. Mucha gente en el desfile.
De fiesta
De fiesta
Sin embargo, para muchos platenses los festejos comenzaron justamente a las 18, cuando la Plaza Moreno comenzó a cubrirse de miradas inquietas que aguardaban expectantes por el inicio del megarecital que contó con la presentación de numerosas bandas locales entre las que se destacaron Los Peligrosos Gorriones, la mítica Cofradía de la Flor Solar, y finalmente, los Fabulosos Cadillacs, cuyos temas fueron festejados y bailados por los miles de jóvenes que se sumaron a la fiesta.
Fuente: http://pdf.diariohoy.net/1998/11/20/c16y17.pdf
jueves, 19 de noviembre de 1998
Los Fabulosos Cadillacs - 116º Aniversario La Plata (1998 )
Subido a youtube por mfga83
LOS FABULOSOS CADILLACS - La Plata ´98 COMPLETO Plaza Moreno, 19/11/1998 (116 aniversario)
Fuente: http://www.youtube.com/watch?v=q3CLOWIbJHs
martes, 10 de noviembre de 1998
Una valiosa producción de "Don Carlo"
Una ópera de Verdi brilló por su excelencia en el escenario del Argentino gracias a la labor del director Carlos Alberto Vieu y de Marcelo Perusso, encargado de la puesta en escena.
Fuente: Diario El Día
Fuente: Diario El Día
viernes, 6 de noviembre de 1998
A los pies de Buenos Aires
Viernes 06 de noviembre de 1998 | Publicado en edición impresa
Desde hoy, dos estrellas mundiales de la danza se enfrentarán en los escenarios porteños: en el Luna Park, Julio Bocca, y en el Colón, Mikhail Baryshnikov
"Cuando no me interese bailar, dejaré", dijo Mikhail. Foto: Sergio Llamera
Buenos Aires tendrá oportunidad, este fin de semana, de ver a dos de las más grandes estrellas mundiales del ballet en un duelo de titanes entre Julio Bocca y Mikhail Baryshnikov, quienes actuarán aquí casi simultáneamente. Hoy, a las 21, Julio inicia su temporada en el Luna Park, con un primer programa que incluye "Don Quijote", "Suite Generis" y "Tarde en la siesta", coreografías de AlbertoMéndez, "Consagración del tango", de Ana María Stekelman, y "Desde lejos", obra de Mauricio Wainrot. Esta programación se repetirá mañana, en el mismo horario; el domingo, a las 19, y el martes y el miércoles, a las 20.
Por su parte, Mikhail estrenará mañana, a las 20.30, en el Teatro Colón, su programa de solos, compuesto por "Tryst", de Kraig Patterson, con música de Bach; "Dance with Three Drums and Flute", coreografía de Tamasaburo Bando con partitura de Rosen Tousha; el fragmento "In memoriam de Jerome Robbins", con obras de este creador recientemente fallecido, donde incluye partes de "Other Dances", con música de Chopin, y "A Suite of Dances", con música de Bach, y "Heartbeat:mb", sobre una idea de Christopher Janney, dirección coreográfica de Sara Rudner y música de Samuel Barber, además de los latidos del corazón del propio Baryshnikov que transmite a través de electrodos colocados sobre su pecho. Las siguientes funciones serán el domingo, a las 17, y el martes, a las 20.30.
Junto al bailarín ruso actuará el White Oak Ensamble, integrado por los violinistas Conrad Harris yJennifer Frautschi, el violista David J. Bursack, el violoncelista Adam Grabois y el pianista Pedja Muzijevic, que interpretarán obras de Mozart, Brahms y Ginastera.
"Julio es extraordinario"
Ayer, en una conferencia de prensa, sencillamente vestido, con leve sonrisa y voz decidida, Baryshnikov se refirió a su virtual competidor en este fin de semana en el que Buenos Aires tendrá dos de los mejores exponentes del ballet internacional. "Es un bailarín extraordinario -destacó-. Lamentablemente, hace diez años que no lo veo actuar. Sólo nos hemos encontrado socialmente. Pero apenas llegué me encontré con un regalo encantador de Julio y la invitación a sus funciones, cosa que haré y que me dará, al fin, la ocasión de verlo bailar y de saber qué está haciendo actualmente con la compañía que fundó."
Baryshnikov dijo que en su debut en el país, en 1978, cuando vino con obras de Balanchine yRobbins, junto a Patricia McBride, estaba buscando "una transición hacia otros estilos, como los de los coreógrafos cuyas obras bailé. Luego, en 1994, vine con mi compañía, el White Oak Project, con piezas de danza contemporánea. Ahora lo hago con solos. De modo que siempre deseé mostrarles mis diferentes facetas. Lo único que no hice aquí fue un ballet clásico completo. Pero en cada oportunidad traté de compartir con ustedes cosas nuevas que me apasionaban, como lo que ahora haré."
Mikhail acaba de participar del Festival de Wuppertal, Alemania, que organizó Pina Bausch para celebrar los veinticinco años de la formación de su compañía.
"Fue una experiencia maravillosa -señaló- encontrarme con muchos amigos, con esa gran mujer que es Pina, a quien admiro y respeto, y de haber pasado largos días y cortas noches, porque no nos alcanzaba el tiempo para disfrutar de charlas y estar juntos. Allí interpreté el solo "Unspoken Territory", de Dana Raiz, y compartí la velada con William Forsythe. Espero, aunque sea dentro de diez años, hacer algo con Pina. Hace años que queremos trabajar juntos, pero aún no hemos podido. Ya se dará."
Al ritmo del corazón
Respecto de "Heartbeat:mb" (las iniciales de su nombre), explica que su amiga y coreógrafa Sara Rudner se le acercó para proponerle cristalizar un proyecto del diseñador de sonidos Christopher Janney con electrodos que emitieran los latidos del corazón del bailarín. "Como el ritmo cardíaco varía según días y movimientos, sobre un bosquejo hecho previamente trabajo improvisando en cada función.
Así como cambian los latidos acelerándose o ralentándose , así varía mi danza." No dejó de bailar clásico (en 1990) porque el físico ya no le daba. "Podía hacerlo tranquilamente y estaba muy bien -indicó-. Pero mi interés por la danza contemporánea se incrementó cada vez más, hasta que decidí seguir ese camino. Desde que llegué a los Estados Unidos, en 1974, de inmediato hice, a la par del clásico, obras de coreógrafos de danza moderna, que me fascinan, como PaulTaylor, Glen Tetley, Twyla Tharp, Merce Cunningham, John Butler, Martha Graham y otros.
Toda esa experiencia y el impulso que me dieron los creadores contemporáneos me dio confianza para iniciar un nuevo rumbo con el White Oak Project que, sin dudar, formé en 1990 para ideas experimentales y piezas de danza moderna. Mi vida es seguir adelante. Sólo pienso en el hoy y ahora me siento muy cómodo como bailarín de avant-garde . No hago proyectos a futuro, no me interesan fechas ni celebraciones. Vivo el presente y éste es el mío, que me encanta. Cuando un día me despierte y sienta que ya no me interesa bailar, dejaré. En tanto, aquí estoy."
No le preocupan sus 50 años. "Cuando se es joven -puntualizó-, se tiene mucho vigor y se tiende a sobrebailar, a poner energía en todo. A medida que pasa el tiempo, las cosas se enfocan distinto, se concentran y se entienden de otra manera. Un ejemplo es el flamenco: cuando son jóvenes, los bailarines son brillantes en su zapateado y ese fuego casi descontrolado, pero a los 50 o 60 es cuando se ve al verdadero artista."
No le interesa hablar de Rusia ni de política:"Ustedes saben como yo qué está pasando allá y cómo le cuesta adaptarse al cambio", afirmó.
Moderno, no clásico
Baryshnikov sostuvo que no va a ver ballet clásico; menos, al Kirov (de donde él surgió) y al Bolshoi. "Supongo que seguirá habiendo buenos bailarines provenientes de una excepcional escuela -consideró-. Quizás algún día encuentren el coreógrafo que corresponde, que tenga otra visión para abrir otro capítulo en la historia de la danza."
Hace 25 años que se fue y no le interesa regresar. Sólo el año pasado fue a Riga, Latvia, donde nació. Pero explica que a la hora de estar allí se dio cuenta de que no se le movía un pelo y que nada tenía que ver con esa tierra. "Pasé media vida en los Estados Unidos y ahora mi casa es ésa. Trato de mantener mi privacidad, de criar a una manada de chicos (tiene cuatro, tres mujeres y un varón) y, en los momentos de ocio, de jugar, muy mal, al golf."
Nada de tango
Por último, dice que aunque le costara la vida, jamás podría bailar el tango, aunque se emocionó profundamente cuando pudo descubrir, en la Academia de Música de Brooklyn, "María de Buenos Aires", la operita de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer. "Los tangos de Piazzolla me oprimieron el corazón, pero de allí a interpretarlos en danza, no... Nunca lo haría..."
Baryshnikov dijo que por el momento no ha pensado en dejar de bailar, aunque admitió que en el futuro no descarta volcarse al "teatro vivo" y experimental, centrado en el cuerpo, y cercano a las obras de la alemana Pina Bausch.
El bailarín ruso admitió que no planea volver a trabajar en cine, donde protagonizó películas como "Sol de medianoche" y "Momento de decisión", entre otras, sino "seguir investigando las posibilidades del movimiento", según destacó.
Finalmente, Mikhail recordó sus dos anteriores visitas a la Argentina, en las que también actuó en el Teatro Colón, y admitió que está "muy emocionado" por el regreso. Tampoco tuvo problemas en reconocer los nervios que le sigue provocando subir a bailar a un escenario.
Desde hoy, entonces, la pelea de fondo de la danza internacional se dará cita en Buenos Aires, con pocas horas de diferencia y a escasas cuadras de distancia: en este rincón, el argentino Julio Bocca, y en el otro, el ruso Mikhail Baryshnikov. Sin protectores bucales ni guantes de box. Apenas con sus cuerpos y todo su enorme talento. Sin vencedores ni vencidos, y un solo ganador: el público. .
Silvia Gsell
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/116919-a-los-pies-de-buenos-aires
miércoles, 4 de noviembre de 1998
Había una vez... la máquina de contar
Versión de una novela de Piglia
Premiada en el concurso de proyectos de la Comedia de la Provincia 1998, se ha estrenado "Eterna", basada en "La ciudad ausente" de Ricardo Piglia
Por Ana M. Tótoro
Especial para "Hoy"
La obra de Piglia no es material de sencillo abordaje, ya que es una novela experimental en la que distintas historias se cruzan en forma casi caótica, sin una trama fácilmente reconocible. El autor toma la idea de Macedonio Fernández de crear una "máquina de fabricar relatos" y, a partir de allí, elabora su concepción de una sociedad atravesada por relatos, o mejor aún, de la sociedad como una trama ilimitada de relatos (tantos como circulan en la realidad). El ámbito espacial, la ciudad, se llena con una serie de personajes marginales que se entreveran y crean un clima casi arltiano.
Este grupo entusiasta de jóvenes tomó a la Ciudad Ausente como fuente de sus trabajos de improvisación y logró armar a partir de ella un producto más que interesante, en el que se pone de manifiesto el esfuerzo de una tarea de laboratorio.
Desaparecen personajes como el de Macedonio, se crearon otros nuevos (Pérez), se alteró el orden de los sucesos, las palabras de un personaje pasaron a ser dichas por otro, se agregaron fragmentos de textos relacionados con el cadáver de Evita, pero se rescató el clima de la novela y se profundizaron sus temáticas (el poder, por ejemplo).
La sala en penumbras recibe al espectador y lo prepara para el ritual en el que ningún detalle ha sido descuidado: la música, los ruidos, la adecuada iluminación, las proyecciones, las voces en off conviven con un relato no lineal. El escenario está poblado de cajas, que en un primer momento albergan a los actores, y luego se transforman en múltiples objetos. La cámara es manejada por distintos personajes y las proyecciones se realizan sobre diferentes lugares. Todo esto crea un clima de alucinación sostenido por la actuación pareja de los integrantes del elenco. Resulta, en fin, un espectáculo que impacta por la sucesión de imágenes auditivias y visuales que sacuden al espectador.
La historia se desarrolla en torno al Museo, en el que se encuentra la Máquina, y los personajes deambulan por este lugar laberíntico sin tener claro el objetivo de sus búsquedas. Los distintos discursos se suceden y se repiten en boca de personajes diferentes, ya que la identidad se ha perdido y los seres son sólo máscaras indefinidas.
La dirección de Laura Valencia no descuida detalles y, además, propone un código teatral innovador. Se trabajan rupturas, los cortes; se muestra la cocina del espectáculo. Los actores desarrollan sus posibilidades expresivas apoyándose en el trabajo corporal. Componen seres complejos con una estética que escapa al realismo y en la que la gestualidad juega un papel importante (los cinco actores logran destacados resultados). Mención aparte merece el trabajo vocálico de Julieta Vallina en el papel de Elena Fernández o la Máquina.
En síntesis: un espectáculo que revela búsquedas no concluídas y que reconforta con la audacia de su propuesta.
La directora opina
Por German R. Zaupa
Especial para "Hoy"
Laura Valencia empezó a estudiar Plástica en la Facultad de Bellas Artes (U.N.L.P.) y Escenografía en la Escuela de Teatro local, pero al poco tiempo, disconforme con el carácter metódico de las instituciones, abandonó: "Resulta absurdo recibirse de artista", explicó.
Viste de entrecasa, sin pintura, sin pose y revela infinitas ganas de hablar. Es capaz de vivir sin un mango por defender sus ideales. Reconoce que su trabajo es marginal... y se hace cargo.
En La Plata, estudió varios años con Nora Oneto, a quien calificó como una gran maestra: "Hice una obra con ella, donde actuaba y bailaba. Después empecé a estudiar con Bartis, Veronese y Tantanián en Capital Federal.
Decidió abordar al teatro desde la dirección...
No exclusivamente. En este momento me dedico más a la dirección que a la actuación. Desde el '91 vengo realizando varios trabajos de danza, teatro y música. "Manuscritos", la obra anterior basada en textos de Poe, fue una de las más importantes; con ella fuimos a Uruguay y ganamos el concurso de la Comedia Municipal.
Donde trabajo más con el cuerpo es en la danza; tengo un grupo de danza-teatro que se llama "Media-Chilena", allí sí soy intérprete.
¿Cómo se formó el elenco de "Eterna"?
Hay una opinión sobre el teatro que nos une: producir algo sensible es el objetivo. La transformación es lo que más valorizamos. Ser un actor versátil y tener capacidad de adaptación es indispensable.
¿Cómo trabaja la puesta en escena?
Nos ejercitamos mucho a partir de improvisaciones. En esta obra en particular, tomamos temas o capítulos de "La ciudad ausente" que creímos trascendentales en cuanto a lo que dicen, pero no le dimos importancia a quien lo decía.
Cuando Piglia vio la obra, le llamó la atención este aspecto: los personajes de su obra no dicen lo mismo que los de la mía; los textos son dichos por todos y se repiten. Le resultó interesante que hayamos podido crear cierta ficción en el teatro; el creía que era imposible.
¿Qué opinión tiene sobre el teatro de investigación?
A mí no me interesa la clasificación ni discutir si esto es o no es teatro; yo quiero hacer algo que conmueva. Tampoco me interesa representar simplemente un texto; éste debe ser un lugar del cual se pueda ir y venir, no una cosa rígida que te condiciona. Los textos tienen que ser afrontados desprejuiciadamente. Son multiplicadores.
En Capital tenía un ayudante que decía: "En este estudio, si tienen que representar a un pianista no vayar a encargar un piano de cola, dibújense las teclas en los dientes". No debo representar la realidad, debo opinar sobre ella. Los espectadores pueden decir no entiendo... pero me gusta.
Fuente: Diario Hoy, Espectáculos 4 de noviembre de 1998
Premiada en el concurso de proyectos de la Comedia de la Provincia 1998, se ha estrenado "Eterna", basada en "La ciudad ausente" de Ricardo Piglia
Por Ana M. Tótoro
Especial para "Hoy"
La obra de Piglia no es material de sencillo abordaje, ya que es una novela experimental en la que distintas historias se cruzan en forma casi caótica, sin una trama fácilmente reconocible. El autor toma la idea de Macedonio Fernández de crear una "máquina de fabricar relatos" y, a partir de allí, elabora su concepción de una sociedad atravesada por relatos, o mejor aún, de la sociedad como una trama ilimitada de relatos (tantos como circulan en la realidad). El ámbito espacial, la ciudad, se llena con una serie de personajes marginales que se entreveran y crean un clima casi arltiano.
Este grupo entusiasta de jóvenes tomó a la Ciudad Ausente como fuente de sus trabajos de improvisación y logró armar a partir de ella un producto más que interesante, en el que se pone de manifiesto el esfuerzo de una tarea de laboratorio.
Desaparecen personajes como el de Macedonio, se crearon otros nuevos (Pérez), se alteró el orden de los sucesos, las palabras de un personaje pasaron a ser dichas por otro, se agregaron fragmentos de textos relacionados con el cadáver de Evita, pero se rescató el clima de la novela y se profundizaron sus temáticas (el poder, por ejemplo).
La sala en penumbras recibe al espectador y lo prepara para el ritual en el que ningún detalle ha sido descuidado: la música, los ruidos, la adecuada iluminación, las proyecciones, las voces en off conviven con un relato no lineal. El escenario está poblado de cajas, que en un primer momento albergan a los actores, y luego se transforman en múltiples objetos. La cámara es manejada por distintos personajes y las proyecciones se realizan sobre diferentes lugares. Todo esto crea un clima de alucinación sostenido por la actuación pareja de los integrantes del elenco. Resulta, en fin, un espectáculo que impacta por la sucesión de imágenes auditivias y visuales que sacuden al espectador.
La historia se desarrolla en torno al Museo, en el que se encuentra la Máquina, y los personajes deambulan por este lugar laberíntico sin tener claro el objetivo de sus búsquedas. Los distintos discursos se suceden y se repiten en boca de personajes diferentes, ya que la identidad se ha perdido y los seres son sólo máscaras indefinidas.
La dirección de Laura Valencia no descuida detalles y, además, propone un código teatral innovador. Se trabajan rupturas, los cortes; se muestra la cocina del espectáculo. Los actores desarrollan sus posibilidades expresivas apoyándose en el trabajo corporal. Componen seres complejos con una estética que escapa al realismo y en la que la gestualidad juega un papel importante (los cinco actores logran destacados resultados). Mención aparte merece el trabajo vocálico de Julieta Vallina en el papel de Elena Fernández o la Máquina.
En síntesis: un espectáculo que revela búsquedas no concluídas y que reconforta con la audacia de su propuesta.
La directora opina
Por German R. Zaupa
Especial para "Hoy"
Laura Valencia empezó a estudiar Plástica en la Facultad de Bellas Artes (U.N.L.P.) y Escenografía en la Escuela de Teatro local, pero al poco tiempo, disconforme con el carácter metódico de las instituciones, abandonó: "Resulta absurdo recibirse de artista", explicó.
Viste de entrecasa, sin pintura, sin pose y revela infinitas ganas de hablar. Es capaz de vivir sin un mango por defender sus ideales. Reconoce que su trabajo es marginal... y se hace cargo.
En La Plata, estudió varios años con Nora Oneto, a quien calificó como una gran maestra: "Hice una obra con ella, donde actuaba y bailaba. Después empecé a estudiar con Bartis, Veronese y Tantanián en Capital Federal.
Decidió abordar al teatro desde la dirección...
No exclusivamente. En este momento me dedico más a la dirección que a la actuación. Desde el '91 vengo realizando varios trabajos de danza, teatro y música. "Manuscritos", la obra anterior basada en textos de Poe, fue una de las más importantes; con ella fuimos a Uruguay y ganamos el concurso de la Comedia Municipal.
Donde trabajo más con el cuerpo es en la danza; tengo un grupo de danza-teatro que se llama "Media-Chilena", allí sí soy intérprete.
¿Cómo se formó el elenco de "Eterna"?
Hay una opinión sobre el teatro que nos une: producir algo sensible es el objetivo. La transformación es lo que más valorizamos. Ser un actor versátil y tener capacidad de adaptación es indispensable.
¿Cómo trabaja la puesta en escena?
Nos ejercitamos mucho a partir de improvisaciones. En esta obra en particular, tomamos temas o capítulos de "La ciudad ausente" que creímos trascendentales en cuanto a lo que dicen, pero no le dimos importancia a quien lo decía.
Cuando Piglia vio la obra, le llamó la atención este aspecto: los personajes de su obra no dicen lo mismo que los de la mía; los textos son dichos por todos y se repiten. Le resultó interesante que hayamos podido crear cierta ficción en el teatro; el creía que era imposible.
¿Qué opinión tiene sobre el teatro de investigación?
A mí no me interesa la clasificación ni discutir si esto es o no es teatro; yo quiero hacer algo que conmueva. Tampoco me interesa representar simplemente un texto; éste debe ser un lugar del cual se pueda ir y venir, no una cosa rígida que te condiciona. Los textos tienen que ser afrontados desprejuiciadamente. Son multiplicadores.
En Capital tenía un ayudante que decía: "En este estudio, si tienen que representar a un pianista no vayar a encargar un piano de cola, dibújense las teclas en los dientes". No debo representar la realidad, debo opinar sobre ella. Los espectadores pueden decir no entiendo... pero me gusta.
Fuente: Diario Hoy, Espectáculos 4 de noviembre de 1998
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