El viernes, Fabiana Micheloud y Néstor
Rosendo regresan a la ciudad donde crecieron
con una obra que busca provocar
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NÉSTOR ROSENDO Y FABIANA MICHELOUD |
El ganador del Nobel Darío Fo y Franca Rame, su pareja, escribieron hace cuarenta años una mordaz y dolorosa crítica al matrimonio y la sociedad bajo el disfraz de una comedia de casados. Décadas más tarde, buscando proyectos para trabajar entre los dos, Fabiana Micheloud y Néstor Rosendo se encontraron con el texto de “Pareja abierta”. Y se enamoraron.
Socios en la creación teatral, Micheloud y Rosendo protagonizaron la obra, con dirección de Rosendo, durante tres temporadas en Buenos Aires (donde todavía siguen, en el Paseo La Plaza). Ahora, por única noche, la traerán a La Plata el viernes: desde las 21.30 se subirán al escenario de Teatro Abierto (63 entre 3 y 4) para encarnar a Pío y Antonia, un matrimonio que ante la perspectiva de un amor que se desvanece, discute abrir la pareja.
Será “una noche muy especial”, dice Micheloud, en diálogo con EL DIA: es que la actriz, oriunda de Colón, Entre Ríos, “hice casi todos mis estudios en La Plata, mi vida teatral comenzó allí”; mientras que Rosendo es nacido y criado en nuestra ciudad. Sin embargo, “nunca volvimos a La Plata a hacer teatro, nos fuimos en los 90, son muchos años. Incluso salimos de gira con obras que hemos hecho, y no se dio volver”.
El regreso será con un texto que, aunque tiene casi medio siglo, pone sobre la mesa un tema muy en boga: la posibilidad del poliamor y la pareja abierta como potencial solución al enclaustramiento matrimonial. “Darío Fo y Franca Rame fueron visionarios”, dice al respecto Micheloud. “Incluso, en la forma en que plantean estos cambios: la obra ofrece la visión masculina y la visión femenina de la apertura de la pareja, y de cómo lo ve el entorno, la familia, la sociedad”.
Esa doble perspectiva fue lo que más cautivó a Micheloud y Rosendo sobre la obra que protagonizan Pío y Antonia, el matrimonio que analiza y detalla frente al público los sinsabores de su vida conyugal. Ambos personajes, dominados por el desencanto y la derrota de los ideales, buscan desesperadamente sobrevivir a la rutina y salvar su vínculo.
“La propuesta del cambio sale del varón: la única manera de seguir conservando esta institución caduca, el matrimonio, era hacer el amor fuera de casa. La mujer lo toma de otra manera, empieza a ver sobre sus espaldas la mirada de la sociedad, ve desafiadas sus costumbres, su crianza”, dice la intérprete.
En ese sentido, la obra “no solo cuestiona la institución matrimonial sino todas las instituciones sociales”, analiza Micheloud. “Fo fue siempre polémico, la obra tiene mucho de él, lo cuestiona todo: lo pone en el tapete y deja la pregunta, te enfrenta a esa realidad”.
LUCHA DE PODERES
Pío es, de hecho, una especie de alter ego de Fo: disfruta de desafiar a la audiencia. “Son dos personajes muy intensos, de esos que dejan jugar”, dice la actriz, profesora y también dramaturga. “Ella es muy intensa, todo el tiempo al palo con lo que le pasa; y él es terrible, para todo tiene un argumento”.
El duelo entre ambos (“hay una lucha de poderes”, dice Micheloud) se potencia por la relación creativa entre Rosendo y Micheloud, que llevan muchos años trabajando juntos y “ya nos leemos los pensamientos”. Ese duelo, al finalizar la obra, queda abierto: ¿quién tiene la razón? La respuesta queda abierta.
Y es así por diseño: la intención de Fo es provocar, revolver. “Tanto los autores como el director apuntan a meter el duelo donde más duele”, se ríe Micheloud. Hay incluso una intención de tomar desprevenidas a las parejitas que se meten en el teatro una noche caminando por Calle Corrientes. “El título le tira comedia, le tira algo liviano, y la obra comienza con una especie de stand up, con los personajes contando sus sinsabores desde su punto de vista, a partir de la propuesta de abrir la pareja”, describe la actriz; así el público va entrando en la obra, pero “la cosa se torna más dramática”, crece en tensión, crecen de tenor las discusiones, cuando “el hombre descubre que la mujer ya no es su posesión, es una mujer independiente… Ahí, la cosa empieza a cambiar”. Al final, “te vas con un poco de dolor”.
Y el público que entró dispuesto a ver una comedia sobre estereotipos matrimoniales queda conmovido. Y empiezan las discusiones. Micheloud cuenta incluso que Rosendo tiene muchas veces que aclarar, al final de las funciones, que él no es el personaje que interpreta, no comparte su punto de vista. Y también relata que en la página de la obra en Alternativa Teatral, se arman debates, al igual que a la salida del teatro, “discusiones acaloradas, el público nos responde, discuten entre ellos”.
Pero, en definitiva, “eso es lo que le gusta mucha gente que va al teatro: que les haga salir pensando, salir charlando con el compañero, que les deje algo para cuestionarse, para debatir. Si no, la obra queda en el pasado”.
Fuente: EL DIA
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