Bajo la dirección de Fabián Martín, la pieza de Daniel Santos que pone a prueba al espectador ofrece sus últimas funciones
![]() |
"Las esposas" |
Tras una serie de exitosas presentaciones en la Ciudad, “Las esposas”, de Daniel Santos, bajo la dirección de Fabián Martín, se despide este sábado de la cartelera platense con una historia de suspenso hitchconiana que pondrá al espectador en el banquillo… del jurado.
La pieza, protagonizada por Carolina Mónico, Gastón Beltramini y Guillermina Mónico, está ambientada en los años 50 y presenta a un hombre, que, desde Bariloche, llega a Buenos Aires con la idea de cobrar la herencia de su esposa desaparecida, a quien cree muerta. Sin embargo, cuando entra a la habitación del hotel en el que se aloja se sorprende al encontrarse cara a cara con ella. La que ve, ¿es realmente su mujer o está soñando? Ella le presenta pruebas, lo quiere convencer, pero él no la reconoce.
En medio de esa confusa situación, una amiga de su esposa llega a la habitación y certifica que sí, que es su mujer, que está viva. Pero él no está seguro, duda. La realidad de este hombre empieza a derrumbarse, cayendo en la confusión. ¿Quién dice la verdad? ¿Quién miente?
De esto va “Las esposas”, el thriller teatral de Santos -reconocido por su amplia trayectoria como autor y director de obras de suspenso- que tendrá dos últimas funciones este sábado, a las 20 y 21.30 en Escenario 40, 40 entre 18 y 19.
En su primera lectura, Fabián Martín encontró en el texto señales que consideró que podrían cuadrar a la perfección con la estética sembrada en las películas de Alfred Hitchcock, y no dudó en incorporarla a su puesta.
Se trata, según definió en diálogo con EL DIA, de “un suspenso que si lo vemos ahora es algo light”, algo ideal para el texto que se presenta “tranquilo, con bastantes idas y vueltas”.
Admite el director que es difícil generar en el teatro el clima de tensión permanente que reina plácido en los formatos audiovisuales, por eso, “lo que hicimos fue dar tiempos, crear suspenso entre las miradas, con las luces, con la música”.
JUEGO DE REPRESIÓN
El peso, claro, también está puesto en la capacidad interpretativa del elenco, “que, como un realismo ruso, dice una cosa con la voz pero otra con el cuerpo”, siendo parte los actores de un juego de represión de sentimientos, en tanto sus personajes tienen algo que ocultar y que deben disimular.
A través de diferentes recursos cinematográficos, que hasta incluye un flashback para “enriquecer un poco más el texto”, la puesta pone al espectador como el cuarto protagonista de esta historia, en tanto debe ir siguiendo los acontecimientos con mucha concentración para dilucidar a quién le cree, a quién no, y por qué.
“El rol del espectador está buenísimo porque juega a quién creerle. Es lindo ver lo que pasa con la gente porque le damos las herramientas para que cada uno arme su propia historia”, cierra Martín, para quien el teatro, además de entretener, tiene que hacer reflexionar.
Fuente: EL DIA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario