Mañana y el sábado se realizará el estreno del documental de Osvaldo Sudak sobre el epicentro de la música local
10 de Mayo de 2018
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“El templo del rock” / Osvaldo Sudak |
El estreno iba a ser el viernes pasado, pero la Ciudad se quedó sin luz y Osvaldo Sudak, realizador de “El templo del rock”, rockumental por los 10 años de Pura Vida, tuvo que esperar: el domingo se realizó una especie de preestreno chico en el bar que ha oficiado de usina del rock platense en la última década, pero finalmente el estreno “oficial” será mañana, en el Cine Select del Pasaje Dardo Rocha, en un evento que incluirá un show en vivo previo a la proyección a cargo de Embajada Boliviana.
El evento, que volverá a repetirse el sábado con show previo de Leo Road y Horrorwhite, proyectará en la pantalla del Select una cinta de dos horas que además de retratar las ya míticas fiestas del “Pura”, la diversa movida rockera local y la lucha que se vive hace años para evitar la clausura del bar, homenajeará a Caio Armut, referente del lugar fallecido recientemente.
“Una sobredosis de rock and roll”, define Sudak el filme, porque ese recorrido se hace a través de los shows en vivo y entrevistas a 60 bandas, que relatan la lucha del Pura: entre los combos que suenan en el rockumental se cuentan Pérez, Miró y su fabulosa orquesta de juguete, Embajada Boliviana, Billordo, Yaitans, Mostruo!, Hojas Secas, Los Bluyines, Guacho, Malayunta y Santiago Motorizado.
“Encontré un universo cinematográfico hecho: solamente tenía que caer en las fechas correctas, decidir qué filmar”, cuenta Sudak, que comenzó con el proyecto de “El templo del rock” tras filmar “Alto bardo”, documental sobre “una fiesta que hice en mi casa, se descontroló, y vino la policía”: Sudak entrevistó y filmó a las bandas que tocaron en su casa aquella noche en Pura Vida, donde conoció a Diego Cabanas, dueño del lugar.
En medio de aquel rodaje, comenzó el último enfrentamiento de Pura Vida con las autoridades para evitar la clausura, y nació así la nueva película de Sudak, que le dijo a Cabanas: “Con esto hay que hacer una película, porque la realidad supera la ficción”. Cabanas abrazó la idea, sumando además que el décimo aniversario del bar estaba por cumplirse: todo redondo.
Sudak se lanzó así a retratar a través de los músicos que se presentan en el establecimiento la energía de la movida local y la lucha de Pura Vida como un espacio simbólico de la resistencia artística, que se concentra en espacios culturales que “le joden” al Estado porque “son justo los lugares donde no se puede controlar lo que se piensa”.
“NO LO PUEDEN CONTROLAR”
El cineasta realizó esta búsqueda desde otro espacio en lucha como el cine: para Sudak “todos los gobiernos” intentan “tomar el control del cine, el control de los medios, para ser único difusor de la cultura, cerrar todo y reducirlo a las opiniones oficialistas”.
“Pero estos lugares no los pueden controlar”, dice sobre el cine, el arte y, puntualmente, sobre Pura Vida: “No pudieron cerrarlo porque cortaron la calle, fueron mil personas a manifestarse, recibieron apoyo de gente muy grosa que desfiló por el bar. Todos se pusieron esa camiseta porque representa un lugar de libertad donde se hace arte”.
Y eso, a pesar de que el Pura es un espacio comercial. Sin embargo, ha construido su mística a partir de un espíritu más ligado a lo cooperativo, permitiéndole a bandas sin antecedentes debutar en su escenario “y a todo lo que no es mainstream existir”, brindando un escenario, luces y equipos a las bandas y también la puerta, lo que le permite a los grupos ganar incluso un poco de dinero.
Ubicado casi simbólicamente frente a la Facultad de Bellas Artes, Pura Vida se transformó a partir de esas premisas en una usina de rock y expresión que “se hace eco de lo que pasa en su época: si la gente tiene hambre, si no puede expresarse, si retrocedemos en materia de derechos humanos, si se pierden lugares que se habían ganado, el rock se hace eco”.
Y Sudak también se hace eco de los tiempos: evitó mostrar bandas con denuncias por acoso y dio particular voz a eventos que tienen como eje la lucha feminista y por la diversidad de género, como las fiestas drag, “que me aportaron el glamour”, y las Wachas Riot, donde tocan bandas de chicas.
Con todos estos condimentos, su película se inscribe como una más dentro de su filmografía políticamente incorrecta. “Desde lugares así no puedo pedir subsidios de nada”, cuenta risueño sobre el financiamiento del filme el cineasta, que confiesa que la película fue realizada con cero pesos: Sudak filmó, tomó el sonido de Pura Vida y la posproducción fue realizada ad honorem por gente del bar.
El espacio de Pura Vida, un lugar chiquito donde la cercanía con la banda es total, permitió “mostrar el rock de una forma que otro cineasta no puede hacerlo”, cuenta Sudak, que buscó “no hacer un documental periodístico, sino darle a la película un marco mítico: quería hacer una película de rock donde si tenía que elegir entre la verdad y la leyenda, me quedo con la leyenda”.
Allí emerge la idea de Pura Vida como un “templo pagano” donde los creadores de la alquimia que fusiona arte, lucha y amistad son los músicos: “La película se cuenta a través de los músicos y su entrevista: no hay una voz en off, son ellos mismos los que van contando la historia y fui tratando de encontrar entre ellos mismos disidencias”, explica Sudak, porque, como dice el cineasta que decía Pepe Fenton, “el rock es la imposibilidad de la síntesis”: no hay una intención didáctica, entonces, sino el retrato de un movimiento colectivo vivo, contradictorio, mutante, que tiene su epicentro en ese templo platense.
Para agendar
•Qué: “El templo del rock”, proyección del documental con show de Embajada Boliviana (mañana) y Leo Road y Horrorwhite (sábado)
•Cuándo: Desde las 22. Los shows comenzarán antes de la proyección.
•Dónde: Cine Select, 50 entre 6 y 7
Fuente: EL DIA
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